No sabemos si hasta el punto de ser el próximo Bradley Wiggins, como ha sido catalogado por su compañero de selección Ed Clancy, pero está claro que Ethan Hayter es uno de los mayores talentos del ciclismo británico, tanto en carretera -de ahí su fichaje por el INEOS el año pasado-, como en pista, donde es una de las piezas clave de la selección británica desde hace un par de años.
La duda es saber en cuántas pruebas competirá en Tokio, ya que aspira a participar en las tres: persecución por equipos, madison y omnium. “Creo que es posible, aunque hay ciclistas muy buenos que intentan conseguir estos puestos. Todo el mundo debería apuntar tan alto como sea posible”, manifestaba recientemente en The Telegraph este londinense de 22 años. Pero a la vez es realista, ya que añadía que “si no se alcanzan esas metas altas, se conseguirá algo importante. Por ejemplo, si solo me seleccionan para una prueba, todavía iría a los Juegos, que es algo muy grande”.
Hayter se dio a conocer en 2018, cuando formó parte de la cuarteta que ganó el Mundial de Apeldoorn y logró tres medallas en el Europeo de Glasgow, en las tres pruebas olímpicas -incluyendo el oro con exhibición en el ómnium-. En 2019, conseguirá otras dos medallas en el Mundial, en ómnium y persecución por equipos. Pero 2020 no ha sido tan afortunado.
El Mundial de Berlín supuso un varapalo para la cuarteta británica, que vio como perdían su estatus de máxima candidata, ante el empuje de naciones como Dinamarca, sobre todo, y sin que pudieran bajar de los 3:50, algo que han hecho ya numerosos equipos. Ni que decir que se pusieron a trabajar nada más regresar a Manchester pensando en agosto de 2020. “El oro hubiera sido un reto”, indicaba Hayter en dicha entrevista. “Y aunque estábamos a cuatro segundos de los daneses, pienso que era posible recortar la diferencia, pero no estoy diciendo que lo hubiéramos conseguido”, mostrando su confianza en poder lograr una medalla. Ahora, con un año más de trabajo cree que “el retraso podría funcionar para nosotros”, aunque hay mucho trabajo aún por hacer. El tradicional ‘pico’ de Gran Bretaña para las citas olímpicas, trabajando al amparo de miradas indiscretas, también juega a su favor.
En el ómnium, en cambio, el ‘enemigo está en casa’, en forma de Matthew Walls, y nunca mejor dicho ya que ambos compartían piso hasta hace bien poco. Apenas cinco meses mayor, y con algo más de rapidez -lo que le ha valido ser fichado por el Bora-, se ha reivindicado en el 2020, tras lograr el bronce en el Mundial de Berlín y el oro en el Europeo de Plovdiv, por lo que ahora mismo quizá sea el titular de cara a Tokio, aunque el hecho de no formar parte de la cuarteta no juegue a su favor, dada la limitación de plazas olímpicas.
Y en la madison, muchas pero que muchas dudas aún para Gran Bretaña, donde tanto Hayter como Walls, lo mismo que Oliver Wood, podrían integrar la dupla olímpica. Por lo tanto, a día de hoy es elucubrar si es una, dos o tres las pruebas que afrontará en Tokio este verano.
Pero antes de que ello llegue, tendrá que reivindicarse también en carretera, tras un 2020 que en el caso de esta disciplina fue bastante agridulce. Tras el Mundial, y la pandemia, en la Milán-Torino, su segunda carrera con INEOS -y el mismo día de agosto que debería haber estado disputando la persecución en los Juegos-, se rompió la espalda. Le dio tiempo para regresar y ganar el Giro de los Apeninos… y volver a sufrir una caída en la Gante-Wevelgen, su última carrera del año, saldada con fractura del peroné.