El neerlandés Tom Dumoulin (Jumbo-Visma) protagonizó a principios de año una de las espantadas más mediáticas y preocupantes que recordamos en tiempos recientes. No mediaba lesión –física– alguna para lo que, aunque nadie quería pensar en ello, podía ser un adiós definitivo al ciclismo.
Como él mismo explicó, fue una decisión tomada de un día para otro, pero cocida a fuego lento en su cabeza, cansada y saturada de la presión a la que se ve sometido un deportista de alto nivel en todo momento. Las piernas funcionaban, pero el de Maastricht no se veía con la fuerza mental necesaria como para afrontar una nueva campaña de esfuerzos y penurias sobre la bicicleta.
Por fortuna para él y para el ciclismo, este tiempo de desconexión ha permitido a Dumoulin volver a encontrar el ánimo y la motivación y la pasada semana se supo que volvería a ponerse un dorsal en la Vuelta a Suiza.
En su primera comparecencia pública tras el anuncio de su decisión, Dumoulin ha recordado los motivos que le llevaron a poner en pausa su carrera deportiva. “En un proceso que se desarrolló poco a poco durante los últimos años fui perdiendo de vista todo aquello que me gustaba y lo que quería alcanzar en la vida. Me habían sucedido tantas cosas que no encontré el momento para pensar en todo ello”.
En ese sentido, Dumoulin repetía lo mismo que argumentó el 23 de enero cuando decidió abandonar la concentración de Jumbo-Visma. “La vida de un deportista de élite avanza a toda velocidad. Eso comenzó a apretar de tal manera que comencé a encontrarme físicamente mal y cansado. Ya no rodaba bien y me divertía poco en la bicicleta. No sabía de dónde venía eso. Por eso tomé la decisión de parar por un tiempo”.
En estos meses que ha estado alejado de la competición y del ojo público –sólo se dejó ver en la salida de la Amstel Gold Race– “descansé mucho. Caminaba mucho con el perro, trabajaba en mi jardín, he dado muchos paseos con amigos y conocidos. He hablado mucho. No necesariamente con el objetivo de encontrar una solución”.
El corredor neerlandés explicó además que “en las primeras semanas no toqué la bicicleta, pero después empecé a tener ganas de nuevo y poco a poco me empezó a gustar más”.
Precisamente, su visita a la salida de la Amstel Gold Race supuso un momento de inflexión. “Realmente empezó a picarme de nuevo el gusanillo del ciclismo en la Amstel Gold Race. Pensé que era realmente genial estar allí y descubrí que pensaba que el ciclismo profesional era un mundo genial. Unos días después de la Amstel tuve una conversación exploratoria con Richard Plugge en la que le dije que los Juegos Olímpicos todavía estaban en el fondo de mi mente”.
Dumoulin prosigue su relato explicando que “también llamé a Koos Moerenhout, que me dijo que la puerta todavía estaba abierta, pero que el momento de anunciar la selección se estaba acercando. Ese fue el detonante para que me tomara realmente en serio mi regreso. No tardé en tomar la decisión definitiva”.
El corredor de Jumbo-Visma reconoce que “he pensado en los Juegos Olímpicos durante los últimos cinco años, así que es un objetivo que me ayudó a persuadirme a mi mismo para tomar la decisión de volver”.
Antes de volar a Japón con la selección de Países Bajos, Tom Dumoulin tiene previsto tomar la salida en la Vuelta a Suiza (del 6 al 13 de junio) y en los campeonatos nacionales de Países Bajos que celebran su prueba CRI el 16 de junio y la de fondo el 20 del mismo mes.