Con la primera parte de la temporada a la espalda y pese a que oficialmente no se puede hablar de traspasos o fichajes de corredores, los ciclistas empiezan a pensar y a negociar su futuro. Ya son muchos los que, resultados en mano, pueden presumir de haber alcanzado los grandes objetivos del año y, por lo tanto, exigir una mejora de sus condiciones laborales o apretar las tuercas a aquellos que se quieran hacer con sus servicios el próximo año. Uno de los grandes ‘caramelos’ de esta temporada es Peter Sagan, que ya estuvo en la órbita del equipo de Fernando Alonso y que, finalmente, parece que optará por un proyecto con más recorrido.
El manager de Sagan, Giovanni Lombardi, ha fijado el precio del corredor en cuatro millones anuales, algo que ha echado para atrás a, al menos dos equipos. Tanto OPQS como el todavía no bautizado proyecto de Fernando Alonso se retiraron de la puja incluso antes de que comenzara. El más claro en este sentido fue Paolo Bettini que aseguró que “por esa cantidad de dinero podemos fichar a tres corredores. Uno para soldarse a la rueda de Sagan y otros dos para ganar carreras”.
Ante esta situación, parece claro que sólo hay un hombre en el pelotón lo suficientemente rico, excéntrico y, quizá, loco, como para gastarse ese dineral: Oleg Tinkov. El jefe de Alberto Contador protagonizó ayer uno de esos numeritos que tanto le gustan a él y a otros oligarcas rusos ligados con el deporte, a más gloria de su propia figura. Se dejó caer el banquero por la Vuelta a Suiza (donde, por cierto, Sagan se hizo con el triunfo de la etapa) y, tras dar un paseo por la zona de salida, se fue directo al autobús del Cannondale. Allí, entre risas, bromeó sobre el “maillot tan feo” que portaba Sagan –el de líder de la clasificación por puntos– y gestos de complicidad, dejó claro, a su manera, que la firma de Sagan por el Tinkoff está un pasito más cerca.