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Femke Van den Driessche (dcha) no podrá escudarse en ningún fallo normativo
Ha estado, tal y como ya explicamos detalladamente en Ciclo 21, a punto de convertirse en uno de los ridículos más espantosos y surrealistas de la historia de la burocracia y del deporte. El affaire Van den Driessche estuvo amenazado por una de esas absurdas interpretaciones de las leyes y las normativas, pero incluso en un país tan acostumbrado a los absurdos como es Bélgica, finalmente ha imperado la cordura y el sentido común.
Philippe Muyters, el Ministro Flamenco del Deporte, aseguró el pasado día 10 de febrero que algunos aspectos del caso del hallazgo de un motor en una de las bicicletas de Femke Van den Driessche en el pasado mundial de Zolder podrían chocar frontalmente con el articulado de la actual ley antidopaje de aquel país –nos referimos a la legislación penal, no a la ley deportiva– y que, por lo tanto, podría darse el caso de que no fuese posible sancionar a la corredora.
Pero ha sido el propio Muyters el que hoy ha explicado que, como es lógico, “poner un motor en una bicicleta no es dopaje, sino un fraude mecánico”. Y lo cierto es que, aunque los periodistas siempre hemos usado el término ‘doping’ tecnológico en sentido figurado –de ahí que en este medio siempre se haya escrito entre comillas–, parece ser que el uso reiterado de este término podría haber suscitado dudas al respecto.
Este detalle, que podría parecer menor, permite que la justicia belga no deba de actuar en el caso Van den Driessche. La legislación de aquel país obliga a que, en caso de producirse un caso de positivo, debe de actuar y ratificar cualquier sanción del ámbito deportivo. Sin embargo, la aclaración arriba mencionada permite, en palabras del político flamenco, que quede demostrado que “no estamos hablando de dopaje, sino de fraude tecnológico, que es el mismo término que usa la UCI y, por lo tanto, es su función determinar la sanción a imponer”.
