Eurocross 2017: Van der Poel, rey de Europa

Van der Poel no tuvo rival a su altura en Tábor / © Belga

Nicolás Van Looy / Ciclo21

¿Quién va a ser capaz de mantenerse cerca de Mathieu van der Poel? Ante la ausencia de un muy desdibujado Wout Van Aert, esa era la gran pregunta esta mañana en Tábor (República Checa), donde hoy se ha puesto en juego el tercer título de Cameón de Europa de ciclocross en la categoría elite masculina. La todavía joven cita de la máxima categoría llegaba en medio del mayor dominio que, por parte de un solo corredor, recuerda el ciclocross en tiempos modernos. Mucho hay que remontarse, a los mejores años de Sven Nys, para encontrar a un ciclista que, como está haciendo Van der Poel estos meses, supere tan clara e insultantemente a todos sus rivales.

El nieto de Raymond Poulidor es consciente y disfruta de ese favoritismo y, tal y como ha venido haciendo en lo que llevamos de otoño, no se escondía y asumía el peso de la prueba desde el pistoletazo de salida. Vestido hoy con el jersey oranje de su combinado nacional, Van der Poel abría hueco en cabeza llevándose a rueda a su compatriota Lars van der Haar. El ejército belga, con diferencia el más numeroso sobre la campa checa, se mostraba incapaz, huérfano de su mejor coronel, de contrarrestar esta suerte de blitzkrieg a la que Van der Poel nos somete domingo tras domingo.

Fue Toon Aerts (Bélgica) el único que, durante la primera vuelta, fue capaz de aguantar el ritmo de los dos holandeses, pero pronto quedó evidenciado que el defensor del título continental no iba a aspirar hoy a reeditar el oro que el pasado año consiguiera en Pontchâteau (Francia). Tampoco Van der Haar, que en el segundo giro se tuvo que soltar de la rueda de Van der Poel, estaba a la altura de su compatriota. El pequeño corredor de Telenet-Fidea se vaciaba para no perder, al menos, la estela de un Van der Poel que siempre daba la sensación de guardarse un cambio de ritmo más por si este fuera necesario.

En la retaguardia, alcanzado Aerts por el numeroso pelotón perseguidor en el que el azul celeste belga era el color dominante, Sweeck aceleraba seguido de un Boros que se quiso lucir ante su público. En la tercera vuelta el checo se fue al suelo y el de Era-Circus se quedó con un ligero hueco tratando de asegurar el tercer puesto del podio, muy lejos ya de poder soñar con alcanzar a los dos hombres que le precedían a más de medio minuto de distancia.

Sweeck no llevó su aventura a ningún sitio y no tardó en ser alcanzado por el numeroso grupo que le estaba siguiendo mientras que por delante Van der Poel se limitaba a jugar con un Van der Haar que, sin permitir que su desventaja se fuera más allá de los 20 segundos, se aferraba a sus opciones confiando, ya sólo le quedaba eso, en que el infortunio se cruzase en el camino del número uno del mundo.

Lejos, muy lejos, transitaba el grupo de diez unidades, entre las que se contaban siete belgas, dos holandeses y un checo, que peleaba por las migajas que hoy suponía el bronce. Y no porque una medalla continental sea un mal premio sino, sobre todo, porque la superioridad mostrada por Van der Poel y, en menor medida, Van der Haar, desdibujaba por completo el esfuerzo de todos los demás, que quedaban tristemente retratados en una carrera en la que, incluso, dio la impresión de que siempre corrieron pensando en no perder, esto es, asegurarse la medalla en lugar de en ganar.

Van der Poel se colgó, estaba claro, un oro incontestable con Van der Haar sumando, a su oro de 2015, una muy merecida plata en un podio que completó Toon Aerts al ser el mejor de ese numerosísimo grupo de los mortales imponiéndose en el sprint a Michael Vanthourenhout y a un David van der Poel que estuvo muy cerca de completar un podio holandés, pero que se vio superado por el numeroso equipo belga.

Cant, tricampeona

Cant hizo valer su punta de velocidad / © Belga

Desde el principio quedó meridianamente claro que Maud Kaptheijns (Países Bajos), la gran favorita antes de la salida, no había llegado en su mejor momento a Tábor. La holandesa tuvo que ver como sus compatriotas Annemarie Worst y Lucinda Brand abrían hueco en cabeza en compañía de la campeona del mundo, Sanne Cant (Bélgica).

Las tres rodaron juntas durante las dos primeras vueltas, hasta que Worst, que por edad podría haber tomado la salida en la prueba sub23, no encontró la energía suficiente para seguir el ritmo de las otras dos corredoras y tuvo que dejarse caer y dejar que incluso Alice Maria Arzuffi (Italia), que acabaría enlazando con las dos mujeres que abrían la prueba, la sobrepasase.

Por delante, sufridora, era Brand la que insistía, una y otra vez, en cambios de ritmo que, aunque no de manera inmediata, siempre acababan siendo contestados por una Cant que, aparentemente recuperada de los problemas físicos que ha venido sufriendo las últimas semanas, confiaba en que el enorme desgaste al que se estaba sometiendo la neerlandesa acabase por beneficiarla en la parte final de la carrera.

Las cosas apenas cambiaron hasta el comienzo de la última vuelta. En el trío cabecero, del que ninguna de sus componentes tomó parte, por cierto, en el Koppenbergcross del pasado miércoles, Arzuffi intentó aprovechar la extrema vigilancia a la que se estaban sometiendo mutuamente Brand y Cant. La italiana aceleró y abrió un pequeño hueco justo antes de las escaleras, donde Brand cometió un casi inapreciable error que Cant aprovechó para, con un cambio de ritmo brutal, llegar sola a la altura del maillot azul de Arzuffi.

La campeona del mundo, una vez junto a la transalpina, no dio continuidad a ese movimiento y eso permitió que Brand volviera a colocarse en cabeza. La holandesa, todo entrega, llegó y aceleró dejando KO a Arzuffi. Cant sufría, a cuerpo y medio de su rival, para seguir el ritmo de la neerlandesa. Llegaron parejas a las últimas curvas, peleando, hombro contra hombro, el interior de cada una de ellas. Cada metro, cada centímetro, podía ser crucial. Un error, un ligero e inapreciable error, podía ser la diferencia entre el oro y la plata. Entre el título y la nada.

Una vez más, y era el cuarto del día, un sprint iba a decidir el nombre de la campeona continental en Tábor. Cant parecía confiada en su punta de velocidad y decidió no seguir pegándose con la oranje. Se colocó a su rueda y así entró en la recta de meta. Se puso de pie y, pegada a las vallas, superó a Brand para celebrar, con un gesto de rabia y liberación, su tercer título continental tras los conseguidos en 2014 y 2015. Arzuffi no dejó que Worst volviera a acercarse y completó el podio.

Iserbyt supera a Pidcock en un polémico sprint

Iserbyt se impuso al sprint a Pidcock / © UEC

El británico Tom Pidcock partía esta mañana como el gran favorito en la prueba sub23 del continental de Tábor. El portento de Leeds, al que el mismísimo Sven Nys está guiando en estos primeros compases serios de su carrera, ha dado el salto a la categoría de plata este mismo año, pero desde la primera carrera ha demostrado que no ha llegado hasta aquí para ser un mero comparsa y, como ya sucediera en júnior, se ha convertido en uno de los grandes dominadores de la categoría, llegando a brillar con fuerza incluso cuando ha compartido parrilla de salida con los elite.

Sea como fuere, el británico se sabía muy vigilado desde el inicio y eso, quizás, influyó de manera decisiva en la maña partida que protagonizó, viéndose muy lejos de los Eli Iserbyt (Bélgica), Joshua Dubau (Francia), Thijs Aerts (Bélgica), Sieben Wouters (Países Bajos) y Adam Toupalik (República Checa) que protagonizaron el arranque más rápido.

Pese a todo, acostumbrado como está a tener que remontar posiciones en los primeros metros de cada carrera, Pidcock transitó por el primer paso por la línea de meta con sólo cuatro segundos de retraso sobre el grupo de cabeza, al que, evidentemente, no tardó en dar caza.

En cualquier caso, el británico no parecía muy cómodo y alternaba momentos en los que se colocaba en cabeza con pequeños errores que le retrasaban unos metros, donde se encontraba con un Aerts que ya hacía la goma, obligándose a otra remontada.

Mediado el segundo giro, los seis hombres de cabeza volvían a rodar juntos comandados esta vez por Toupalik, que quería dejarse ver ante su propio público, pero cuyo ritmo no era suficiente para detener los contraataques que, por detrás, permitieron la llegada de Jakob Dorigoni (Italia), Yannick Peeters (Bélgica), y Thomas Joseph (Bélgica), conformando un enorme pelotón en el que los belgas eran los maillots más numerosos.

Fueron ellos, con Iserbyt a la cabeza, los que trataron de poner algo de orden en una carrera que, pese a que contaban con más hombres que ninguna otra selección en la pelea por el título, no se estaba desarrollando completamente como a ellos les gustaría ya que, en ocasiones (y especialmente en el ciclocross), ser el combinado más numeroso puede significar más un problema que una ventaja al permitir a los rivales limitarse a circular a rueda recuperando fuerzas.

Sin embargo, el francés Dubau no quería dejar todo el peso a los belgas y no dudó en asumir el peso de la carrera para transitar por tercera vez por la línea de meta liderando la prueba junto a Wouters, Iserbyt, Pidcock, Toupalik, Benoist, Peeters, Joseph, Vandenbosch y Van der Heiden.

Ya en el cuarto giro los problemas no abandonaban al gran favorito. Pidcock aterrizaba mal en el salto de una de las tablas y se iba al suelo perdiendo mucho terreno. El británico, que se veía obligado, una vez más, a remontar hacia la cabeza, se vio entonces beneficiado de lo compacta que rodaba todavía la prueba a esas alturas. Así, al inicio de la quinta y antepenúltima vuelta el británico perdía únicamente cuatro segundos respecto al quintento formado por Dubau, Dekker, Wouters y Toupalik que abría la carrera. A rueda del de Leeds se situó Benoist que, gracias al trabajo del británico, también consiguió alcanzar de nuevo los primeros puestos y, una vez más, asistíamos a una suerte de reinicio de la carrera.

En la penúltima vuelta Tom Pidcock volvió a sufrir una caída en las tablas, exactamente igual que la sufrida sólo dos giros antes. El momento lo aprovechó Dubau, quizás el hombre que mejor pasa esos obstáculos en todo el pelotón sub23, para acelerar llevándose a Wouters e Iserbyt. El trío comenzó la última vuelta con Pidcock y Dekker a sólo tres segundos de distancia. El británico, generosísimo en el esfuerzo, volvió a remontar y, junto al holandés, contactó de nuevo con la cabeza en la que Wouters seguía vaciándose pese a que Dubau y, sobre todo, Iserbyt apenas se estaban desgastando a su rueda.

Tras sus dos caídas anteriores, Pidcock decidió no arriesgar y bajarse de la bicicleta para pasar por última vez por las tablas. Lo mismo hicieron Iserbyt y Wouters, mientras que Dubau intentó aprovechar para abrir hueco. El francés, sin embargo, no pudo hacer nada cuando Pidcock, lanzado, le rebasó a toda velocidad con Iserbyt a su rueda. Los dos, británico y belga, se marcharon hacia la disputa del título continental, que acabó decidiéndose en un apretadísimo sprint en el que Iserbyt se cerró muchísimo contra las vallas dejando a Pidcock sin espacio para progresar. El británico entendió que la maniobra del belga no fue legal y se quejó amargamente por ella mientras que por detrás Dubau, que tenía el bronce en el bolsillo, se cayó en la entrada de la recta de meta perdiendo el podio a favor de un Sieben Wouters que finalmente se llevó el premio a su entrega durante toda la carrera.

Con la polémica servida, el acto protocolario de entrega de trofeos se dilató enormemente mientras el jurado de la prueba se reunía para tomar una decisión sobre ese sprint entre Iserbyt y Pidcock que, con un final mucho menos trágico, se asemejaba bastante al que vivimos el pasado mes de julio en Vittel entre Peter Sagan y Mark Cavendish y que se ha convertido en uno de los grandes momentos del año. En esta ocasión, en cualquier caso, el belga no fue sancionado y pudo enfundarse el maillot de Campeón de Europa.

Mientras esperaban esa decisión, el belga se explicaba diciendo que “empecé sprintando por la derecha y sólo miraba hacia delante”. Iserbyt asegura que “no le vi [a Pidcock, N.d.A.] venir en ningún momento. Había bastante viendo que entraba desde la derecha y me pegué todo lo que pude a la valla para protegerme. Yo hice mi sprint en línea recta y fue completamente limpio”.

Chiara Teocchi supera a Verdonschot al sprint

La italiana Teocchi fue la más rápida en el sprint / © UEC

Ya en la primera vuelta se había formado un cuarteto cabecero con Laura Verdonschot (Bélgica), Ceylin Del Carmen Alvarado (Países Bajos), Chiara Teocchi (Italia) y Nikola Noskova (República Checa) que ya en el segundo giro vio como la belga abrió hueco justo en el momento en el que Yara Kastelijn (Países Bajos) llegaba a ese grupo para, como está siendo norma común en muchas carreras de esta temporada, independientemente de la categoría, conformar una mayoría neerlandesa en la cabeza.

Verdonschot, sabedora de que las dos oranjes iban a poder jugar una interesante baza técnica, prefirió entonces, a la vista de que el hueco que estaba abriendo no era ni mucho menos definitivo, levantar el pie y dejarse cazar de nuevo por el entonces quinteto que lideraba la prueba.

Las alarmas saltaron entre la afición local cuando Noskova sufría un contratiempo mecánico con su pedal que, por fortuna, pudo solucionar rápidamente para, unida de nuevo a la cabeza, tomar la iniciativa y marcar el ritmo de la prueba.

En la penúltima de las cuatro vueltas a las que se acabó yendo la prueba sub23 femenina, eran Noskova y Teocchi las que se alternaban en cabeza mientras que Verdonschot, muy conservadora, se situaba entre las dos representantes holandesas esperando, cómo no, el ataque de una u otra. No fue un ataque como tal, pero cuando la transalpina aceleró un poco en los primeros compases del último giro, fue Del Carmen Alvarado la única que pudo o quiso seguir su rueda. Verdonschot se quedaba algo rezagada con Noskova a rueda, pero una caída de la holandesa dejó a Teocchi en cabeza con unos 4 segundos de renta sobre el trío perseguidor del que había desaparecido Kastelijn, incapaz de mantener la velocidad necesaria para aspirar al podio.

Lo que en un principio parecía un acelerón que iba a poder ser neutralizado por las tres mujeres que rodaban en persecución se convirtió, rápidamente, en una fuga consolidada. Teocchi pasó por la zona de boxes con casi diez segundos de ventaja. Atrás aparecieron las dudas y Kastelijn enlazó de nuevo con la rueda de su compatriota, que tras esa caída anterior se limitaba a cerrar un trío que se acabó por romper definitivamente cuando Noskova, ya dentro de los últimos 800 metros, no dudó en acelerar y llevarse a Verdonschot hacia la cabeza.

La belga, viendo que el movimiento era bueno y, sobre todo, que esa era la última oportunidad de poder aspirar al oro, decidió colaborar para desesperación de una Teocchi que veía cómo el hueco que tanto le había constado construir comenzaba a deshacerse sin que ella pudiera encontrar un nuevo cambio de ritmo que le asegurara el oro.

Verdonschot se despegó de Noskova y se soldó a la rueda de la italiana al paso por la pancarta de los últimos 300 metros. Pelearon las dos la plaza para entrar en primera posición a la recta de meta. Esa pelea la ganó Verdonschot, que comenzó el sprint por delante, pero no pudo evitar que Teocchi hiciera valer su mayor punta de velocidad para superarla y colgarse un merecidísimo oro dejando a Noskova con la medalla de bronce.

Festival de Rouiller para empezar el día

Rouiller se impone en el sprint / © UEC

La primera prueba del día tuvo a sus grandes protagonistas en unos muy valientes Loris Rouiller (Suiza) y Tomas Kopecky (República Checa), que se batieron en un precioso duelo después de que el helvético abriera hueco desde la primera vuelta de la carrera sin poder despegarse de forma definitiva del corredor local, que ya en el segundo giro se unió a Rouiller para entrar a una fase que, como corresponde a la categoría, se caracterizó por un continuo intercambio de golpes entre uno y otro en busca del límite de las fuerzas del rival.

Por detrás, a una distancia suficiente como para no permitir ni la más mínima relajación de los dos ciclistas más fuertes de la carrera, Ryan Kamp (Países Bajos) rodaba en tierra de nadie buscando un bronce que, como decimos, podía convertirse en cualquier otro metal si por delante el suizo o el checo sufrían cualquier tipo de contratiempo. Sin embargo, el que se topó con la mala suerte fue el propio Kamp, que se cayó en la entrada a la recta de meta justo antes del penúltimo paso por ese punto, algo que permitió a Pim Ronhaar (Países Bajos) y Ben Tulett (Reino Unido) unirse a él para complicarle ese último giro al circuito de Tábor.

Mientras, por delante, el drama se mascó al paso por los tablones. Kopecky, empeñado en pasarlos sin bajarse de la bicicleta, aterrizó mal en uno de los saltos y, buscando no perder el equilibrio, se escoró en exceso a la izquierda, impactando con Roullier y estando a punto de acabar ambos en el suelo. Por fortuna para ellos, eso no sucedió y pudieron seguir adelante viendo, en la retaguardia, como Tulett, en una última vuelta espectacular, se les acercaba fortísimo y rapidísimo.

La reacción del británico, sin embargo, fue en exceso tardía y no pudo, finalmente, llegar a la altura del dúo cabecero. El helvético y el checo se plantaron juntos en la recta de meta para disputarse el primer título continental del día en un apretado sprint que el suizo lideró desde la salida de la última curva. El checo, a pesar de tener la rueda cogida en ese punto, evidenció que llegaba muy justito a ese punto y acabó teniendo que claudicar y conformándose con la plata mientras que Tulett, que se había desecho de la compañía de Kamp y Ronhaar, celebraba un muy meritorio bronce.

CLASIFICACIÓN ELITE MASCULINA

CLASIFICACIÓN ELITE FEMENINA

CLASIFICACIÓN SUB23 MASCULINA

CLASIFICACIÓN SUB23 FEMENINA

CLASIFICACIÓN JÚNIOR MASCULINA

Eurocross 2017: Europa busca a su rey del invierno

Van der Poel parece estar fuera del alcance de sus rivales / © Facebook MvdP

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Un año después de que Toon Aerts (Telenet-Fidea Lions) se convirtiera en el segundo Campeón de Europa elite de la historia del ciclocross (la cita para la máxima categoría se inauguró en 2015 con triunfo de Lars van der Haar) cambiamos el escenario francés de Pontchâteau por el histórico circuito de Tábor, el lugar donde Mathieu van der Poel (Beobank-Crelan) se vistió en 2015 por primera, y por ahora única, vez con el maillot arcoíris de Campeón del Mundo de la especialidad invernal del ciclismo.

El dato no es baladí. El holandés nacido en Kapellen, hijo y nieto de campeones, sólo ha sido derrotado en dos ocasiones en lo que llevamos de temporada. La primera, precisamente por su compatriota y número dos mañana, Lars van der Haar, en un gran movimiento táctico en Ronse. La segunda, a causa de una caída en Boom. El portento neerlandés tiene cuentas pendientes con los campeonatos (salvo con el nacional de su país, donde suma tres oros consecutivos). Tras la plata del pasado año en Pontchâteau y, sobre todo, la increíble superioridad que viene mostrando este año, incluso en circuitos que, a priori, no se adaptan a sus características, pocos aciertan a ver una situación de carrera, más allá de una desgracia en forma de caída o avería, que pueda evitar que a partir de la próxima semana nos tengamos que acostumbrar a verle con otro maillot.

Van der Poel es, sin duda, el gran favorito y ya sabemos que el ciclocross es un deporte en el que el factor equipo cuenta más bien poco comparado con la ruta, pero la presencia del dominador de la especialidad en el combinado neerlandés sumada a la ausencia de Van Aert en la selección belga convierten a Lars van der Haar en el segundo gran aspirante al triunfo. El pequeño corredor de Telenet-Fidea Lions, que ya sabe lo que es vestir el jersey blanco y azul de campeón continental, es, además de un consumado y contrastado especialista, uno de los corredores más inteligentes y con una mejor lectura de carrera del pelotón. Eso lo convierte, claro, en un rival temible ya que le permitiría aprovechar la extrema vigilancia a la que otros combinados, y no sólo el belga, van a someter a Van der Poel.

Efectivamente, los belgas acuden a Tábor sin su puntal más destacado. Wout Van Aert ha decidido, como ya había avisado antes del inicio de este especial invierno que se ha planteado con la temporada de clásicas en la ruta como objetivo, ausentarse de la cita checa y eso deja al país tradicionalmente dominador de la especialidad en manos de, con perdón, actores secundarios como Laurens Sweeck, Michal Vanthourenhout, Toon Aerts, Quinten Hermans (debutante en elite y ganador de las dos últimas ediciones Sub23) o Kevin Pauwels. El problema para los hombres de Sven Vanthourenhout, que afronta su primera gran cita como seleccionador, es que ninguno de ellos destaca sobre los demás, por lo que será muy complicado, por no decir imposible, conseguir que alguno de ellos sacrifique sus propias opciones a favor de los demás.

Y, como se suele decir, a río revuelto, ganancia de pescadores. Pero, ¿qué pescadores pueden aprovechar un descalabro belga-holandés? Lo cierto es que con lo que llevamos visto esta temporada resulta casi imposible pensar en un panorama alternativo al que ya nos sabemos casi de memoria, pero, aunque sólo sea por su condición de líder de la escuadra local, hay que nombrar a Michael Boros, el campeón checo que el pasado año ganó en el Toi Toi Cup en este circuito y que ha preparado esta cita como su gran objetivo del año. Gioele Bertolini o Philipp Walsleben serían, en una primera aproximación, los otros dos nombres que cabría destacar como outsiders que podrían hacer millonario a alguien en las apuestas.

Maud Kaptheijns, la mujer a batir

Kaptheijns es la gran favorita / © Belga

Igual que sucede en el panorama masculino, Países Bajos cuenta con la gran favorita en la carrera femenina: Maud Kaptheijns. La neerlandesa ya ha ganado seis carreras en lo que llevamos de año y aunque ha reconocido que comienza a sentir los primeros síntomas de fatiga tras un arranque fulgurante de la temporada, también explicó que tanto en Ruddervoorde (donde ganó) como en el Koppenbergcross, tenía intención de levantar el pie con el único objetivo de llegar en plenitud de condiciones a Tábor.

E, igual que acontece en el combinado masculino con Van der Poel, una de las principales preocupaciones de Kaptheijns será el fuego amigo que pueda recibir desde sus propias filas y es que Lucinda Brand, aunque no ha sumado un gran número de triunfos este invierno, sí se ha mostrado como una rival muy a tener en cuenta. Un peldaño por debajo, y también vistiendo el maillot naranja, encontramos a Annemarie Worst, aunque se antoja difícil que pueda encontrar una situación de carrera de la que pueda sacar provecho.

Al mismo nivel que Brand asoma una muy irregular Sanne Cant que, ella sí, ha decidido capitanear una selección belga que, si de opciones al triunfo hablamos, completarán Ellen Van Loy y Jolien Verschueren. La campeona del mundo ha alternado este año carreras en las que ha estado muy cerca de ser esa corredora dominante que, cuando tiene un buen día, es casi imbatible con fines de semana en los que unos recurrentes problemas estomacales la han dejado completamente fuera de combate. La última vez que decidió no tomar la salida por este problema fue, precisamente, el pasado miércoles en el Koppenbergcross, pero ella misma ha asegurado que se encuentra recuperada y que viaja a Tábor con la única intención de pelear por el oro.

La buena noticia para la prueba de Tábor es que la deseada internacionalización del ciclocross sí es una realidad en la categoría masculina y, por lo tanto, sí encontramos aquí a aspirantes más allá de las casacas naranjas y azules de neerlandesas y belgas. Heleyn Wyman (Gbr), Nikki Brammeier (Gbr), Eva Lechner (Ita) o Pavla Havlikova (Cze) son mujeres que, aunque con menos claridad que las antes mencionadas, pueden aspirar a hacer algo bonito en una prueba que, a causa de esa misma internacionalización, no contará con la presencia de corredoras como Kaitlin Keough, Ellen Noble o Katy Compton, que por su origen norteamericano no pueden, evidentemente, tomar parte en la cita continental europea.

España, ausente de la cita continental

Tal y como ya anunció Ciclo21 el pasado mes de octubre, España no estará representada en la cita continental de Tábor después de que desde la RFEC se considerara que la prueba en la que se pone en juego la corona europea de la especialidad invernal del ciclismo no es un objetivo prioritario. Esto, que por desgracia no es una novedad, confirma que el futuro del cross español, depende casi en exclusiva de la iniciativa privada de los propios corredores y de esos patrocinadores, que casi podemos considerar héroes de este deporte, que invierten en una especialidad maltratada que, sin embargo, no para de crecer en número de practicantes en las distintas pruebas que cada fin de semana se celebran en nuestro país.

DORSALES MASCULINOS

1. AERTS Toon BEL
2. ADAMS Jens BEL
3. BAESTAENS Vincent BEL
4. HERMANS Quinten BEL
5. MERLIER Tim BEL
6. PAUWELS Kevin BEL
7. SOETE Daan BEL
8. SWEECK Laurens BEL
9. VANTHOURENHOUT Michael BEL
10. VANTHOURENHOUT Dieter BEL
11. VERMEERSCH Gianni BEL
12. BAMBULA Ondrej CZE
13. BÍNA Martin CZE
14. BOROŠ Michael CZE
15. HEKELE Emil CZE
16. LASÁK Matej CZE
17. MALÍK Michal CZE
18. NESVADBA Jan CZE
19. PAPRSTKA Tomáš CZE
20. PETRUŠ Lubomír CZE
21. ŠKARNITZL Jan CZE
22. BOULO Matthieu FRA
23. CANAL Fabien FRA
24. CHAINEL Steve FRA
25. MÜLLER Manuel GER
26. WALSLEBEN Philipp GER
27. BÚR Zsolt HUN
28. BERTOLINI Gioele ITA
29. DIAS DOS SANTOS Vincent LUX
30. GODRIE Stan NED
31. VAN DEN BRAND Twan NED
32. VAN DER HAAR Lars NED
33. VAN DER MEER Gosse NED
34. VAN DER POEL David NED
35. VAN DER POEL Mathieu NED
36. VAN KESSEL Corne NED
37. KONWA Marek POL
38. MIKLER Bartosz POL
39. GLAJZA Ondrej SVK
40. HARING Martin SVK
41. VOZAR Simon SVK
42. ERIKSSON Martin SWE
43. ERIKSSON David SWE
44. JANSSON Henrik SWE
45. SÄGESSER Severin SUI
46. WILDHABER Michael SUI
47. WILDHABER Marcel SUI
48. ZAHNER Simon SUI

DORSALES FÉMINAS

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