La mayoría casi absoluta de ciclistas en la historia de este deporte exultan felicidad cuando son líderes de una vuelta y mucho más si es en -por orden cronológico- Giro de Italia, Tour de Francia y/o Vuelta a España. » Un sueño hecho realidad», «el mejor día de mi carrera deportiva» y otras frases típicas y tópicas suelen adornar las voces de estos privilegiados tras su podio mágico que en el caso de la ronda española ya conocen 87 corredores locales.
La 71ª edición de esta Vuelta pasará a los anales por todo lo contrario. El maillot rojo -color nada baladí y patrocinado por una potente firma de supermercados francesa- de líder de la clasificación general por tiempos se ha tornado en una prenda incómoda, áspera, rehusada, regalada y otros tantos participios a añadir que no estará agradando a Unipublic y su «madre» ASO, propietarios del evento. Lo casi nunca visto está pasando. Primero fue el Sky con el ya desaparecido exarcoíris Michal Kwiatkowski cuando despedazó sus mínimas opciones trabajando antes del final del Mirador de Ézaro y donde Froome nunca pugnó por sucederlo. Un lugar donde minutos después se colocó de forma inesperada el despistado Rubén Fernández -celebró la etapa cuando la ganó antes Geniez-, lanzado por sus jefes Alejandro Valverde y Nairo Quintana dando el primer aviso de que no tenían ganas de subir al podio máximo.
Y aquí empezó la adelantada campaña navideña del Movistar. El primer regalo lo entregó el mejor sub-25 de España –líder del TOP Ciclo 21– al día siguiente colándose en una fuga y permitiendo la siguiente donde se insertó el agraciado colombiano del BMC, Darwin Atapuma, que se encontró con otro rojo diferente en su cuerpo gracias a la inacción del equipo coordinado por Eusebio Unzue y dirigido por José Luis Arrieta y con el murciano descolgado del grupo de favoritos. La primera jugada quedaba plasmada a costa de perder la prenda y dejando el control de la situación al conjunto estadounidense que lidera Samuel Sánchez.
La Camperona fue otro día colombiano, con Restrepo luchando por la victoria de etapa, Quintana perdiéndola por permitir una nueva fuga que encumbró al veterano Lagutin y Atapuma cediendo el rojo a su compatriota -que por fin atacó tras un Tour sin ofensivas- tras llegar extenuado a la exigente cima. «Nunca es pronto para tomar el maillot. Es mejor estar delante con unos segundos que detrás, tratando de ganarlos. (…) De aquí en adelante, con el gran equipo que tenemos, podré defenderme, empezando por mañana, donde en buena lógica habrá que esperar y ver los acontecimientos” fueron las palabras del flamante líder -el boyacense suele decir siempre lo que piensa- que se esfumaron en cuestión de horas.
Y David de la Cruz recibió la segunda dádiva navarra en el Alto del Naranco. Nueva fuga en la que se metió el catalán del Etixx y nueva estrategia anti rojo -color que coincide con el color de su rival telefónico Vodafone– desmontando los planes del portador del liderato camino de la cima ovetense permitiendo que llegaran los destacados -hipotecando opciones propias de sacar tiempo- y así desenrojecerse en una actitud que tensiona los espíritus deportivos siempre ambiciosos.
Como en San Andrés de Teixido, Valverde -también regaló el blanco de la combinada-, sin ambages, lo volvió a reconocer ante los medios de comunicación. «Es una situación perfecta para nosotros; ceder el maillot por poco tiempo es lo que queríamos«. Y a Quintana tuvieron que permutarle el discurso después de perder-ceder-regalar -llámenlo equis- cuando manifestó que «cediendo hoy el liderato damos un relevo que no nos preocupa. Seguimos muy bien, con fuerzas y bien rodeados. Es un cambio de líder que damos y seguimos adelante». Dos versiones diferentes en espacio de 24 horas a elegir por unos u otros. Un premio mediático -podios, entrevistas, fotografías y todo lo que conlleva- que Movistar -cuyo patrocinio con Abarca Sports parece cerca de renovarse– sacrifica en beneficio de otros corredores, equipos y empresas patrocinadoras. La otra razón es que así se deja de controlar en las siguientes etapas, pero el líder virtual -sin desmerecer al sabadellense- sigue siendo Quintana y su formación, líder del UCI World Tour.
Para entenderlo quizás haya que recordar lo que nos explicó Eusebio Unzue a Ciclo 21 en la entrevista exclusiva que concedió este invierno en su sede navarra de Egües. «Para los equipos los maillots es una especie de «regalo envenenado». Conseguir uno de ellos supone que tu patrocinador desaparezca. Eso es una realidad. Tenemos que convivir en nuestro deporte mientras no encontremos algún otro recurso para sobrevivir organizadores y equipos. En el ciclismo los premios son un castigo. Tú ganas y por ser líder de una clasificación te quitan tu maillot. Sería feliz ganando el maillot amarillo el último día«. Y esa última jornada clave -penúltima en el programa- es la de Aitana tras la contrarreloj de Calp. Ahí la táctica volverá a la ortodoxia y huirá de la especulación, pero, como siempre se dice, queda mucha Vuelta y entonces quizá sea tarde. O no.