“¡Lo hemos conseguido al final, ¿eh?!” Y al final le sale un gallo que pone los pelos de punta al otro lado del teléfono. Felipe Orts acaba de salir del control antidopaje y seguramente todavía no es muy consciente de la que ha liado con su carrera en Bieles. El alicantino ha contraprogramado al Nadal vs Federer del Open de Australia. El partido del siglo. El gallo de la frase, quizás producto de una incipiente afonía tras tanto grito, quizás pura emoción por ese subcampeonato del mundo recién conseguido, no puede ocultar, sin embargo, la enorme sonrisa que se contagia a través de sus palabras.
Hay cosas que no hace falta verlas para saber que están ahí. Cuando alguien habla con una sonrisa de oreja a oreja su voz, quiera o no quiera, lo transmite. La felicidad es un sentimiento tan inexplicable como inocultable. Y Orts, Felipe Orts, es incapaz de ocultar su alegría al atender la llamada de Ciclo 21. Ni falta que le hace, ¡qué diablos!
“¿Bien? ¿Qué si estoy bien? ¡Bien no… lo siguiente!” brama. “Al final de carrera he ido pasando a gente y, de repente, me he dicho ¡me cago en diez, si este ya es el segundo!”. Y ríe. Ríe abiertamente. Y su risa se contagia porque al otro lado del teléfono está, de nuevo, el Orts parlanchín, dicharachero, bromista y alegre que parecía haber quedado un poco difuminado las últimas semanas quizás producto de la mala fortuna que acumuló en las carreras o, quizás, consecuencia del proceso de mentalización de cara a una cita mundialista en la que, aunque nunca lo reconoció, sabía que podía hacer algo grande. Muy grande.
En cuanto a su carrera, Orts explicaba que “ha salido todo muy bien. La primera vuelta, pese a una pequeña caída sin consecuencias, ha sido inmejorable. Yo he puesto mi ritmo, pero ellos llevaban un punto más y se me fueron cuatro. En ese momento, de verdad, pensé que la medalla se había complicado, pero yo he ido manteniendo mis tiempos por vuelta y ellos se han desfondado. La táctica que habíamos pensado ha funcionado a la perfección”.
Orts, como todos los demás, hace la misma lectura: Bertolini y los belgas se equivocaron al cebarse con seguir el ritmo de Nieuwenhuis. “Los belgas se han caído los dos del podio así que muy buena carrera no han hecho, pero también es verdad que siempre se sale así y aguanta el que aguanta. No hay más. Esto es ciclocross: todo el día a lo que dé la moto. Ya está. No hay más”.
Orts le decía ayer al que esto escribe que los periodistas nos habíamos venido arriba con las expectativas puestas sobre él mismo y los júnior. ¿Va a reconocer ahora que no tanto o concederá que estaba jugando al despiste? El alicantino se pone serio: “Para conseguir esto hay que correr mucho y que te salga la carrera perfecta. Creo que se nos metió mucha presión a los juveniles y a mí. Al final, ha salido como ha salido, pero ha sido muy complicado”.
El circuito estaba hoy mucho más embarrado que en el día de ayer, cuando el hielo fue el gran protagonista. Orts reconoce que “a priori, te hubiese dicho que prefería las condiciones de ayer, pero todos sabíamos lo que podía pasar”.
Ahora, el subcampeón del mundo no regresará a España ya que “me quedo por aquí para correr las últimas carreras del año. Tengo siete carreras por delante en las que espero poder estar peleando con ellos e intentar darles alguna sorpresa. ¡Ahora ya me conocen!”
Momparler: “En una carrera como hoy había que correr con cabeza”
“¡Qué grande es el chaval!” Ha costado un poco hacerse con Pascual Momparler, seleccionador español, pero la alegría por la plata obtenida por Felipe Orts no puede ocultar todavía los últimos destellos de emoción en el máximo responsable del conjunto español.
Momparler reconoce que el subcampeonato del corredor de La Vila Joiosa se ha cocinado en el hotel. Ambos tenían muy claro lo que tenían que hacer si querían tener opciones a conseguir algo tan grande como lo visto hoy en Bieles. “Felipe, los buenos corren los últimos 10-15 minutos de carrera. Al principio hay que centrarse en evitar problemas y que no haya averías o enganchones”, le decía esta mañana el seleccionador a su pupilo.
En cuanto a la carrera, Momparler asegura que “el circuito estaba mucho más pesado de lo que la gente puede pensar. Es verdad que es un barro muy líquido, pero era muy pesado. Él ha ido marcando sus tiempos por vuelta y a falta de un cuarto de hora ha empezado a apretar y cogía a la gente con muchísima facilidad. Eso, además, da mucha moral. Estar haciendo lo que quieres y cuando quieres es algo que te da ese empujón que te hace falta en esos momentos”.
El técnico de la RFEC no dudó en ningún momento de las opciones de Orts, pero reconoce que el resultado final “lo tuvimos bastante claro desde mitad de carrera. Iba sexto o séptimo y estábamos controlando los tiempos y ya iba más rápido que el segundo. Es cuando desde el box y desde varios sitios del circuito le hemos ido diciendo todos que tenía que ir a tope. A falta de tres vueltas quedó claro que si no cometía ningún error se iba a llevar la medalla”.
Una de las claves de la carrera ha estado en el planteamiento de la misma hecho por el combinado belga. “Creo que se han equivocado”, sentencia Momparler. “En una carrera como la de hoy hay que correr con mucha cabeza. Ellos se han equivocado al cebarse con seguir a Nieuwenhuis y eso les ha matado. Pero también es verdad que han tenido mala suerte en la primera vuelta. Ahora parece que lo hayan hecho todo mal, pero tampoco les ha acompañado mucho la suerte. En cualquier caso, es verdad que no han corrido con cabeza y lo han terminado pagando”.
Respecto a la carrera planteada por Orts, siguiendo las directrices que habían planteado entre ambos en el hotel, Momparler explica que “el está acostumbrado a hacer salidas increíbles y explosivas. En la Copa de España suele salir a reventar a Ismael y los demás. Yo llevo diciéndole desde hace tiempo, y hoy se lo he recalcado mucho: correr los primeros 25 minutos de carrera no te sirve de nada. Ahí corren los malos. Los buenos son los que pueden correr el último cuarto de hora”.
Momparler nunca dudó de que Orts pudiera olvidarse de las instrucciones y dejarse llevar por su manera habitual de plantear las salidas. “Con Felipe trabajo todo el año y tenemos claro que de los errores se aprende. Es un chico que se fía muchísimo de mí… y yo de él. Es importante recordar que cuando le traje al primer mundial se retiró y todo el mundo decía en España que había venido porque era alicantino [Momparler reside en esa misma provincia, N.d.A.]. ¡Pues mira! Al final, el enchufado es el que nos ha dado la medalla”.
Javier Ruiz de Larrinaga
“Como no salir esta tarde con motivación y alegría viendo lo logrado por Felipe”, decía Javier Ruiz de Larrinaga tras la medalla del alicantino. Y en la prueba élite, quien parecía que iba a recoger el guante era el propio Ismael Esteban, que durante mucho tiempo tuvo el top-10 a su alcance… aunque sería el propio ‘Larri’ el que tomaría el testigo, gracias a su constancia, lo que le daría el puesto de mejor español, el decimosexto, a 5:35, y la mejor clasificación de su carrera deportiva en un Mundial, cuyo recorrido completamente embarrado poco tuvo que ver con el de los sub23 y absolutamente nada con el de la víspera.
“Quienes tengan que sacar conclusiones que saquen –decía Larri-. Todo el trabajo, todo el sufrimiento de venir a Copas del Mundo todo el año conlleva estos resultados cuando por fin todo sale bien. Muy contento, porque han tenido que ser diez Mundiales para que me salga uno bueno. Salía atrás, pero he librado la primera caída. He pasado sobre el 32 la primera vez por meta u poco a poco he ido cogiendo mi ritmo, sin cometer errores. También teníamos el riesgo de tener problemas mecánicos y los he evitado hasta la última vuelta en la que he tenido el primer pinchazo. Me he venido arriba cuando veía que iba pasando gente poco a poco y me ha valido. Es cierto que me ha favorecido el circuito, el hecho de que estuviera más embarrado, pero otras veces corres con circunstancias menos favorables”.
Ismael Esteban
Esteban terminaba cayendo a la 27ª plaza (a 7:03) por culpa de “nueve pinchazos en toda la carrera. He llegado a ir el noveno después de haber pinchado dos veces, y he podido cogerles. Pero al final me he ido abajo. Horrible, porque en el circuito iba muy bien, cogiendo a gente, remontando y llegando a estar en este top ten. Pero no estaba el día por ello y al final se me ha ido el Mundial. Por un lado, muy bien porque me he visto con fuerzas de estar muy adelante, pero esto es así”, en declaraciones a la RFEC.