Nicolás Van Looy / Ciclo21 – La Vila Joiosa (Alicante)
La estampa tiene su aquel. En una mesa cercana, a menos de cinco metros de donde nos hemos sentado, tres matrimonios arquetípicos y prototípicos del entorno en el que estamos, disfrutan de la conversación y de unos gin tonics. Ellos, zapatos náuticos, bermudas y polo marinero. Ellas, menos uniformes, comparten ese look informal tan típico de los clubs náuticos. De fondo, la escollera del puerto pesquero de La Vila Joiosa. Más cerca, bajo el sol que todavía calienta de lo lindo pese a que pronto desaparecerá bajo el horizonte que marca el Mediterráneo, la leve brisa mueve los stays y los obenques de los veleros dándole a todo el asunto la inconfundible banda sonora de una tarde de otoño junto al mar.
Nuestros matrimonios charlan sobre lo divino y lo humano y, aunque intento mantenerme concentrado en las respuestas de mi interlocutor, no puedo evitar pensar, con cierta tristeza, que ésta tranquila conversación sería imposible en un club náutico de Ostende o Koksijde. Sería impensable encender la grabadora y esperar que tanto ellos como ellas, tras la típica duda del ¿es él o no es él?, no acabaran interrumpiendo para hacerse una foto con el subcampeón del mundo de ciclocross. Por suerte para él, a Felipe Orts eso no le pasa. Este vilero puede pasear y tomarse algo en su pueblo como lo haría cualquiera.
Para hablar con el medallista de plata en Bieles hemos elegido, de manera premeditada, el mismo lugar donde hace casi dos años, poco antes del Mundial de Zolder, nos dijo aquello de que su generación estaría “con los mejores dentro de cuatro años”. Volvemos, pues, al mismo escenario para que sólo dos días antes de arrancar en L’Enova su primer año como Elite, Felipe Orts nos confiese cómo afronta el reto definitivo de su carrera: comenzar el asalto final a la cumbre del ciclocross mundial.
– Han pasado ya ocho meses desde aquella tarde mágica en Bieles. ¿Cuántas veces ha vuelto a ver la carrera?
– ¡Esa misma noche ya la vi! Me quedé dormido viéndola, pero la vi. Hay poco que decir que no se haya visto ya.
– Al verla repetida, ¿ha podido detectar algún momento en el que, de haber actuado de otra manera, podría haber aspirado a más?
– Las tres últimas vueltas son perfectas y en las anteriores no podía ir más rápido. El circuito estaba complicadísimo para todos. Siempre puedes decir si hubiese hecho las primeras vueltas igual que la tres últimas… pero no estaba el tema para ir mucho más. Lo que hizo el ganador [Joris Nieuwenhuis, N.d.A.] estaba fuera de alcance. Estuvo tres o cuatro puntos por encima del resto.
– Ese día usted y yo hablamos y recuerdo que me dijo que su táctica había consistido en ir de menos a más. Ahora, en Elite, coincidirá conmigo en que ninguna de las grandes figuras parece guardar absolutamente nada desde la salida. ¿Va a tener que cambiar su forma de correr?
– Ya sabes que lo de guardar, en ciclocross, ¡nada! Es una forma de hablar. El esfuerzo es tipo contrarreloj. Sales a tope y, como mucho, con un puntito esperando poder aguantar. Creo que ese día, más que guardar, es que estaba muy bien de forma y no me vine abajo al final. Siempre se ha dicho que, en ciclocross, el que gana es el que hace todas las vueltas igual. Es verdad que en las dos primeras vueltas tuve peores tiempos, pero no puedo decir que fuese por ir reservando. El circuito estaba muy complicado… sales y no sabes qué te vas a encontrar. Había hielo y se estaba derritiendo. Caí un par de veces. Luego, cogí un buen feeling y me vine arriba. Iba cada vez mejor. Y no, en ciclocross no se puede guardar.
– Ese día también avisó a la competencia. Dijo aquello de “ahora ya me conocen”. En las carreras que disputó en Bélgica después de Bieles, ¿notó que los rivales le tenían más respeto? ¿Le hacían más hueco por su nuevo status de subcampeón del mundo?
– Más que hacerte hueco, porque no miras quién viene, pero es verdad que hubo un cambio en mí. A la hora de mirar a los demás, comencé a verlos como rivales y nada más. Al principio de temporada y el año anterior, que fue cuando empecé a correr allí bastante, iba más cohibido y eso te hace estar un poco fuera. Cuando te acostumbras es cuando notas la mejoría y eso es lo que buscamos el año pasado y es lo que queremos seguir buscando este año: correr con ellos y que sean eso, carrera y no salir a ver qué pasa.
– ¿Cuan cerca o lejos ha estado el subcampeón del mundo sub23 de acabar corriendo en un equipo puntero belga?
– Es un mercado muy cerrado. Es para ellos. Lo tienen montado para ellos y no quieren que nadie entre. Es verdad que hemos tenido contactos con algunos equipos como Marlux-Napoleon Games y Telenet-Fidea, pero ir allí es ir a suplicarles. Al final, salió el proyecto en España y seguro que voy a estar mucho mejor que allí. A lo mejor, si te ganas un status sí puedes subir, pero de momento hubiese sido ir a estar en las mismas condiciones que en un equipo amateur aquí y eso no era lo que buscaba. Si lo que quiero es dedicarme al ciclocross, necesito una estructura, un sueldo… Tenía claro que iba a estar mejor aquí que allí y los patrocinadores han dado el paso para que esto crezca y hay que respetar ese compromiso. Ellos me han ayudado cuando no tenía tanta repercusión, ahora hay que ser leales a ellos.
– A la presión de dar el salto a Elite como subcampeón del mundo Sub23 se añade el hecho de, junto a Ismael Esteban, ser los corredores del primer equipo de ciclocross de España. ¿Cómo afronta esa situación?
– Creo que este año tengo mucha menos presión que el pasado e, incluso, el anterior. Esta temporada es en la que más tranquilo estoy. Es un proyecto a tres años y eso te da mucha calma. Es un proyecto serio. Yo, por primera vez, me he podido despreocupar de todo. No he tenido que buscar viajes, material… me he podido centrar única y exclusivamente en mi preparación. Además, a la Copa del Mundo iré con la tranquilidad de no tener que buscar un resultado, sino aprender intentando estar lo más adelante posible.
– Ya que es usted el que lo dice, tradúzcame ese “estar lo más adelante posible”
– ¿Te acuerdas lo que te dije el día antes del Mundial de Bieles? [Orts se mostraba ese día ilusionado, pero opinaba que desde la prensa especializada estábamos poniendo demasiada presión sobre él y, sobre todo, los Júnior]. Pues te digo ahora lo mismo: no hay que buscar ya un resultado concreto. Hay 20 corredores que están muy fuertes. ¿Puede que seamos uno de ellos? Sí, puede ser, pero creo que poder estar entre el 20º y el 30º estaría muy bien. No podemos olvidar que lo del año pasado en el Mundial ha ocurrido muy pocas veces en España. No hay que venirse tan arriba y aguantar un poco para ver dónde está de verdad nuestro nivel.
– Hace dos años, en este mismo lugar…
– Hace dos años era impensable que estuviésemos hablando de lo que estamos hablando.
– Tiene razón, pero me dijo que podrían estar con los mejores en un plazo de cuatro años. ¿Considera que está cumpliendo etapas en ese camino al ritmo que tenía pensado cuando me contó aquello?
– Eso fue antes, como ahora, antes de empezar la temporada y ese año gané la Copa de España Elite, algo que nunca antes había conseguido un Sub23. Eso ya es un paso mucho más grande de lo que podía esperar. El año pasado estuve delante en todas las pruebas de la Copa del Mundo salvo en alguna que tuve averías y fui segundo en el Mundial, otro paso que no tenía previsto. ¡Claro que lo sueñas!, pero no piensas que lo vayas a conseguir. Mira, cada año estamos dando pasos firmes y este año lanzamos el proyecto del equipo. En principio, los dos primeros años tienen que ser para crecer. Parte del motivo del fichaje de Isma [Ismael Esteban] es para que pueda aprender de él. Somos rivales, pero siempre podré aprender cosas de un corredor veterano en cuestiones de alimentación y preparación. Todo, pensando en ir subiendo peldaños.
– Queda claro que a nivel internacional su gran objetivo será aprender y amoldarse a la categoría, pero imagino que en España sí tiene objetivos más ambiciosos.
– Sí, claro. El objetivo del equipo es ganar la Copa. Ese y el Campeonato de España son los dos grandes objetivos que tanto Ismael como yo tenemos. Están también Kevin [Suárez] y Larri [Javier Ruiz de Larrinaga] y Aitor [Hernández]. Los cinco vamos a ir a ganarla.
– ¿Va a correr más en el extranjero?
– Voy a correr todas las de la Copa del Mundo, como el año pasado. Donde sí notaré la diferencia será en otras carreras. En el periodo de Navidad, cuando más carreras se concentran, correré allí.
– ¿Sacrificaría parte del calendario español para correr más en Bélgica?
– Eso habrá que verlo. Depende de cómo vaya en la Copa iré a Valencia o a Namur. ¿Qué voy a priorizar? Si me estoy jugando la Copa, tendré que ir a Valencia. El año pasado, ni me lo planteaba, pero este año no voy a estar peleando un puesto en la general de la Copa del Mundo, así que no tiene sentido, si tengo opciones en la Copa de España, sacrificar Valencia para ir a correr a Namur. Eso sí, si ya está ganada, que sería lo ideal, o ya no tengo opciones, entonces sí iré a Bélgica.
– ¿Los patrocinadores le han marcado algún objetivo a cumplir?
– Nada. Que aprenda. Ellos buscan que pueda estar en el top mundial en tres o cuatro años.
– ¿Cree que lo podrá conseguir?
– [Resopla] Es muy complicado. Nadie lo ha hecho antes en España. A todo el mundo le gusta apretar, pero hay que ver dónde está nuestro techo. Yo, por ahora, sigo viéndome cada año mejor, así que… ¿por qué no?
– Se ve con margen de progresión…
– Sí, creo que sí, pero teniendo siempre muy claro que todavía hay muchas cosas por mejorar. Aún tenemos diferencias grandes con los países de allá…
– Eso es algo evidente. Por ello, la pregunta es obligada: ¿llegará el momento en el que sea absolutamente necesario olvidarse del calendario nacional y hacer el calendario completo fuera?
– Creo que no hace falta. El calendario de España está muy bien. No necesitas allí para ir a coger puntos porque tenemos varias C1 y C2. Estar aquí, además, es mejor para entrenar… ¡si hasta ellos suelen venir aquí entre semana! Habiendo nivel, que lo hay, no hay motivo para no correr en España. A lo mejor, esto no lo niego, se cambien los objetivos y las prioridades, pero lo de aquí se puede correr y creo que, como lo que decía antes de los patrocinadores, hay que correrlo porque los organizadores llevan tiempo haciendo muchos esfuerzos y nosotros ahora estamos en disposición de devolverles algo por nuestra parte.
– Repite mucho que quiere aprender y conocer circuitos. Dígame qué quiere decir, exactamente, eso de conocer circuitos. ¿En qué se fijan ustedes en ese sentido?
– Dónde gastar fuerzas y dónde no. Cuando estuve en febrero, después del Mundial, creo que aprendí un montón. Sobre todo, a correr en arena. Parece una tontería, pero no lo es. Aquí pasamos los tramos de arena bien y allí no hay manera. Piensas que ya has corrido en un montón de circuitos y que ya lo sabes todo, pero no. También te fijas en cuestiones relativas al material. Aprendí a bajar presiones, algo que aquí no puedes hacer y es algo que de cara a otras carreras te puede valer. Cuando vas la primera vez dices ¿cómo puede ir esta gente con esta presión? Y sí se puede, pero es algo que sólo puedes aprender allí porque aquí, si bajas presión, te lo cargas todo.
– El año pasado fue segundo en un Mundial que se disputó en un circuito desconocido para todos. Este año se correrá en Valkenburg, un circuito que todos conocen bien. ¿A qué cree que puede aspirar España?
– Te voy a decir algo: creo que en Bieles nos benefició que fuese un circuito desconocido. Es lo que estamos hablando: todos los belgas han corrido mil veces en todos los circuitos. Por ejemplo, Quinten Hermans, que tiene mi edad… ¡ha corrido en Koksijde, al menos, cinco veces! Eso hace que en la primera Copa del Mundo yo penalizo seguro y para él es sólo una más. En Bieles, sin embargo, al ser la primera vez para todos, es otra historia. Las cosas se igualan. Igual que era nuevo para mí, era nuevo para todos.
– ¿Notó usted, fuera del mundillo ciclista, algún tipo de boom alrededor de su figura o del ciclocross tras la plata de Bieles?
– ¡Hombre, claro! De repente, todo el mundo sabía lo que era el ciclocross y todo el mundo había visto el Mundial. Fue bonito. Hubo mucha gente que en la vida había visto un ciclocross y que se ha preocupado y me ha preguntado cómo voy, cómo estoy. Los éxitos gustan a todo el mundo y espero que esa sea la gente que este año se enganche. ¡A todo el mundo que empieza a verlo le gusta! Es un deporte muy espectacular. No conozco a nadie que me haya dicho que se ha aburrido viendo una carrera.
– Usted empieza ahora su andadura como Elite. ¿Qué le sentimiento le produce la superioridad de Van Aert y Van der Poel? ¿Le motiva o le desilusiona?
– [Ríe a carcajadas] ¡Esta mañana estaba pensando eso mientras entrenaba! Creo que es una situación mala para el ciclocross. Tíos con tanta superioridad… si no están, parece que los demás no vayan rápido y cuando están, parece que sólo ellos pueden ir rápido. Mira, cuando ellos no están las carreras van a toda hostia igual, pero tienes a cuatro o cinco para ganar. Estos dos, hasta que no den el salto a la ruta, creo que pueden aburrir. Los duelos del año pasado estaban muy bien, pero mejor que no haya tanto duelo entre ellos y haya más variedad de ganadores.
– Si pudiese elegir una cualidad de cada uno de ellos, ¿cuáles serían?
– La técnica de Van der Poel y la fuerza de Van Aert.
– Iván Feijoo y Jofré Cullell inician su primer año como Sub23. ¿Cómo ve el relevo en la categoría que acaba de abandonar?
– Creo que de aquí a dos o tres años van a estar peleando con nosotros. Seguro. Este año no van a poder, porque el primer año es complicado. Nosotros vamos más rodados y el motor se tiene que notar, pero son dos chavales muy buenos. Quizás, el primer año puedan estar como estaba yo, entre los diez primeros.