La etapa de ayer, un recorrido llano de 231 kilómetros entre Fougeres y Chartres, nos deparó una inusual situación de carrera cuando el corredor del Wanty, Yoann Offredo, gesticulaba airado junto a su director deportivo en mitad de ninguna parte.
El ciclista francés había apostado fuerte por una escapada imposible en una etapa interminable, llegando a disponer de una diferencia máxima de nueve minutos.
Sin embargo, una serie de acelerones en la cabeza del pelotón, en la que se vivieron de nuevo unos tímidos intentos de formar abanicos y que provocaron cortes sin consecuencias, neutralizarían finalmente la escapada.
Unos kilómetros después, el corredor del Fortuneo, Laurent Pichot, lo probaría por su cuenta siendo alcanzado a 20 kilómetros de meta.
El ciclista del Wanty, que recibió el premio de la combatividad en la primera etapa entre Noirmoutier-en-l’Île y Fontenay-le-Comte, vería como, en esta ocasión, el galardonado era Pichot.
“Me parece triste no ser recompensado. Apesta. No es el precio de la combatividad lo que me interesa. Subir al podio no significa mucho, pero lo que es decepcionante es que este premio tendría que ser para quien disputa la carrera. De lo contrario, no tiene ningún interés escaparse. No volveré a hacerlo”, decía el francés en la meta.
Por su enfado, parece que Offredo pretendía enfrentarse a sí mismo en un reto que equilibrara sus destrezas deportivas con el propio desafío, una lucha limpia entre la carrera y sus recursos físicos y psicológicos aún a sabiendas de que probablemente sería neutralizado antes de llegar a meta.
El ciclista francés confirmaba, al finalizar la etapa, este aspecto, “Hablé con algunos corredores en el pelotón antes de irme. Les dije que me dejaran al menos con quince minutos de diferencia. De lo contrario, no es gracioso. Al final solo me dieron siete. No lo entiendo. ¡No iba a darle la vuelta al Tour de Francia! Tienes que dejar un poco de suspense a la gente. Estoy indignado. Estas etapas son una mentira”.
Como ya vimos en #elPsicoTour Fluir durante 140 km., la experiencia de flujo requiere una meta, enfrentarse a un desafío difícil pero realista y disponer de información constante que nos permita saber si lo estamos logrando.
Y Offredo supo que su escapada estaba sentenciada cuando el pelotón estabilizó las diferencias en torno a los cuatro minutos, momento en el que se vivió la escena con la que comenzábamos esta crónica.
La motivación es un proceso por el que dirigimos nuestros intereses hacia una meta, y lo hacemos con una intensidad determinada.
Yoann Offredo demostró ayer un especial interés por buscar una escapada, plantear una lucha de David contra Goliat y ofrecerse a sí mismo y a los aficionados un aliciente durante la etapa.
La dirección de su esfuerzo estaba clara: marcharse en compañía de otros ciclistas o hacerlo en solitario si nadie lo acompañaba, así como la intensidad: plantear una lucha desproporcionada en la que dar lo mejor de sí mismo.
La energía invertida, es decir, el empeño que demostró durante horas, se traducía en los minutos de diferencia que lograba, así como en el esfuerzo que realizaba -con una espectacular postura aerodinámica y una concentración que mantuvo durante decenas de kilómetros-.
Finalmente, su intensidad decaería hasta dejarse absorber por el pelotón. A los pocos minutos, saltaba Laurent Pichot, que andaría escapado cerca de 50 kilómetros.
Al final, los aspectos intrínsecos fueron la única satisfacción del ciclista del Wanty, “Vi a Christian Prudhomme aplaudirme al lado de la carretera. Ésta y la sonrisa del público fueron la única recompensa que obtuve, como la de todas las personas que gritaron mi nombre”.
Y es que, cuando algo nos gusta, convertimos los desafíos en experiencias placenteras en las que, el éxito, es resultado de sensaciones internas más que de aspectos extrínsecos.
Quizás la frustración del francés por la falta de colaboración de otros corredores y por la respuesta del pelotón le impidieron mantener la concentración y la escapada hasta las últimas consecuencias:
“¿Por qué Laurent Pichot no se vino conmigo en lugar de marcharse después? Realmente no entiendo sus motivos. ¿Por qué no colaboran en estas escapadas el resto de equipos? Es maravilloso ir en cabeza en el Tour de Francia, creo que más personas deberían intentarlo”.
Las escapadas de Offredo y Pichot muestran cómo los procesos motivacionales, que dirigen y energizan nuestra conducta, están condicionados por las interacciones entre los factores personales de los corredores y las características propias de las situacionales competitivas.
* Antonio Moreno es psicólogo del deporte especializado en ciclismo