Cuando hace una semana vimos la presentación del Tour de Francia, aplaudimos aspectos como el inicio nervioso, viento & pavés, también nos parecieron interesantes los encadenados en montaña y nos atrajo una crono larga a 24 horas del final, sin embargo, si una cosa no nos cuadró fue la profusión de las etapas cortas.
Hace menos de cuarenta años era normal disfrutar de Tours que superaban los 4000 kilómetros, especialmente largo fue aquel de Roche y Perico en 1987. Luego en los noventa la cosa se fijó entorno a los 3700 kilómetros. En 2022, el Tour andará por los 3200 kilómetros, con una importante dispersión de etapas cortas.