La Vuelta 2022 no llegará a la Bola del Mundo, pero le dará a Navacerrada un papel estelar…
Cuando alcancemos esta impresionante cima llamada la Bola del Mundo y nos fotografiemos junto a su “cohete” nos sentiremos como Tintín pisando la luna, reeditando la famosa portada del libro de Hergé, el viejo repetidor instalado en lo más alto, nada menos que a 2257 metros de altitud, y que en su día Ezequiel Mosquera la tildara de escenario irreal, sacada de un cuento como “El Señor de los Anillos”.
Quién mejor que el propio Ezequiel para hablarnos con propiedad de esta terrorífica ascensión, cuando en septiembre de 2010 inscribiera su nombre como ganador en este muro de hormigón de 3,4 kilómetros, convirtiendo en épica su escalada y mítica su dureza, su altitud y sus vistas, haciendo realidad el sueño que un día tuvo Enrique Franco de llevar la Vuelta hasta lo más alto de la Sierra de Guadarrama, tan cerca y tan lejos que parece de Madrid.
Aquel día, aquella etapa, causó pánico entre los ciclistas pero mucha satisfacción entre los aficionados. El recordado Enrique no lo pudo lograr pero sí Javier Guillén que, de su mano, colocó esta subida en primera plana del ciclismo internacional profesional.
En el recuerdo, el ataque del ciclista de Teo (A Coruña) que a sus 34 años fue decidido a por la Vuelta, un poco antes de coronar Navacerrada, escalando esta pared con rampas de hasta el 20% a base de chepazos, mientras Nibali, por detrás, lo controlaba de cerca para no perder su maillot rojo. Ezequiel, entre la niebla, tocó meta sufriendo como nunca pero “disfrutando” entre tanta gente. Por temas injustificados, y que ahora no vienen al caso, aquella fecha y sin saberlo fue su último día de competición y lo hizo ganando aquí.