Tengo que reconocer que, después de haber quedado tercero en el pasado Mundial de Glasgow, pensaba que Shunsuke Imamura sería el elegido por Japón para el ómnium en los Juegos de París. Y así lo escribí en esta misma serie, aprovechando además muchas de sus particulares condiciones que le convertían en un personaje muy atractivo. Sin embargo, los técnicos nipones han optado por Kazushige Kuboki, otro fondista que ha hecho sobrados méritos en los últimos tiempos y que tiene otras dos cualidades muy apreciadas en aquel país: experiencia, plasmada tanto en su presencia en los Juegos Olímpicos de 2016 como en su condición de doble medallista de plata en scratch en los dos últimos Mundiales, y veteranía, la que dan sus 35 años cumplidos precisamente hoy.
Nacido, pues, el 6 de junio de 1989 en Furudono, en la prefectura de Fukushima, 250 kilómetros al Norte de Tokio, y desgraciadamente famosa por haber sufrido en 2011 el segundo mayor accidente nuclear de la historia, tuvo en el fútbol, en la escuela primaria, y en el baloncesto, en la secundaria, sus deportes favoritos, antes de decantarse por el ciclismo, aunque en aquellos años no había muchos aficionados a este deporte. Por ello en 2008 se matriculó en la Universidad de Nihon, una de las que más importancia le daban al ciclismo, y desde ese momento fue compaginándolo con los estudios, brillando desde joven tanto en carretera como en pista, aunque tras acabar su periplo académico, comenzó a trabajar en la prefectura de Wakayama.
Poco a poco, Kuboki pasó a ser uno de los más destacados pistards japoneses y en 2015 pasó a dedicarse en exclusiva al ciclismo de cara a los Juegos Olímpicos de Río, aunque el decimocuarto lugar en el ómnium no le satisfizo demasiado. Pero sí le convenció de que quería ser profesional y en los dos años siguientes se embarcó en una aventura europea en el Nippo-Vini Fantini.
Pero en ese tiempo el proyecto japonés de cara a Tokio comenzó a tomar forma y entendió que sería mejor regresar. Y desde 2018 milita en el Bridgestone, ese equipo comercial que complementa perfectamente la actividad de la selección nacional compitiendo en carretera.
El de Fukushima intervendrá en tres pruebas en París. Por un lado, en la persecución por equipos, con esa cuarteta de la que han desgajado a uno de sus integrantes habituales -Naoki Kojima- para dar entrada a Shinji Nakano de cara a sus opciones en el keirin, aunque ello les suponga poder tener una actuación al nivel del potencial que ya demostraron en la Copa de las Naciones de Hong Kong donde lograron la plata y establecieron un nuevo récord nacional con 3:48.127. Por otro, en la madison, junto a Eiya Hashimoto, con el que logró la plata en esa misma cita asiática, y sobre la que su compañero está convencido de que tienen opciones de medalla.
Hay otro detalle menos conocido en la biografía de Kuboki y es que en 2020 se convirtió en la novena persona en aprobar en examen de selección especial para ingresar en el Instituto Japonés de Keirin (JIK), licenciándose en la promoción 119, y además, obteniendo su ‘ascenso’ a la clase S2 en octubre 2022, también de forma extraordinaria, como consecuencia de su medalla de plata en el Mundial. Y aunque pueda parecer extraño que un fondista y habitual de la carretera pueda lograr algún beneficio -aparte del económico- con una disciplina tan especializada como el keirin japonés, “me ha servido para perfeccionar mi habilidad y ponerme en situaciones tensas en estas carreras de corta distancia”.
Un ciclista que, por lo demás, es un líder para sus compañeros de selección –»me gusta aconsejarles para ayudarles a desarrollar sus fortalezas», y como el caso de otros destacados miembros de la selección nipona, contribuye como embajador de su localidad natal, a pasar de que Furudono sea una pequeña población de menos de 5.000 habitantes. Eso sí, seguro que oiremos hablar de ella el próximo mes de agosto.