Asombrados aún por la exhibición de Contador en la primera etapa en la Vuelta al País Vasco, o por el desenlace victorioso de Cancellara en Flandes, no debemos olvidarnos de dos carreras pequeñas, modestas, ‘continentales’, que tuvieron lugar este fin de semana en nuestro país: el Trofeo Miguel Indurain, que tuvo el mejor de los triunfadores posibles en la persona de Valverde, y la Vuelta a La Rioja, cuyo desenlace le fue propicio al mejor sprinter del pelotón que se dio cita en Logroño, el australiano Matthews, lo cual también es un punto positivo para la imagen de la carrera.
Sin embargo, es muy posible que ninguno de ellos –o de sus compañeros- puedan inscribir su nombre en el palmarés futuro de ambas pruebas.
Y es que por mucho que el proyecto de reforma del ciclismo profesional diga que no va a haber cambios en los circuitos continentales, las matemáticas, como el algodón, no engañan. Actualmente un ProTeam, con una plantilla que puede alcanzar los treinta corredores puede estar presente en tres frentes de forma simultánea, pero si su nómina se reduce a 22 corredores, sólo podrán estar en dos carreras a la vez. Dicho de otra forma, tendrán que ser más selectivos a la hora de planificar su calendario y naturalmente, se descartarán determinadas pruebas… de los circuitos continentales. Eso, por no elucubrar y malpensar en limitaciones reglamentarias aún no publicitadas: ¿por no contempladas, por no solucionadas… o por no meter el miedo en el cuerpo?
No olvidemos tampoco ese filial pergeñado en el proyecto que a lo mejor es el que se dedica a cubrir ese calendario continental. Y si al organizador del Indurain, de La Rioja… y de buena parte de las carreras nacionales que quedarán fuera de las dos divisiones del Wolrd Tour les dicen que podrán contar con Movistar, Tinkoff o Katusha… pero sin alinear a Valverde, Contador o ‘Purito’ y liderados por un joven prometedor imberbe sub23, imaginemos lo que dirán o harán con sus carreras.
Equipos sin futuro
Más problemático se presenta el panorama aún para los equipos que no queden encuadrados en esas dos divisiones, en esa élite de 24 conjuntos ProTour. Por cierto, el proyecto de la UCI no dice nada sobre los movimientos entre esa Primera B y el grupo continental pro y el tema puede cambiar pero que mucho si hay más oferta de aspirantes que plazas disponibles. Pero no adelantemos acontecimientos, que tiempo hay hasta 2018.
Y es que, ahora mismo, un equipo continental puede obtener su ‘wild card’ para grandes Tours, para carreras por etapas o para clásicas del World Tour. Con equipos de nueve corredores, hay cuatro puestos libres para invitados; con formaciones de ocho, hasta siete. Pero con el nuevo esquema, con 16+8 equipos en las dos divisiones ProTour, ya no quedarían plazas en las tres ‘grandes’ (o si quedasen sería una aberración invitar a un continental dejando fuera a un proTour, aunque fuese de primera B). Y en las clásicas, podría quedar alguna plaza más (una por lo menos)… a la que aspirarían decenas de equipos. Volviendo al terreno de la elucubración, aunque consecuente: un equipo como el Caja Rural actual se quedaría fuera no sólo de las ‘grandes’ sino de buena parte de las pruebas ProTour.
La creación del UCI ProTour se concibió con la filosofía de “los mejores corredores en las mejores carreras”, pero esta segunda reforma no corrige sino algunos aspectos puntuales y profundiza en los problemas existentes, y sobre todo en uno: “las ‘peores’ carreras, sin los mejores equipos; los ‘peores’ equipos, fuera de las mejores carreras”. ¿Justo? No lo sé. ¿Preocupante? Por supuesto.