El casi pleno de Miguel Indurain en el Giro de Italia

Miguel Indurain en el Giro de Italia

Indurain en el Giro: dos victorias y una tercera plaza. Solo con esa estadística tan apabullante, uno toma conciencia de la naturalidad con la que ganaba el mejor ciclista español de la historia. Una naturalidad, sea dicho, no exenta de sufrimiento y obstáculos. Indurain tuvo su estreno en el Giro en 1992, llegaba como ganador del Tour y un saco de incógnitas sobre sus opciones.

Preparar su segundo asalto a la Grande Boucle era su único objetivo en Italia pero, ganó: «Llegué con la incertidumbre propia de quien llega a una carrera que no conoce. Todos me comentaban que era una carrera muy a la italiana, donde los italianos atacaban mucho. Mi idea era preparar el Tour, aunque si la carrera se ponía tiro no se podía desaprovechar. Una vez salvamos la primera parte nos dimos cuenta de que podríamos luchar por la victoria».

Se vistió de rosa en Arezzo y reforzó su liderato un día después en la crono de Sansepolcro. Reconoce que «no fue una victoria fácil porque en definitiva no dejas de ser un rival para todos los italianos», pese a ello reconoce haberse sentido «muy bien acogido por el público». «En alguna ocasión se oía hablar de alianzas entre corredores italianos –sobre todo en su segundo Giro- pero al final cada uno fue a lo suyo«.

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