El Tour sigue en la trampa de las etapas cortas

Mathieu Van Der Poel durante la etapa 7 del Tour de France 2021 © Pauline Ballet

Cuando hace una semana vimos la presentación del Tour de Francia, aplaudimos aspectos como el inicio nervioso, viento & pavés, también nos parecieron interesantes los encadenados en montaña y nos atrajo una crono larga a 24 horas del final, sin embargo, si una cosa no nos cuadró fue la profusión de las etapas cortas.

Hace menos de cuarenta años era normal disfrutar de Tours que superaban los 4000 kilómetros, especialmente largo fue aquel de Roche y Perico en 1987. Luego en los noventa la cosa se fijó entorno a los 3700 kilómetros. En 2022, el Tour andará por los 3200 kilómetros, con una importante dispersión de etapas cortas.

Así vemos que sólo cumplen con la criba de los 200 kilómetros, o cerca, las jornadas danesas y una que parece muy interesante al tiempo que desapercibida, es la jornada valona de Longwy, con 220 kilómetros. Ese día el pelotón pasará por algunas cotas y el final es accidentado, una etapa que puede provocar una criba brutal si hay ganas de armarla de lejos.

Artículo completo en el cuaderno de Joan Seguidor

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