Etixx-Quick Step y Catar, un amor roto

BOONEN CATAR 2

Los hombres del Etixx-Quick Step siempre brillaron en la carrera de Catar

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Fue bonito mientras duró. Uno, casi, se lo puede imaginar. Jaimas bajo las infinitas estrellas de la noche del desierto. Dátiles jugosos y dulces. Mil y una noches de amor prometido al calor de los mejores manjares y viandas del desierto. Bueno… o más o menos todo eso llevado a hoteles de seis y siete estrellas donde las luces de neón y el mármol encerado y brillante no dejan ni tan siquiera intuir las estrellas. Allá donde el aire acondicionado convierte al desierto que te rodea en un recuerdo lejano y donde los dátiles y el té se sustituye, sin miramientos ni reservas, por caviar y champagne.

Allí, imagínenselo como quieran, nació un amor que parecía digno de los poemas de Nizar Qabbani… ya saben, aquel de “Tu rostro es preludio del poema / Me arrastra de noche, /como si yo fuera vela, / a las playas del ritmo, / me abre el horizonte de cornalina / y la mirada de la creatividad. / Tu rostro es maravilloso, / una acuarela, /un viaje fascinante / entre la ceniza y la hierbabuena”. Un Lefevere entregado a los placeres del desierto y unos emires encantadores con ganas de atraer nuevas fuentes de inversión para cuando el oro negro deje de fluir del suelo.

Y así, año tras año, el Etixx-Quick Step se hizo dueño y señor del Tour de Catar ganado ocho de las diez últimas ediciones (sólo se escaparon 2010 y 2011). Y parecía, incluso, que la cosa iba muy en serio porque hasta allí, al desierto, se marchaban sus grandes figuras. El año pasado, un tal Niki Terpstra, que unos cuantos meses antes había dominado en un terreno tan diferente como los adoquines de Roubaix, se reconvertía en una suerte de Lawrence De Arabia por segunda vez como antes habían hecho Mark Cavendish, Tom Boonen o Wilfried Cretskens.

Pero en esa historia de amor algo fallaba. Como en todas las casas, había cosas del otro que al uno no le gustaban. Y cosas del uno que no le acababan de cuadrar al otro. Ya saben, que si la tapa del wc se queda abierta, que si hay que cerrar el tubo de la pasta de dientes tras usarlo o, sencillamente, creo que tu comportamiento no está siendo correcto.

Y ese, el comportamiento de los chicos del Etixx-Quick Step, tan aplicados en carrera, suponía un tremendo problema para los organizadores. Tanto que, según ha explicado Sheikh Khalid Bin Ali Al-Thani, presidente de la Federación Catarí de Ciclismo, “hemos decidido no invitarles este año por su mal comportamiento en el pasado”.

Un torpedo en la línea de flotación de la credibilidad de un Patrick Lefevere que había asegurado meses atrás que “no vamos a Catar por una decisión organizativa. Preferimos evitar tantos viajes y que nuestros corredores permanezcan agrupados en las carreras de España y Portugal”, algo bastante raro teniendo en cuenta que el bloque de Kittel estaba, hasta ayer, en Dubai.

Para Al-Thani todo se reduce a “una evidente falta de respeto por la carrera que se ha prolongado durante años”. Como ejemplos de ese comportamiento, al parecer, altivo por parte de la escuadra belga explica que “les pedimos expresamente que no se demoraran en exceso antes de las ceremonias del podio ya que teníamos acuerdos muy ajustados con las cadenas de televisión para las emisiones en directo. Por ello, les pedimos que fueran directamente al podio sin concender entrevistas previas ni entretenerse, pero ellos siempre se tenían que cambiar de calzado, descansar y, después, conceder una entrevista. Durante algunos años les insistimos en no hacerlo, pero no hicieron caso”.

Ante tal panorama, incluso, la organización, siempre según la versión de Al-Thani, decidió “poner a disposición del Etixx-Quick Step a una amable señorita que les ayudara a llegar a tiempo al podio, pero ellos la ignoraron y la rechazaban de una manera muy poco elegante”. Además, aunque ha asegurado que “no puedo comentar los detalles específicos”, Al-Thani añade que “también ha habido incidentes disciplinarios en varios de los hoteles en los que el equipo se ha alojado”.

Visceral, temperamental y atacado, evidentemente Patrick Lefevere no se iba a mantener al margen de esta situación que, evidentemente, le salpica de lleno. “Que aprendan a organizar mejor su carrera”, les ha soltado a Al-Thani y a los suyos a través de la prensa.

Con una taza de café humeante y esa flema que, de vez en cuando, es capaz de hacer ver, Lefevere decía que “no tengo ni idea de qué es lo que dice el jeque” antes de desviar la atención hacia otra posible razón de enfado por parte de los cataríes. “Nosotros habíamos decidido que no queríamos forzar a Kittel tras su complicado año pasado ni a Boonen tras su caída. Por eso, no los queríamos mandar a Catar”.

Preguntado respecto a esas quejas sobre la ceremonia del podio, Lefevere ya no aguanta más y saca toda la artillería. “¡Que aprendan a organizar una carrera ciclista! ¿O es que alguien cree que es normal que un corredor se tenga que cambiar en plena calle tras una etapa? Llevamos años pidiendo, aunque sea, una pequeña carpa para tener un mínimo de intimidad. Pero, año tras año, los corredores están allí, desnudos, delante de todo el mundo. Ese es el problema. No soy capaz de encontrar el problema a que un corredor se quiera refrescar antes de salir al podio”.

Respecto a esa insinuación de problemas disciplinarios en los hoteles, el mánager del Etixx-Quick Step ha reconocido, sencillamente, que “sí, el año pasado hubo una fiesta… ¿vamos a hacer un problema de eso?”.

Preguntado sobre si volverán a Catar en 2017, Lefevere se limitó a un lacónico “ya veremos. No vamos a dedicarles más tiempo del estrictamente necesario”. Lo dicho… se rompió el amor.

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