El ciclista de 37 años, Óscar Fernández Pérez, murió en la madrugada del martes tras ser arrollado por un turismo cuyo conductor lo dejó tirado malherido sobre el asfalto y huyó inmediatamente del lugar. La Policía Municipal detuvo ocho horas después del accidente al supuesto autor del homicidio imprudente. Se trata de Mauricio Eduardo A. G., de 26 años, que tenía retirado el permiso de conducir hasta febrero de 2017 por cometer tres delitos contra la seguridad vial, según informaron fuentes policiales.
Los hechos ocurrieron a las seis y media de la madrugada, cuando todavía no había amanecido. El ciclista se dirigía desde el barrio del Pilar hasta su trabajo en la zona de Cuatro Caminos. Había recorrido ya cerca de dos kilómetros. Circulaba por el camino del Chorrillo, una vía arbolada con un carril para cada sentido de circulación que une las calles de Sinesio Delgado y de Villaamil. En ese momento, el conductor de un turismo lo arrolló y, tras arrastrarlo unos metros, lo dejó con heridas muy graves tendido junto a la acera. La víctima iba vestida con ropa deportiva y llevaba el casco puesto.
Fue un motorista que pasó por la zona el que encontró al ciclista. Se paró y avisó a los servicios de emergencia. Cuando llegaron los facultativos del SAMUR-Protección Civil, el cuerpo del deportista permanecía en el suelo, junto al bordillo. Había recibido un fuerte golpe en la cabeza y estaba en medio de un gran charco de sangre. Los sanitarios comprobaron que no tenía pulso y solo pudieron certificar el fallecimiento, dada la gravedad de las lesiones que presentaba y a la perdida masiva de sangre que sufrió.
La bicicleta estaba destrozada, unos 15 metros más allá del cuerpo del ciclista, con la rueda delantera separada del cuadro. Al lugar se desplazaron especialistas de la Unidad de Atestados de la Policía Municipal, que tomaron medidas en el lugar donde se encontraba el ciclista y su vehículo y recogieron muestras de los daños producidos en el turismo a causa del atropello. Debido a la hora nadie vio al conductor homicida, pero los vestigios recopilados en el lugar del siniestro condujeron a los agentes que patrullaban la zona hasta un Ford Focus blanco aparcado en el barrio y con señales de haber sufrido un accidente hacía poco tiempo, según fuentes de la investigación. Su propietario, un vecino de Carabanchel, aseguró al ser interrogado en su domicilio que le había dejado el coche a su sobrino, quien reside justo en las proximidades del lugar donde se produjo el atropello, cerca de Villaamil.
Los policías acudieron entonces al domicilio de este familiar, quien resultó ser Mauricio Eduardo A. G., de 26 años y condenado en 2012 por dos delitos contra la seguridad vial. Conducía bajo los efectos del alcohol y lo hacía de manera temeraria y negligente, según fuentes de la investigación. Eso le llevó a que un juez le retirara el permiso de conducción. Sin embargo, en febrero de este año la policía le volvió a detener cuando estaba al volante de un coche pese a carecer del carné de conducir. En esta ocasión el juez le impuso una privación del permiso que estaba vigente hasta el año 2017.
El detenido se negó a declarar sobre lo ocurrido ante los agentes de Tráfico y alrededor de las seis de la tarde fue conducido al registro central de detenidos del Cuerpo Nacional de Policía, cuya sede está en Moratalaz. Una vez pase a disposición judicial, será el magistrado de guardia el que determine si ingresa o no en prisión a causa de su supuesta reincidencia delictiva. El Juzgado de Instrucción número 50 se ha hecho cargo de la investigación del accidente.