La llegada de Tom Dumoulin a Jumbo-Visma este año, donde el propio corredor ha reconocido que busca no ser el único referente de la estructura –como sucedía en Sunweb–, no fue muy bien recibida por algunos de sus compañeros, como Steven Kruijswijk, al que no le pareció una gran idea tener más competencia por la jefatura de filas en las grandes vueltas.
En una entrevista concedida a la revista semanal belga Humo, Dumoulin reconoce ahora que la coincidencia de objetivos entre él, Kruijswijk y Roglič es una bomba de relojería que seguramente acabe estallando en algún punto de esta temporada.
“Quería venir a un equipo en el que no fuera el único líder”, insiste el neerlandés, que añade que “Kruijwijk, Roglič y yo queremos ganar el Tour, así que en algún momento tendremos que aceptar que un compañero de equipo es mejor. En ese caso, tendremos que jugar esa carta y no seguir pensando puede que mi día esté por llegar. Por supuesto, eso va a traer alguna discusión, eso te lo puedo garantizar. Seguro que no me gustará que Roglič ataque si yo no me encuentro bien o viceversa, pero si nos mantenemos unidos con un mismo objetivo conseguiremos salir adelante”.
Dicho eso, confrontado con la posibilidad de que su compañero Primoz Roglič salga vestido de amarillo de la primera semana del Tour, Dumoulin asegura que se plegará a los intereses del equipo. “Firmé para eso. Si Primoz es el más fuerte, tampoco le habría ganado estando en otro equipo”.
En cualquier caso, el corredor neerlandés cree que “todavía soy capaz de ganar una gran vuelta” y no se amilana a causa de los pocos kilómetros de lucha contra el crono que presenta la edición de la Grande Boucle de 2020. “En 2018 tampoco había mucha contrarreloj, perdí mucho tiempo en el Muro de Bretaña y no llegué con una gran preparación y, pese a todo, conseguí terminar segundo. Ya en 2018 iba mejor en la montaña que en 2017”.