Es el más feliz del mundo. Tiene razones para ello. Es el ganador de todo un Tour de Francia. Chris Froome: “El Tour de Francia representa un viaje extraordinario. Empecé a rodar al manillar de una bicicleta de montaña por las carreteras polvorientas de Kenia y aquí estoy, luciendo el maillot amarillo del Tour de Francia, la carrera más hermosa del calendario ciclista… Es difícil expresar lo que siento con palabras. Hemos tenido la suerte de vivir una bonita batalla todos los días, cortesía de los vientos laterales, la lluvia y las montañas. El equipo ha rodado con mucha presión. Hubo una jornada en que terminé la etapa solo, pero el resto de los días me han acompañado de principio a fin. En este Tour hemos visto de todo, lo cual convierte esta 100ª edición es una carrera excepcional».
El británico se percató de que podría llegar a este momento en España. «La primera vez que pensé que podría destacar en una clasificación general de grandes vueltas fue en la Vuelta a España. Antes de la Vuelta, me parecía muy difícil rendir al más alto nivel de forma regular. Tenía algunas jornadas muy buenas, pero no lograba garantizar la continuidad. En cambio, en la Vuelta 2011, lo conseguí y eso me dio mucha confianza».
Y espera que su vida siga siendo la misma que hasta ahora. «Todo el mundo me dice que esta victoria me va a cambiar la vida, pero mi deseo, sinceramente, es que no cambie nada. Me ha encantado el desafío de este año: mes tras mes, acercarme al Tour, entrenar en altura, competir en otras carreras y colocarme líder».
Preguntado sobre sus opciones de victoria los años pasados dijo que «siempre es fácil pensar en lo que debería haber hecho para ganar el Tour el año pasado o la Vuelta en 2011, pero las cosas no son así y siempre tengo la sensación de haberlo dado todo como corredor profesional».
Y se acordó de Kenia, de África, de sus orígenes como ciclista, persona y deportista: Sé que los corredores que conozco en Kenia van a celebrar esta victoria con una bonita salida de 200km, atacando como acostumbran a hacerlo. Espero que mi actuación inspire a muchos jóvenes africanos. Si pudiera ser un ejemplo para ellos, sería fantástico: la experiencia me dice que si se quiere algo y se trabaja dura, es posible conseguirlo. Ahora, sin embargo, pienso en el presente. Tengo 28 años y, en mi opinión, la mayoría de los ciclistas viven sus mejores años a principios de la treintena. Me encantaría volver para aspirar al título tantos años como pueda, mientras me acompañe la motivación».
Reconoció que lo pasó mal en la segunda subida a la cima mítica alpina. «Mi peor momento este año fue probablemente en Alpe d’Huez, cuando me dio la pájara. Es una sensación horrible. Las personas que practican deportes de resistencia saben a qué me refiero: ¡sentir que se te acaba la “gasolina” a falta de 5 kilómetros de ascensión! Mentalmente es muy duro… Tengo que dar las gracias a mi compañero de equipo Richie Porte, que me acompañó en ese momento y me dio los ánimos que necesitaba. Y el momento más bonito, la ascensión al Mont Ventoux y, más concretamente, el momento en que ataqué para imponerme en la cumbre».