Es el gran proyecto del ciclismo holandés. Un equipo World Tour construido por y para los holandeses con sólo siete de sus 25 componentes nacidos fuera de los Países Bajos. Uno de ellos, Sep Vanmarcke, se alza como su principal esperanza en las semanas venideras de grandes clásicas adoquinadas, pero el potencial del conjunto es tremendo.
El problema para el LottoNL es que a estas alturas de la temporada sigue con su palmarés en blanco. Forma parte, junto a FDJ y Cannondale, del trío de equipos World Tour que no han conseguido ninguna victoria en lo que va de año. Las alarmas, claro, no han saltado todavía pero no pasará mucho tiempo para que los primeros nervios comiencen a hacer acto de presencia si el ritmo sigue siendo el mismo.
Ahora, además, ha recibido la noticia de que deberá de afrontar el primer monumento del año, la Milán-San Remo, con un importante impedimento: la ausencia de dos de sus mejores especialistas en carreras de un día como son Tom Van Asbroeck y el propio Sep Vanmarcke.
El primero de ellos causará baja después de la caída sufrida el pasado día 8 en la segunda etapa de los Tres Días de Flandes Oeste. Vencedor del ranking europeo de la UCI en la pasada campaña, sus prestaciones le sirvieron para dar el salto del Topsport Vlaanderen a un equipo de la máxima categoría. “Aquí tendré la oportunidad de correr las grandes carreras. Entre otras, la Milán-San Remo, una prueba con la que siempre he soñado”, declaraba el belga hace unas semanas. Un sueño que ahora se ha visto pospuesto, al menos, un año más ya que sigue con molestias en la cadera y la espalda.