El enorme e injustificable retraso que acumula la resolución definitiva del Tribunal Antidopaje de la UCI sobre el control analítico adverso de Chris Froome en la pasada Vuelta a España, está provocando que la polémica, lejos de remitir, únicamente se avive día a día. Ahora, con el británico disputando el Giro de Italia, ha sido el Centre for Human Drug Research (CHDR) el último actor en reclamar un papel, secundario en este caso, en el affaire.
Para este organismo, cuya sede se encuentran en Leiden (Países Bajos), Froome se enfrenta a una posible sanción a raíz de una prueba muy dudosa ya que un 15,4% de los análisis en busca de Salbutamol acaban arrojando falsos positivos, un porcentaje a todas luces elevadísimo si hablamos de una prueba científica.
En concreto, las simulaciones llevadas a cabo por el CHDR dan como resultado, según se refleja en su estudio, que “las simulaciones muestran un rango muy amplio de concentraciones de salbutamol, con una porción significativa de sujetos virtuales (15.4%) que exceden el límite de umbral de WADA de 1000 ng / mL a 1 hora después de la dosis”.
Según el estudio del CHDR, titulado Inutilidad del control actual de dopaje con salbutamol en la orina (Futility of current urine salbutamol doping control) y publicado la semana pasada por el British Journal of Clinical Pharmacology, sería imposible, con los métodos de análisis actuales, “determinar, con un umbral de 200 ng/ml, si ha habido un uso no permitido de Salbutamol”. Una afirmación que, sin duda, servirá como pesadísima munición para el equipo legal que defiende a Chris Froome.
Además, el estudio del CHDR asegura que el uso de Salbutamol no influiría en una mejora del rendimiento deportivo. Concretamente, los investigadores del mencionado centro aseguran que “sería posible que se diera una ligera mejora, pero únicamente en concentraciones extremadamente elevadas y durante un periodo de tiempo muy corto”.
Esta afirmación parece redactada casi ex profeso para un Froome que basa toda su defensa en demostrar, más que la nulidad de la analítica, que el uso de la sustancia no fue con intención de mejorar su rendimiento deportivo sino para tratar los síntomas del asma.
En el apartado de conclusiones del estudio, los científicos del CHDR afirman que “la teoría de la farmacocinética dicta que no es posible derivar la dosis administrada con certeza de una única concentración aleatoria de orina cuando no hay información sobre el momento de la dosis, el volumen de la orina o la osmolalidad y la variabilidad fisiológica individual. Utilizando un modelo farmacocinético basado en los datos de la literatura justificamos esta noción”.
Especialmente hiriente para los intereses de aquellas partes que buscan la sanción de Froome es, también en el apartado de conclusiones, la afirmación, por parte de los científicos, de que “hemos demostrado que el enfoque actual para detectar el uso excesivo de salbutamol es fundamentalmente defectuoso y no puede diferenciar entre el uso ilegal y permitido y, inadvertidamente, lleva a suposiciones incorrectas de violación”.
Por todo ello, desde el CHDR aseguran que “si se determina que la comunidad controla el uso excesivo de salbutamol, los procedimientos deben cambiarse”.
Los abogados del británico no han reaccionado, quizás para no dar pistas sobre su línea de defensa, a la publicación de este estudio. Si lo han hecho sus colegas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA-WADA), que han asegurado que “hemos leído el estudio, pero no vemos motivo alguno para cambiar nuestra posición respecto a este asunto. El valor del umbral actual es correcto y nuestro posicionamiento está basado en la evidencia publicada durante los últimos 20 años”.