El Freestyle busca su integración UCI camino de Tokio 2020

Fernández-Miranda, al fondo de la imagen © SpainWorldSport

Román Mendoza / Ciclo 21

Una de las imágenes más ‘impactantes’ de la pasada temporada ciclista fue ver a las participantes en un Campeonato del Mundo con una vestimenta muy alejada de la habitual en nuestro deporte. Con zapatillas deportivas de calle, el culotte había dado paso a pantalones vaqueros o de chándal, y el maillot, a ‘t-shirts’ comerciales. Incluso el casco que llevaban era más similar a los modelos que se usan en ‘skate’ o esquí. La española Teresa Fernández-Miranda, con el maillot de la selección pero con pantalones largos, era la única excepción a esa imagen del último ciclismo integrado en la UCI, el mal llamado BMX-freestyle.



La decisión del COI de incluirlo en el programa de Tokio 2020 en busca de dar una mayor espectacularidad y modernización a los Juegos Olímpicos, originó un movimiento peculiar dentro del seno del máximo organismo ciclista mundial, ya que esta disciplina, aunque practicada sobre bicicleta, jamás ha estado integrada dentro del ciclismo federativo o convencional. Lo primero que tuvo que realizar la UCI fue una normativa, aunque bastante sencilla, incluso de andar por casa, y crear un mínimo de competiciones, culminando en un Campeonato del Mundo que integró dentro del llamado ciclismo urbano, junto a trial y BTT-eliminator, y que se celebró el pasado mes de noviembre en Chengdú (China).

Denominación que induce a error

Y aunque se le ha llamado oficialmente BMX-freestyle, la denominación puede inducir a bastantes errores. Primero porque, salvo en el tipo de bicicleta que se usa, no tiene nada que ver absolutamente con el BMX que vamos poco a poco conociendo, y al que se le ha apellidado racing para evitar esta confusión.

Y segundo porque el BMX-freestyle contempla bastantes disciplinas según el escenario en que se desarrollan. Entre ellas, el park, que consiste en realizar una serie de acrobacias utilizando una serie de rampas y otros obstáculos, en un recinto especial -normalmente de cemento-, combinando con fluidez el paso de uno a otro: fue solamente en esta modalidad la que se disputó el pasado Mundial de Chengdú y la que veremos en Tokyo 2020.

No obstante, la UCI ya ha integrado en 2018 una segunda forma de freestyle, el flatland, de la que se dice podría tener también futuro olímpico, aunque a partir de 2024. De momento, es hablar por hablar, ya que ni siquiera estará presente en el próximo Mundial, que también se celebrará en Chengdu, integrado en ese concepto de ciclismo urbano.

En el caso del flatland, las acrobacias se realizan en una pista lisa y consisten básicamente en giros y acrobacias subidos en distintas partes de la bicicleta, procurando que los pies no toquen el suelo. Una disciplina que no difiere mucho del ciclismo artístico -poco conocido en España, pero con mucha tradición dentro de la UCI en países centroeuropeos-, aunque con una estética muy diferente.

En cuanto al dirt jump, los típicos saltos utilizando rampas compactadas de arena, no parece estar en los planes inmediatos de la UCI en cuanto a su integración, aunque todo puede suceder en búsqueda de esa pretendida ‘modernización’.

Escasa reglamentación

El Mundial de Chengdú fue bastante atípico en muchos sentidos, sobre todo por la escasa regulación oficial. Siempre desde arriba hacia abajo, la UCI ya ha confeccionado esta temporada un reglamento bastante más amplio, aunque las 36 páginas del mismo están muy lejos de las más de 200 del de ciclismo artístico que en muchos sentidos puede ser una referencia, ya que en éste se describen todas y cada una de las ‘piruetas’ que se pueden realizar, mientras que en el de freestyle tan sólo se habla de los distintos criterios para calificar la ejecución en base a conceptos como dificultad, altura, fluidez, originalidad, versatilidad, estilo, coherencia, variedad, maestría (en la ejecución y el dominio de la bicicleta), aterrizaje, utilización de la pista o ejecución. También se han establecido las funciones arbitrales, que quedaron muy en el aire en Chengdú, aunque aún queda por determinar la ‘capacitación’ de quienes tienen que juzgan a los contendientes.

Por cierto, en dicho reglamento ya se ‘obliga’ al uso del maillot en competición y en podio -aunque pueda ser sin mangas, algo radicalmente prohibido en otras disciplinas ciclistas- y a la prohibición tajante de cualquier tipo de lema sobre los mismos que pueda considerarse ofensivo.

El segundo paso en cuanto a la integración de estas dos versiones del freestyle se ha dado con la articulación de un calendario internacional, en cuyo escalón superior, aparte del Mundial, está la Copa del Mundo. Un circuito que tendrá cinco mangas: a la ya disputada este mes en Hiroshima (Japón) se le unirán a lo largo del año Montpellier (Francia), Edmonton (Canadá), Budapest (Hungría) y Chengdu (China), una semana antes del Mundial en disco escenario.

Solo nueve olímpicos

El marchamo olímpico ha conseguido atraer a buena parte de las figuras que estaban en otra órbita muy diferente -articulada en torno a los X Games y a exhibiciones con un componente fundamentalmente económico- y en Hiroshima se dio cita una interesante participación, tanto en park como flatland, aunque otros riders han decidido seguir alejados del ciclismo UCI. Es el caso de uno de los grandes referentes nacionales, Sergio Layos, que ha renunciado a afrontar el camino hacia Tokyo, y continuará con su desempeño habitual. Por el contrario, Teresa Fernandez y Daniel Peñafiel ‘Naran’ estuvieron tanto en el pasado Mundial como en esa primera cita japonesa, con la española en un interesante séptimo puesto. También compitió allí Jorge ‘Viki’ Gómez, que terminaba segundo, pero en flatland.

De todas formas, el sello olímpico del frestyle no es una puerta abierta para una amplia presencia de riders en los JJ.OO. Al contrario: las recientemente publicadas normas de clasificación olímpica contemplan solo nueve pilotos por sexo, con una de las plazas está reservada por invitación para un piloto japonés. El mejor país en el ranking tendrá derecho a llevar a dos deportistas, del segundo al quinto, uno (o una) y las dos plazas restantes se habrán determinado en el Mundial 2019 entre las naciones que no hayan logrado su participación por la vía de la clasificación olímpica.

Un ranking que comenzará a adjudicar puntos a partir del próximo Campeonato del Mundo, el mes de noviembre, y que sumará los que se consigan hasta el 11 de mayo de 2020, contemplando, con matices, competiciones como la Copa del Mundo, Campeonatos Continentales, Campeonatos Nacionales y otras competiciones catalogadas como C1. Vamos, que será necesario articular, siempre desde arriba abajo, un calendario de competiciones a nivel mundial.

En el caso de nuestro país, no existe aún ninguna competición federada, ni siquiera un Campeonato de España que se está contemplando -aunque no hay prisa, ya que sólo el de 2019 daría puntos olímpicos-, aunque habría que ver qué participación logra reunir: el aliciente olímpico puede ser muy interesante, pero las circunstancias históricas de esta disciplina y, sobre todo, la dificultad de estar en Tokio, juegan en contra.

CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN OLÍMPICA DE LA UCI

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