Han pasado algo más de dos días desde la sorprendente victoria de Alberto Bettiol en la Vuelta a Flandes, uno de los momentos de la temporada. El italiano sorprendió a los grandes favoritos en el segundo Monumento del año y se presentó en sociedad con su primer triunfo en siete campañas como profesional. Con el Premio Escalda a la vuelta de la esquina y la París-Roubaix el próximo domingo, la hazaña de Bettiol pasa ya a un segundo plano, pero será un hito difícil de olvidar. El ganador en Oudenaarde es el nombre más destacado de la reciente De Ronde, pero no el único. Aquí señalamos a las sensaciones y decepciones de la carrera.
1º Alberto Bettiol (Education First). Nadie contaba con el italiano para la victoria en Oudenaarde, pero ninguno de los favoritos tuvo las piernas para responder a su brutal ataque en el Viejo Kwaremont. Nunca había levantado los brazos desde que pasó a profesionales y su mejor resultado en la Vuelta a Flandes era un 24º puesto. Dos podios en la Tirreno-Adriático, su ataque en el Poggio y la cuarta plaza en el E3 Harelbeke eran pequeñas muestras de que llegaba en un gran estado de forma, aunque ningún experto le situaba entre los outsiders. Su equipo sí confío en él, le cuidó y preparó la jugada ganadora con el impagable trabajo de Vanmarcke y Langeveld. Bettiol remató a lo grande. Es campeón por derecho propio.
2º Kasper Asgreen (Deceuninck-Quick Step). De las múltiples bazas que tenían los lobos de Patrick Lefevere, el danés de 24 años era, junto a Declercq y Keisse, la menos esperada. Novato en De Ronde, se filtró en el primer movimiento tras el Berendries, estiró y cortó el pelotón después del paso por el Muur y respondió al ataque de los veteranos Vandenbergh (Ag2r) y Vanmarcke (Education First) en el segundo ascenso al Viejo Kwaremont. Primero, recortó el hueco tirando en cabeza del grupo, y ya en el Paterberg, saltó en solitario a su búsqueda. Por si fuera poco, una vez cazado, Asgreen aguantó con los mejores en el tramo decisivo y en el llano camino de Oudenaarde se jugó la carta del podio con un ataque a dos kilómetros de meta. Otro diamante en bruto del Deceuninck.
3º Alexander Kristoff (UAE Emirates). Ganador de la Vuelta a Flandes en 2015, el podio es un premio de consolación para el noruego. Ciclista de gran fondo y superviviente nato, aguantó en el grupo de los favoritos sufriendo en los tramos más duros, siempre a rueda, esperando su momento. Olió sangre Kristoff por un momento después del Paterberg y tomó la cabeza del grupo en busca de Bettiol. Ante la falta de colaboración se volvió a refugiar y aseguró la tercera plaza con un sprint de fuerza por todo el centro, sin rival. No lo hace bonito, pero es un seguro de vida en este tipo de llegadas.
4º Mathieu Van der Poel (Corendon-Circus). No defraudó el debutante más esperado, con permiso de Valverde. Y eso que a 60 kilómetros de meta se llevó un tortazo que parecía dejarle fuera de combate. El rey del barro tardó en levantarse, dolorido, pero unos minutos después ya se le vio, como un poseso, adelantando a medio pelotón en el Viejo Kwaremont. Una vez que llegó a la cabeza se mostró atento e inquieto, salió a varios cortes e incluso provocó la última gran aceleración, que no selección, en el Paterberg, a la caza de Bettiol. Con varios rivales a rueda, no cometió el error de llevarles hasta la victoria y se frenó. El neerlandés sorprendió a los analistas que cuestionan su capacidad de fondista con un sprint tras 270 kilómetros en las piernas en el que solo fue superado por Kristoff. La heroica remontada merecía el podio. Volverá a Flandes para ganar.
8º Alejandro Valverde (Movistar). El estreno del campeón del mundo en De Ronde aporta un nuevo argumento para aquellos que critican la histórica planificación de su calendario. El Bala ha demostrado que puede competir de tú a tú con los grandes especialistas del pavés y, por qué no, luchar por una victoria en Flandes. Muchas veces se ha puesto en duda su inteligencia táctica en carrera, pero el domingo se le vio bien colocado en la parte final y atento a las ruedas que parecían ser las buenas. Saltó a los cambios de ritmo de Lampaert, Van Avermaet y, en el último paso por el Paterberg, Van der Poel. Suplió la falta de experiencia en las piedras con actitud y fuerza y terminó en una meritoria octava plaza. Honor al arcoíris.
10º Greg Van Avermaet (CCC). Sempiterno favorito en la Vuelta a Flandes, el décimo puesto le sabe a poco. Fue uno de los más activos en los tramos clave y, de hecho, respondió al ataque ganador de Bettiol en primera persona, pero no tuvo fuerzas para seguirle ni para soltar al resto de candidatos. Donde antes marcaba las diferencias, ahora no parece tan superior. A sus 33 años (cumple 34 en mayo) sigue en la pomada, ha sido segundo en el Circuito Het Nieuwsblad y tercero en el E3, pero le falta ese necesario punto de forma o inspiración para subirse a lo más alto del podio.
11º Peter Sagan (BORA-Hansgrohe). A este Sagan me lo han cambiado, pensamos muchos. Corto de preparación, llegó a Flandes con 23 días de competición y una sola victoria en el ya lejano Tour Down Under. No deja las sensaciones a las que nos tiene acostumbrado, esa capacidad de dominar la carrera, esa alegría para cambiar de ritmo y romper el grupo de favoritos en pedazos. En el Paterberg se le vio sufrir lo indecible, con la lengua fuera, para conectar con la cabeza. No es su mejor temporada y en solo unos días defiende el título que logró el año pasado en Roubaix.
14º Wout Van Aert (Jumbo-Visma). Si Van der Poel llegó al corazón de los aficionados con una portentosa exhibición, su némesis en el ciclocrós nos ha dejado fríos. Se le presupone potencial, motor y clase, pero le falta carisma. No asumió más riesgos de los necesarios cuando tuvo que cerrar algún hueco, a rueda de Van Avermaet o el propio VdP. El belga dispone de un potente equipo a su disposición y que trabajó en cabeza del pelotón durante muchos kilómetros, pero no remató y ni siquiera lo intentó. De su actitud depende la imagen que se forjará como ciclista en las próximas temporadas. Nadie duda de que acabará con un brillante palmarés.
24º Iván García Cortina (Bahrain-Merida). De actitud va sobrado este asturiano de 23 años que parece haber nacido en una marmita de cerveza belga. Fue el primero de su equipo en cruzar la línea de meta pese a moverse mucho en cabeza de carrera, aunque no dio con el corte bueno. La del domingo fue su tercera participación en De Ronde, mejorando los resultados de las dos anteriores (37º en 2018 y 68º en 2017). La progresión es indudable. Tenemos pedruscómano para rato.
25º Sep Vanmarcke (Education First). Nunca antes había celebrado Vanmarcke un puesto tan discreto en una gran clásica. El flamenco, capo en Flandes, cambió su papel y mentalidad, lo dio todo por el equipo y por su líder, el tapado Bettiol. Se movió en el segundo paso por el Viejo Kwaremont, un ataque que obligó a trabajar a sus rivales. Ya cazado, enfiló al grupo en la aproximación al tercer y decisivo asalto al Kwaremont y se apartó fundido y con el deber cumplido. La victoria de su compañero le sabe a gloria a un hombre que desde muy pequeño sueña con los adoquines, pero que nunca ha tenido la fortuna necesaria para ganar un Monumento. El abrazo con Bettiol y su sincera sonrisa lo dicen todo.