Flecha, última piedra en el Circuito Het Nieuwsblad

FLECHA PERFIL

El perfil del exprofesional de Puigcerdà

Roberto Tejedor / Ciclo 21

El 27 de febrero de 2010 Juan Antonio Flecha Gianonni inscribió su nombre tras conquistar su primera clásica flandrien, el Circuito Het Nieuwsblad. Allí donde rubricaron su firma insignes de la historia como Johan Museeuw, Peter Van Petegem, Roger de Vlaeminck o Eddy Merckx, a los ojos de la ciudad de Gante desplegó su particular arco en un gesto que ha pasado a ser el sello de una victoria histórica. Ahora se cumple el primer decenio de lo que supuso el mayor premio a una trayectoria de un corredor que pasará a la historia como el último en conquistar un hito para el ciclismo español, el pavé.

Desde el alba hasta el anochecer Gante se presenta como una ciudad fría y lluviosa en los meses de invierno, al estar rodeada además por los ríos Lys y Escalda la humedad es tan notable que provoca que la niebla sea de un espesor infranqueable por algún rayo de luz en todo el día, convirtiendo el escenario urbanístico -anclado en el s.XVI- en un croma de tonalidad gris oscuro casi marengo. Tono que impregna el carácter y la rutina de los habitantes de la pequeña capital flamenca situada en el corazón del Flandes Oriental, sosegados, tranquilos, aburridos, tan solo rompen su monotonía a partir de julio en las fiestas locales, donde la cerveza se brinda a ser conciencia de los asistentes e infatigable compañera hasta la madrugada. Aparte convive la vida universitaria, un resquicio de juventud que añora tiempos del atractivo de una ciudad que fue la más grande de Europa en el s.XVI al norte de los Alpes, tras París.

En el plano puramente ciclista el perfil cambia 180 grados. El gantés es fiel aficionado y tanto es así que la ciudad se convierte en el epicentro de interés como principal protagonista del inicio de la temporada belga a finales de febrero, que a su vez estrena el periodo de las clásicas sobre pavé tradicionalmente coto privado para sus corredores en primavera. Para la cita anual se engalana la plaza de San Pedro (Sint-Pietersplein), rectángulo perfecto con suelo adoquinado cerca de la estación de tren y ubicada en la distancia por la cúpula de 57 metros de la abadía del mismo nombre que la plaza y punto de enlace de la universidad con el Citadelpark al sur, lugar de trasiego estudiantil y vaivén de curiosos entre semana. Tal espacio se aprovecha para dar cabida al primer evento ciclista del año: salida y llegada oficial, por entonces, del Circuito Het Nieuwsblad (reconocida hasta 2008 como Het Volk al haber estado auspiciada por el otro periódico local durante 60 años) y a la concurrencia que arrastra consigo desde público, hasta instalaciones y logística de carrera y equipos, generando un ambiente propicio para disfrutar de la competición y los ciclistas.

Hace 10 años el nombre propio que más se repetía como favorito entre los asistentes era el de Tom Boonen, y con razones de peso: venía de un 2009 en el que se proclamó vencedor por tercera vez de París-Roubaix, mismo número de victorias hasta entonces en el otro gran monumento sobre adoquín, la Vuelta a Flandes. Además vestido con los colores del driekleur logrado un año antes y un palmarés que aglutinaba triunfos en Gante-Wevelgem (1), E3 Prijs Vlaanderen (4), etapas en el Tour de Francia y el Mundial de 2005 en Madrid, presentando un año más su candidatura a seguir pulverizando los registros que le catapultarían a ser el mejor clasicómano de la historia. Aunque ese año en concreto fuera para olvidar.

Flecha, con el Vacansoleil © Iraia Calvo

Flecha, con el Vacansoleil © Iraia Calvo

En un escalón inferior se situaba un corredor con más bagaje en OHNB que Boonen, que jamás ha ganado esta prueba, Philippe Gilbert. Si había algo más doloroso para un flamenco que ser derrotado por un neerlandés en su terreno era que lo hiciese un valón. Gilbert (n. Verviers) había profanado en un par de ocasiones Het Volk en La Française dex Jeux en 2006 y 2008, estaba a un paso de igualar el record que ostentaban las estrellas de Flandes, Ernest Sterckx, Joseph Bruyère y Peter Van Petegem. Imaginar un nuevo triunfo del gallo de Valonia en Gante era arrancar de raíz la lengua al león vlaanderen durante una buena temporada, digerible tan solo por su incorporación en 2009 al Omega Pharma-Lotto.

El resto de aspirantes lo componían Nick Nuyens, belga en el Rabobank neerlandés y que continuaba dando pasos para hacerse un hueco entre los grandes y siendo además antiguo compañero de Tommeke en Quick Step, quien garantizó su victoria en 2005; Thor Hushovd y Heinrich Haussler en el Cervélo, con el primero habían conseguido el triunfo un año antes y disponían de un equipo realmente potente. Y por último la pareja que componían Edvald Boasson Hagen y Juan Antonio Flecha en Sky, nuevo equipo surgido desde los resultados y experiencia en la pista británica del director deportivo Dave Brailsford que apoyados en un amplio presupuesto había apostado firmemente por llevar su innovadora metodología a la carretera. Se había hecho con los servicios del catalán con una idea clara: conseguir la réplica de un adoquín en los más alto del podio en el velódromo de Roubaix, que para Flecha hubiera supuesto colmar su ambición y superar así la hazaña de Miquel Poblet, segundo en 1958.

Así fue como cruzaron sus destinos ambas partes por un objetivo en el que Flecha había invertido sus pretensiones durante años pero sin haber alcanzado el premio, el único con el que podía soñar ya, la victoria. Recién aterrizado de su anterior equipo Rabobank, donde pulió su técnica sobre el pavé tras llegar de Fassa Bortolo e ibanesto.com en sus primeros escarceos en la especialidad, contaba como mejor arma con su inteligencia, la que le permitió en ocho años de experiencia bregar en solitario con corredores donde la palabra traición es moneda de cambio, e infierno, el adjetivo calificativo que comparten por igual climatología y trazado.

La adaptación comenzaba desde el invierno, estar en plena forma en abril debía el precio al trabajo cimentando la resistencia y fuerza como fundamentos básicos antes de empezar la competición, principalmente inaugurada en Catar, eligiendo entornos menos agresivos descartando riesgos innecesarios y afianzar un estado de forma en donde su rendimiento debía florecer en primavera. No era de extrañar el nivel mostrado en OHN en años anteriores, en el que su rendimiento había sido notable con un 2º puesto en su debut en 2007 y un 3º en 2009 atesorando su condición y un presagio, siempre que subió al podio alcanzó sus mejores cotas en Roubaix, a pesar que la ronda gantesa tuviera más traza de la Vuelta a Flandes, de hecho en la actualidad calca en tantas veces repetido final mítico en De Ronde con el desenlace entre la conexión entre el Muur de Gerardsbergen y la cota del Bosberg, rumbo a la meta en Ninove como recuerdo de una etapa imborrable del monumento flamenco.

Tal especialización trajo consigo una evolución desde su victoria en el Tour de Francia en Toulouse en 2003 en Ibanesto, al año siguiente ser 4º en Gante-Wevelgem en Fassa Bortolo, gozando de libertad ocupando el hueco dejado por Franco Ballerini, a la que sumó una actuación brillante en 2005 finalizando como 2º en GW y 3º en Paris Roubaix. Desde aquel momento, Flecha, consolidó su desafío en la búsqueda del máximo reconocimiento en las clásicas del norte. Bravata o no, lo intentó hasta el final de su carrera, su insistencia por entrometerse en terreno exclusivo de clasicómanos de cuna, por empaparse de una competición en las antípodas cultural de su país, hizo ganarse el respeto y lograr la atención en una versión de ciclismo épico más allá de los gigantescos «cols» del Tour, convirtiéndose en el último corredor español en poner una pica en Flandes.

Ese rara avis brota en estos tiempos en la figura del asturiano Iván García Cortina, quien se postula como firme sucesor por mantener vivo una posibilidad de victoria. Y quién sabe si convertirse en el primero en levantar el pedrusco en el velódromo de Roubaix. Lo que no queda duda, por el momento, que cada final de febrero, cuando llega como cada año la entrada oficial a la temporada de clásicas, la memoria nos trasladará inexorablemente a la figura de Juan Antonio Flecha.

 

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*