El invierno se estrena con 40º

Sven Nys, que ya sabe lo que es ganar aquí, comenzará a despedirse en Las Vegas

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Poner un pie fuera de la comodidad del hotel en una ciudad como Las Vegas, donde estos establecimientos parece que tienen la parte importante de su negocio en lo que realmente son: sitios para dormir, ya cuesta bastante en circunstancias normales. Si, además, cuando sales a la calle te recibe un abrasador clima desértico con 40ºC en los momentos centrales del día, la cosa se complica mucho más. Si, también, añadimos el hecho de que el motivo para abandonar la comodidad y el aire acondicionado no es otro que el de ir a competir en una carrera ciclista, la cosa se pone mucho más cuesta arriba. Y si, para rematar, lo hacemos para inaugurar la temporada de la especialidad invernal del deporte del pedal, además de ser casi un suplicio, esa salida se convierte en algo absurdo. Ilógico.

El cerebro humano tiene patrones preconcebidos de muchas cosas y, aunque la realidad se empeñe en lo contrario, no es tan sencillo que entienda cosas contradictorias. Por ello, que el invierno ciclista se estrene con 40º en Las Vegas no es algo sencillo de entender y, seguramente, pueda suponer un problema para más de uno cuando mañana -la carrera élite masculina dará comienzo a las 21:30 hora local, 6:30 (+1) hora peninsular española- se dé el pistoletazo de salida a esta especie de prólogo que la internacionalización del deporte nos ha preparado en la otra parte del mundo.

El Cross Vegas deja imágenes absurdas

Lejos, muy lejos de los barrizales de Centroeuropa, la Copa del Mundo de ciclocross levantará el telón de la temporada 2015/2016 en la ciudad del pecado, del juego, del exceso, de –antaño– la mafia… de muchas cosas. Las Vegas, ese lugar donde en su día se celebró un a prueba del Mundial de Fórmula 1 en ¡el aparcamiento! del hotel Caesar’s Palace, donde uno puede encontrarse los canales de Venecia, las Torre Eiffel, la Estatua de la Libertad o una Pirámide en apenas un par de kilómetros cuadrados, no iba a ser menos con el ciclismo. No hay nada que el dinero no pueda conseguir y, por lo tanto, pese a que nuestro cerebro lo procese como algo irreal y casi una broma de mal gusto, el año crossista, ese que se caracteriza por el frío, la lluvia, la nieve y el barro se inaugura… en un desierto. Una cita que, aunque ya se ha disputado en el pasado y que el pasado año vio la victoria de Sven Nys, estrena en 2015 su presencia en la Copa del Mundo.

Será este un año especial. Será el de la despedida del Caníbal de Baal. El adiós de Sven Nys, el hombre que, dedicado en cuerpo y alma a este deporte, ha dominado con piernas firmes los meses que van de octubre a febrero durante las últimas dos décadas; el que ha modernizado este deporte, el que se erigió en líder dentro y fuera del circuito para conseguir mejores condiciones económicas para los especialistas. En definitiva, una leyenda al que hoy, con toda una temporada por delante, ya estamos echando de menos.

También será el de la confirmación de la nueva hegemonía. El de la lucha definitiva entre los dos cachorros por ocupar el trono que ha quedado libre. El año, en definitiva, de Mathieu van der Poel y Wout Van Aert. El primero, el Campeón del Mundo holandés, no estará en Las Vegas, incapaz de recuperarse de las molestias en la rodilla derivadas de su caída en el Tour del Porvenir. Pero la temporada, pese a que mañana empieza con esta fiesta de las vanidades en Las Vegas, todavía queda muy lejos. Lo importante comenzará en octubre y hablaremos de ello en su momento.

Por ahora, conformémonos con esta locura internacionalista metida con calzador en el calendario. Quitémonos el mono con este invierno tan veraniego y desértico. Soñemos con una resurrección de Nys. Con el futuro de Van Aert y Van der Poel. Con que Meeusen pueda dar batalla. Con la aparición de algún nuevo contendiente que añada más emoción a la cosa. Abriguémonos porque, señoras y señores, aunque sea a 40º, el invierno ha comenzado.