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John Degenkolb liderará al Giant-Alpecin
El ciclismo vive por y para la publicidad. El único motivo por el que temporada tras temporada seguimos disfrutando de este deporte en el que no se cobra entrada y en el que ningún ciclista vende camisetas para vestir a medio mundo es que una serie de marcas comerciales deciden que darle nombre a un equipo, patrocinar un maillot en una carrera, poner una valla publicitaria o proveer con sus productos a un evento es un buen escaparate para disparar sus ventas.
Pero el Tour de Francia es tan especial que incluso ha podido con algunos de esos patrocinadores tan importantes. O, al menos, en parte. Nada, absolutamente nada, puede estar por encima del Tour y buena muestra de ello la recordamos los españoles en aquella época en la que la hegemonía mundial del ciclismo se la disputaban el Banesto de Miguel Indurain y la ONCE de… todos los demás. Y cada mes de julio, cuando mayor escaparate tenían las cuentas de Mario Conde y los cupones de los ciegos, llegaba el Tour y le decía a Manolo Sáiz que no. Que ir vestido de amarillo a su carrera no era posible. ¿Qué era aquello de hacerle ‘sombra’ al maillot amarillo de líder? Y de ahí, que recordemos con cariño ahora esos maillots rosas del conjunto de los Jalabert, Zulle y compañía.
El último en sufrir esa tiranía ha sido el novato patrocinador alemán Alpecin. Ya hablamos hace algún tiempo de su famoso y criticado slogan de ‘doping para el cabello’. A falta de sólo tres días para el Grand Départ de Utrecht, la compañía antialopécica ha decidido retirar ese slogan durante las próximas tres semanas. “De esta manera queremos adelantarnos a posibles discusiones sobre nuestro patrocinio. Apoyamos el compromiso de nuestro equipo en su lucha por un deporte limpio”, aseguraba Eduard Dörrenberg, director y accionista mayoritario de la empresa que, sin embargo, añadía que “esto no quiere decir que en el futuro no vayamos a seguir asegurando que nuestro champú a base de cafeína funciona como doping para el cabello”.
