El nueve titular del Tour en el siglo XXI

En este nueve del Tour de Francia cabe todo tipo de corredor

En los últimos veinte años, el ciclismo ha sido sacudido de arriba abajo, de izquierda a derecha, en todas las direcciones.

Una sacudida que ha tenido que ver mucho con el punto de partida, un deporte que tocó fondo en 1998 y que tuvo réplicas años después con episodios como San Remo en un Giro y la propia Operación Puerto, la madre de todas las operaciones que hemos ido presenciando.

El ciclismo de los noventa fue el que hilvanó nuestra querencia por el deporte más bello del mundo, era atribulado y como vimos, adulterado, y dio paso al que conocemos hoy, dos décadas de ciclismo en el que las cosas han pasado a decidirse en ocasiones en una pantalla, entre números y vatios, valores que rigen el esfuerzo colectivo de grandes bloques que monopolizan el ritmo y no dejan sitio a la emoción.

Así ha sido el Tour estos veinte años del nuevo siglo… y en este contexto hemos elegido nuestro nueve ideal

Arrancamos por el velocista que, en tiempos modernos, se ha metido en la leyenda de las estadísticas, Mark Cavendish, el socarrón hombre rápido de la Isla de Man que ha construido un legado que le ha situado en el top de un ciclismo, el británico que ha desembarcado con todas sus leyendas.

Que Cavendish nade entre Merckx e Hinault lo explica todo

En la órbita de la velocidad, pero también del arte de rodar, el Tour tuvo la suerte de disfrutar del mejor Fabian Cancellara, venido de la entraña de la primavera para brillar en todos los terrenos, dominando prólogos, reventando llegadas en gran grupo, conduciendo estrellas por el pavés y alimentando incluso la posibilidad de disputar un día la general del Tour.

Una quimera que duró muy poco que no eclipsa la trayectoria de una leyenda.

Nuestro escapista se llama Thomas Voeckler, el ciclista que nada entre el amor y el odio, que hace sin mirar atrás ni importar quién le sigue o quién le critica.

Él simplemente se escapaba y no hacía amigos, saltaba y remaba y remaba hasta ganar en jornadas en las que el tedio del pelotón y el control nos chafaban la guitarra.

Pero si estuvo a punto de ganar un Tour contra todo pronóstico…

… pero aquella edición que casi cae en su saco acabó en el de un australiano que sacó oro de sus limitaciones, Cadel Evans, un tipo que como Voeckler coqueteó con el desprecio de muchos pero que hizo la suya de tal manera que nunca desistió, ni cuando Contador le ganaba, ni cuando Sastre le hizo lo propio.

Cadel Evans no será el ciclista más admirado, pero sí que fue admirable y eso le mete en el nueve ideal: ganó el Tour de la guerra fría entre los Schleck y Contador.

Hay una estadística que muchos seguro no reparan pero que hablan de solidez y consistencia, sin estridencias ni ruido.

Fue la línea de Haimar Zubeldia, 16 Tours de Francia, todos en este bendito siglo y cinco en el top ten

Fue cabeza de cartel del naranja de Euskaltel, no se distinguió por atacar pero sí por estar, figurar siempre ahí, nunca dejó la foto.

Aunque para fotos, Peter Sagan, quien con el verde como excusa y consciente de que el Tour es lo más ha hecho un monumento al ciclismo, sacando brillo a aquellos momentos que muchos consideran relleno, ganando y no ganando, quedándose en la orilla, entrando con los mejores velocistas, cazando todas las escapadas y honrando el deporte que le ha dado todo lo que es.

Y como no podía ser de otra manera, tres elementos del Sky-Ineos

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