A pesar de tener unos escasos dos millones de habitantes en apenas 20.000 kilómetros cuadrados, Eslovenia se ha convertido en una de las grandes potencias mundiales del ciclismo, gracias no sólo a Primoz Roglič y Tadej Pogačar, sino también a una notable ‘clase media’ en la que se incluyen a corredores como por Matej Mohorič o Jan Tratnik.
Pero Eslovenia, el primer país en escindirse de la antigua Yugoslavia y en el único en el que no hubo conflicto bélico de por medio, no quiere ser sólo ciclismo en carretera. En 1996, el velódromo de Češča, en las afueras de Novo Mesto, acogió las pruebas del Mundial junior que por entonces era conjunto para las dos disciplinas y donde estuvieron, por ejemplo, Arnaud Tournant y Rene Wolff o los españoles José Antonio Villanueva, Táfol Forcadell o Toni Colom. Un recinto descubierto de 250 metros y una pendiente máxima de 44 grados, que comenzó a construirse apenas un año antes, y que recibió elogios unánimes por su excelente pista, aunque como suele suceder en muchos lugares del mundo, apenas tuvo uso en los años siguientes hasta quedar prácticamente sin actividad en 2012.
En vez de dejarlo abandonado a su suerte, se optó por un proyecto para cubrirlo y destinarlo a distintas actividades deportivas, fundamentalmente al atletismo. Y para ello se eligió un sistema que ya hemos visto en otros lugares, una cubierta translucida formada por una membrana hinchable de doble capa y que se mantiene estable gracias a la presión del aire, pero garantizando la circulación del aire en el interior. Ni que decir tiene que la pérdida de energía o de presión activa un sistema de emergencia por lo que en ningún momento corre el peligro que se desinfle.
El nuevo Olympic Center Novo Mesto fue inaugurado oficialmente en noviembre de 2019, aunque aún están por terminar algunas instalaciones anexas para este gran proyecto multideportivo, que de momento ha tenido una acogida mayor entre los atletas que entre los ciclistas, en parte a causa de la pandemia, que obligó a limitar su actividad.
Sin embargo, el momento del ciclismo ya ha llegado, y a finales de octubre se disputaba el Campeonato de Eslovenia, en el que se dejaron ver algunos jóvenes pistards que aspiran a imitar a sus compatriotas ruteros. Si bien es cierto que los medios dedicaron más atención a la curiosa historia de Edo Žalar, prácticamente debutante a los 46 años, lo cierto es que los grandes protagonistas fueron bastante más jóvenes como los veintiunañeros Anže Skok, velocidad, kilómetro, scratch y omnium, Matevž Govekar, eliminación y puntuación, ganando ambos de forma conjunta la madison, o el persecucionista Matic Žumer, de 24, sin olvidarnos del multicampeón junior Natan Gregorcic.
En féminas tenemos a Ana Ahačič, de 19, ganadora de las cinco pruebas en liza, eliminación, puntuación, scratch, persecución y 500 metros, con protagonismo también para dos ciclistas de su misma edad como Emma Žibert o Tjaša Sušnik, así como la juvenil Nika Bobnar.
Matic Šmon, uno de los pocos pistards eslovenos que hizo carrera a nivel internacional, considera que hay muchas oportunidades para progresar, y aunque quizá las aspiraciones de estar en París 2024 son poco realistas, estamos seguros de que será una potencia emergente en pocos años.