Dumoulin, preocupado por sus ‘posaderas’

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La postura forzada de la contrarreloj no ayudó a mejorar la dolencia de Dumoulin

Nicolás Van Looy / Ciclo21

En apenas una semana, Tom Dumoulin (Giant-Alpecin) ha conocido días de vino y rosas y las más dolorosas miserias. El holandés tocó el cielo al convertirse en el primer líder del Giro de Italia ante su propio público para delirio de una nación, Países Bajos, conocida, precisamente, por su amor a la bicicleta.

El empuje de Marcel Kittel hizo que el jefe de filas del Giant-Alpecin tuviera que ceder la maglia rosa un día al velocista alemán, pero nada más llegar a tierras italianas, sumó otras cuatro jornadas para completar las seis que, por el momento, ha sido portador del jersey que distingue al líder del Giro de Italia.

Sin embargo, todo comenzó a ir mal, muy mal, el día del sterrato camino de Arezzo. Aquella jornada maravillosa en la que sucumbió ante el ataque furibundo y brutal de un Valverde desencadenado. Fue, grosso modo, el único de los favoritos que no pudo seguir el ritmo del murciano. Apajarado y con muy mala cara, llegó a meta cediendo menos tiempo del que inicialmente parecía que se iba a dejar por el camino. No era una buena noticia, claro está, pero sólo 24 horas más tarde esperaba la crono larga de esta carrera o, lo que es lo mismo, el terreno en el que Dumoulin debía de ser capaz de recuperar el tiempo perdido y, a ser posible, volver a sacar algo de ventaja respecto a sus rivales.

Pero eso no sucedió. El holandés, el mejor especialista en la lucha contra el tiempo de cuantos hombres aspiran al más alto lugar del podio de Turín, falló. En Chanti, Dumoulin se dejó 39 segundos respecto de Andrey Amador –ojo al tapado costarricense– y sólo fue capaz de meterles 15 segundos a Nibali, 22 segundos a Landa, 26 segundos a Valverde y 1:53 a un Zakarin que tuvo una avería y que se cayó dos veces. Un bagaje, claro está, a todas luces insuficientes.

El holandés ha aprovechado el día de descanso para, literalmente, lamerse las heridas. Las mentales y las físicas, que de las dos arrastra el corredor que fuera la gran revelación de la pasada Vuelta a España. Tal y como le ha reconocido a la cadena neerlandesa NOS, lo que más le preocupa en estos momentos es conseguir recuperar sus ‘posaderas’. Dumoulin lleva varios días con molestias en la zona sobre la que apoya todo su peso a la hora de sentarse sobre el sillín y reconoce que “esto tiene que mejorar mucho, porque si no es así, las cosas se van a complicar mucho”.

La contrarreloj de Chianti fue un auténtico calvario para el holandés, que ahora explica que “los días anteriores ya tenía molestias, pero la postura para rodar en la contrarreloj no ayudó nada”. Sin embargo, Dumoulin reconoce que las cosas no mejoran demasiado. “Me pongo una crema antibiótica y voy sin calzoncillos el mayor tiempo posible. Mucho más no puedo hacer”.

Dumoulin no cree que mañana, en la montañosa jornada que servirá para retomar la competición en el Giro de Italia, pueda estar con los mejores. “En estos momentos, eso es algo que no es posible. Realmente, espero que mis ‘posaderas’ mejoren pronto. Sólo en ese caso veo que puedo tener alguna opción en este Giro. No de cara a la general, pero todavía hay etapas en las que será posible meterse en una escapada”.

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