Nueve veces campeón del mundo –cinco en puntuación, dos en persecución por equipos y otras tantas en la americana-, Cameron Meyer sueña con completar su fecunda carrera el triunfo en la madison olímpica, una obsesión que tiene desde que vio a sus compatriotas Graeme Brown y Stuart. O’Grady ganar el oro en Atenas, en 2004.
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“He visto ese video ganando la madison una y otra vez y eso me inspiró a intentar ser un atleta olímpico. Hay algo en la madison que requiere velocidad, habilidad, resistencia; todo lo que se te ocurra”, declaraba recientemente a la web de la Copa del Mundo de Brisbane. “Es el evento más largo, en el que más cuenta la base aeróbica de la carretera y hay algo especial en ello. Es cierto que tienes que ser explosivo y tener esa velocidad, pero aún existe ese elemento de que si no estás lo suficientemente en forma no sobrevives».
Sin embargo, ese momento aún no ha llegado. Con apenas 19 años participó en Pekin 2008, donde terminó cuarto en la puntuación que ganó Joan Llaneras –que le señalaría como su ‘sucesor’-, pero no pudo competir en la madison ya que Australia no se había clasificado.
Desde aquel entonces, Meyer –que el próximo 11 de enero cumplirá los 32 años- combinó una fecunda carrera en ruta, con equipos como en Garmin, el GreenEdge o el Dimension Data, con actuaciones en pista que, sin embargo, se fueron espaciando. Además, el sueño olímpico se desvanecía al desaparecer la madison –y la puntuación- del programa, tanto en Londres 2012 como en Río 2016, donde no acudió.
El fichaje por el equipo sudafricano en 2016 supuso un punto de inflexión en la carrera de Meyer ya que, mediada la temporada, rompía el contrato por no encontrarse a gusto y volvía a los velódromos con una renovada actividad, al saber que la madison se incluía nuevamente en el programa olímpico. Además, el regreso al ahora llamado Mitchelton-Scott le daba la tranquilidad que no había tenido en su experiencia sudafricana.
En Hong Kong 2017 volvía a subirse a lo más alto del podio, tras ganar la persecución por equipos y la puntuación, título que repetía –por quinta vez- en 2018. Pero lo importante es que en estos tres años del actual ciclo olímpico ha sido uno de los integrantes inamovibles en el dúo de la americana: en 2017 y 2018 con Callum Scotsson lograba una plata y un bronce, y en 2019, con Leigh Howard como compañero –con el que se había proclamado campeón del mundo en 2010 y 2011-, terminaba cuarto.
¿Quién será su ‘socio’ en Tokio? Meyer compitió con Kelland O’Brien en el Avantidrome en Cambridge, con el que terminó segundo, y con Sam Welsford, ganando en el Anna Meares de Brisbane. Cualquiera de los dos puede ser su compañero, incluso Howard, aunque hoy por hoy apostaría por Welsford por su mayor punta de velocidad –actual campeón del mundo de scratch pocos minutos después de llevarse la persecución por equipos-. Dentro de un par de meses, en el Mundial de Berlín, comenzarán a despejarse las dudas.