Estupendo día el que se vivió el pasado 4 de junio. Inmejorable para celebrar el Desafío Titánico. Fue como si la naturaleza hubiera dedicado su mejor cara para recibir a este evento tan ligado a ella, colaborando para dar a conocer los extraordinarios, únicos y diversos parajes de la provincia de Castellón, espectaculares todos ellos. Y no sólo fueron las vistas. Las tormentas de las tardes anteriores hicieron que sus bosques, pastos y hierbas se mostraran en todo su esplendor y deleitaran a los participantes con un increíble aroma durante todo el recorrido. Una ruta que fue un verdadero placer para los sentidos.
La prueba consistió en superar 14 puertos con 5.500 metros de desnivel acumulado a lo largo de los 285 kms. de que constó el recorrido. Con salida en la playa de Marina D’Or en Oropesa del Mar, se subió hasta los 2.000 m de altitud, pasando por el pueblo más alto de España Valdelinares y la estación de esquí allí ubicada. Se pudo participar sobre cuatro diferentes modalidades: sólo, dúo, trío o equipo de 4 a 7 integrantes, un formato diferente donde primó el trabajo y espíritu de equipo y la gesta individual. Cada cual a su ritmo, sin pelotones, marcándose cada uno su objetivo.
Un mar de sensaciones vivieron los participantes. La tensión inicial ante la duda de conseguir finalizar, el entusiasmo al ir superando puerto tras puerto, el esfuerzo y el sufrimiento que ello suponía. Hundirte y resucitar, las crisis que golpeaban fuerte y que a todos los cicloturistas visitó, a algunos incluso en varias ocasiones, y sacar el pundonor para superarlas con una mentalización especial que les hacía continuar a pesar de que el cuerpo les pedía parar, el compañerismo y la solidaridad que mucho tuvo que ver en que algunos acabaran. Gente que no se conocía de nada parecían amigos de siempre, capaces de sacrificarse ayudando y animando a los compañeros de ruta. Muchas y diferentes emociones vivieron durante los muchos kilómetros y puertos, pero fue en la meta donde hubo una explosión de júbilo por la satisfacción del reto conseguido, emoción que también sentimos desde la organización que se convertía en admiración por estos titánic@s hechos de una pasta especial capaces de superar todos los límites para conseguir su hazaña. Una gesta ciclista épica que jamás olvidarán, como dijeron todos los que formaron parte del pelotón participante, cuya frase más repetida fue «estoy flipando». Y es lo que tiene este tipo de ciclismo, que te hace alucinar y que te engancha.
Se dieron seis cajones de salida cada 15 minutos, el primero a las 6:45 y el último a las 8:00. Los primeros en llegar juntos a Marina D’Or fueron Jorge Amela en sólo, con salida a las 7:45, y Jonathan Sánchez y Juan Pablo Muñoz en dúo, finalizando a las 17:52 horas. Jorge protagonizó una espectacular remontada para conseguir el mejor tiempo 10:06, totalmente concentrado fue pasando a casi todos los participantes, seguido del veterano Pedro José Montero, con 10.30 quien el sábado anterior también había disputado La Titánica.
Todos ellos comunicaron su propósito de volver el próximo año. Enormes los componentes de la organización, olvidaron el revés del sábado y demostraron su pasión y buen hacer por este deporte. Se multiplicaron ofreciendo una magnífica cobertura a todos los participantes con la ayuda de los cinco motoristas de motos de enlace, de los ayuntamientos y voluntarios de Oropesa del Mar, Vistabella, Benafigos y Costur y de Marina D’Or. Para finalizar, convocaron tanto a las instituciones como a los participantes para volver de nuevo cualquier sábado de junio del próximo año 2016.