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Froome no pudo con Quintana el pasado año / © Sky
“Es cierto que tengo la sensación de tener cuentas pendientes con la Vuelta a España”, así de claro se ha mostrado Chris Froome a sólo unos días de comenzar su sexta participación en una carrera en la que ha sido tres veces segundo, pero cuyo triunfo se le ha mostrado siempre esquivo.
El británico sabe que, pese a encontrarse a las puertas del club de los cinco Tours, su figura no resiste la comparación con ninguno de los otros integrantes de ese selecto grupo y que un triunfo en otra carrera de tres semanas podría, si no igualarle, sí legitimarle para compartir honores con los Hinault, Anquetil, Induráin y Merckx.
Para conseguir ese objetivo, el equipo Sky ha puesto, siempre según su jefe de filas, toda la carne en el asador. Froome considera que “nunca antes hemos venido a la Vuelta con un equipo tan potente como este año”.
Lo que nadie puede negarle al de Nairobi es su empeño en subirse a lo más alto del podio de La Castellana. “Es una carrera que me encanta, pero es extenuante”, analiza. “El recorrido es siempre mucho más montañoso que el del Tour de Francia y, en general, las condiciones son más duras”.
Algunas de esas duras condiciones a las que hace referencia el cuatro veces ganador del Tour de Francia pueden ser achacables a los diseñadores del recorrido, pero otras están fuera de cualquier tipo de control. “Siendo mediados de agosto en España se pueden esperar temperaturas superiores a los 40º. Es absolutamente brutal”.
Pese a lo montañoso del recorrido y el habitual calor de la ronda española, para Froome “lo que realmente hace especial a esta carrera es su ubicación en el calendario. Se reúnen corredores que han preparado la Vuelta como objetivo específico y otros que vienen de completar una temporada”.
