Gante-Wevelgem: Van Avermaet se doctora a lo grande

Greg Van Avermaet en la meta de Wevelgem / © Sporza

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Una vez más, un domingo más, la pelea, física y psicológica que Greg Van Avermaet (BMC) y Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) están llevando a cotas impredecibles a principios de esta misma campaña –uno diría que es la versión rutera de la rivalidad entre Van Aert y Van der Poel en el ciclocross– ha regalado a los aficionados una de esas tardes en las que descubren, al levantarse del sofá, que sus músculos están casi tan tensos como los de los propios corredores. Sus enfrentamientos, a los que en cada carrera se invitan nuevos protagonistas secundarios que ayudan a inclinar la balanza de un lado u otro, mantienen en tal nivel de tensión a los espectadores que más de uno haría muy bien en hacer una visita al cardiólogo antes de que la semana que viene la Vuelta a Flandes marque el inicio de lo que se antoja como la madre de todas las batallas que en el ciclismo clasicómano actual son posibles.

La Gante-Wevelgem, el ensayo general de cara a De Ronde y una de las pruebas más grandes del ciclismo de un día –de ahí que ese calificativo de ensayo sea bastante injusto– presentaba este año la gran novedad, muy criticada, de la inclusión de cuatro kilómetros de plugstreets, caminos no asfaltados que en un día soleado y seco como el de hoy hacen que los corredores protagonicen escenas, levantando polvo a su paso, más propias de otras carreras. Nadie sabía exactamente qué se podía esperar en esa corta pero peligrosa zona, pero finalmente la carrera volvió a decidirse en sus zonas más habituales, verbigracia, las subidas de la parte final de esos 249 kilómetros de recorrido.

La primera parte de la carrera, la que transcurre antes de la entrada en escena de los bergs estuvo protagonizada por una fuga de siete unidades integrada por Hugo Houle (Ag2R-La Mondiale), Ryan Mullen (Cannondale-Drapac), Mark McNally (Wanty-Groupe Gobert), Christophe Masson (Veranclassic Aqua Protect), Jay Robert Thomson (Dimension Data), Preben Van Hecke (Sport Vlaanderen-Baloise), Dennis Van Winden (Israel Cycling Academy) y Loïc Chetout (Cofidis) que no tardó en alcanzar una ventaja que durante muchos kilómetros osciló entre los seis y siete minutos respecto a un pelotón en el que los grandes favoritos rodaban tranquilos a la espera de la llegada del terreno en el que ellos iban a tener que tomar el mando.

Las primeras ascensiones, que comenzaron con el Catsberg, a 113 kilómetros de la meta, sirvieron, como es normal, para ir dejando atrás a los más débiles. Los nervios y el gran número de corredores que todavía integraban ese gran grupo provocaron varias caídas que también contribuyeron lo suyo a reducir el tamaño de ese pelotón. Sin duda alguna, fue el conjunto Katusha-Alpecin el que se llevó la mayor ración de mala suerte hoy al ver cómo Tony Martin, que poco antes había incluso provocado un importante corte en la cabeza del grupo, como Sven Erik Bystrom, con una fractura en la mano, tenían que decir adiós desde el suelo casi al mismo tiempo que Alexander Kristoff, su gran baza para esta prueba, se despedía de cualquier opción al sufrir una avería en pleno tramo de tierra.

Mientras tanto, el campeón del mundo, Peter Sagan (Bora-Hansgrohe) jugaba con sus rivales. Se dejaba caer a la cola del grupo. Entraba muy retrasado en zonas donde lo aconsejable es rodar en cabeza. No hacía ninguno de esos movimientos secos a los que nos tiene acostumbrados. Todos, rivales incluidos, dudaban. No sabían si el portador del maillot arcoíris iba tocado o si se estaba dedicando a guardar fuerzas para la zona decisiva. Mientras, su gran rival, Greg Van Avermaet (BMC), movía los dorados ribetes de su maillot, señal de su actual reinado olímpico, provocando cortes y haciendo que algunos de los hombres que, al menos sobre el papel, podían tener alguna opción, se vieran en dificultades para seguir el ritmo.

Pero eran precisamente esos movimientos del belga los que descubrían las cartas del eslovaco. Cada vez que Van Avermaet hacía ademán de marcharse, Sagan recuperaba terreno como un misil y se plantaba a su rueda. Incluso –le resulta imposible contenerse– daba algún relevo. Más de uno pensaba entonces que todo había acabado, pero las aguas volvían, una y otra vez, a su cauce.

Así fue hasta que ya en las dos últimas subidas, al Baneberg y el Kemmelberg, la pelea se desató por completo. Van Avermaet y Sagan fueron los primeros en irse, pero sus rivales contaban todavía con los suficientes domésticos como para neutralizarlos. Jasper Stuyven (Trek-Segafredo) fue el siguiente en intentarlo. A su rueda se soldó un muy activo Yves Lampaert (Quick Step Floors), pero ambos fueron neutralizados en plena ascensión al Baneberg.

Finalmente, fue en el Kemmelberg donde el campeón olímpico rompió la carrera. El de BMC se movió y nadie le siguió… hasta que Sagan, siempre Sagan, se fue con él. Los dos abrieron hueco y por detrás, algo despistado al principio, John Degenkolb (Trek Segafredo) evidenció haber afinado su golpe de pedal antes de las grandes citas y consiguió dar caza a los dos fugados. Tras el alemán, hicieron lo propio Niki Tersptra (Quick Step Floors), Matteo Trentin (Quick Step Floors) y Edvald Boasson Hagen (Dimension Data).

A ese sexteto se unió un grupo de ocho unidades en el que, entre otros, viajaba Jens Keukeleire (Orica-Scott), Michael Matthews (Sunweb) y Sonny Colbrelli (Bahrain Merida). La cosa se ponía enormemente bien para un Quick Step que tenía a dos hombres por delante y a Tom Boonen y Fernando Gaviria en el grupo perseguidor, donde Lotto-Soudal se vio obligado a trabajar a destajo porque, una vez más, no habían conseguido meter a nadie en el movimiento decisivo del día en lo que empieza a convertirse en una preocupante costumbre para la escuadra belga.

Pese a todo, ese grupo nunca conseguiría volver a enlazar y por delante ni Trentin ni Terpstra estuvieron atentos cuando Van Avermaet protagonizó su enésima apuesta. Esta vez sí, el belga se marchó. Sagan, al que todos se quedaron mirando, no respondió y sólo Keukeleire pudo unirse al campeón olímpico para lo que iba a ser una carrera de persecución de 15 kilómetros.

Durante ese camino hacia la meta, en el que el grupo de Sagan llegó a acercarse a 8 segundos de Van Avermaet y Keukeleire, se produjo la imagen polémica de la jornada cuando el coche de equipo de Sunweb se saltó las instrucciones del jurado y se puso junto al grupo del campeón del mundo, en el que tenía a Matthews, en una maniobra prohibida y en la que muchos vieron un claro beneficio para su corredor y los que rodaban con él.

Finalmente, Van Avermaet y Keukeleire coronaron su fuga y se plantaron en la meta para disputarse el triunfo entre ellos. Fue el campeón olímpico el que rodó en cabeza los últimos 400 metros. Lo hizo pausado. Recuperando. Ambos sabían que contaban con una ventaja suficiente como para pensar muy bien qué debían hacer. El de BMC lanzó el sprint a falta de 150 metros para el final y Keukeleire no pudo más que rendirse a la evidencia de que a día de hoy no hay nada que hacer en esa situación. Por detrás, Sagan venció el sprint de su grupito para acabar tercero y sumar un nuevo podio a su campaña.

Van Avermaet: “Es evidente que soy el gran favorito para De Ronde”

Van Avermaet se mostró muy satisfecho después de haber conseguido su primer triunfo en la Gante-Wevelgem, una carrera que “he intentado ganar muchísimas veces sin haberlo conseguido”. El campeón olímpico aseguraba que “no voy a decir que conseguir ganar hoy haya sido coser y cantar, pero sí que ha ido más fácil que lo esperado. Me he sorprendido a mí mismo”.

En cuanto al movimiento que le acabó dando el triunfo, Van Avermaet analizaba que “Terpstra y el corredor de Sunweb [Michael Matthews, N.d.A.] no iban a fondo. Peter se estaba poniendo nervioso y se veía que no iba cómodo. Creo que he hecho el movimiento en el momento justo llevándome sólo a Jens”. Aunque había conseguido soltar a Sagan, Van Avermaet reconoce que “no me gustaba [la compañía de Keukeleire] porque también es muy rápido. Sabía que tenía que esperar lo máximo posible para poder tener alguna opción de ganarle, por eso he lanzado el sprint a 150 metros de la meta”.

En cuanto a su posición como gran favorito de cara a la Vuelta a Flandes, Van Avermaet reconoce que “ahora ya no puedo decir que no soy el máximo favorito para la Vuelta a Flandes. Es evidente que lo soy y que llego con mucha confianza”.

Sagan: “He decidido quién ganaba la carrera”

Peter Sagan celebra su 3º puesto en la Gante-Wevelgem / © Bora-Hangrohe

Muy diferente era el relato de la carrera que hacía el gran derrotado: Peter Sagan. El campeón del mundo no pudo ocultar, a la conclusión de la prueba, su enorme enfado con el holandés Niki Terpstra. “No entiendo qué es lo que quería hacer Terpstra”, explicaba el eslovaco. “Atacó para meterse en la escapada, pero luego dejó de trabajar”. En su habitual registro de showman Sagan se atribuyó el mérito de haber decidido la carrera ya que, en relación a esa falta de compromiso del hombre de Quick Step Floors, explicó que “esta es una de las maneras de perder una carrera contra mí. ¡Qué le vamos a hacer! No tenía compañeros junto a mí y yo no puedo trabajar para todos sólo para ponérselo más fácil y que me ganen en el sprint. Esta vez, he decidido quién debía ganar la carrera. Pese a todo, no estoy decepcionado. Si ganas siempre pierdes la motivación. Ahora estoy de nuevo motivado para sumar algunas victorias más. Ya veremos qué pasa en Flandes y Roubaix”.

Søren Kragh Anderseen: “Terpstra me escupió a la cara”

Søren Kragh Andersen tras llegar a meta / © Sunweb

Pero Peter Sagan no era el único que estaba muy enfadado con Niki Terpstra al terminar la carrera. A los reproches del campeón del mundo, de los que el de Quick Step Floors siempre podría defenderse diciendo que su equipo llevaba otras bazas por detrás y que sus órdenes eran las de no cooperar, se unen unas graves acusaciones para las que, de ser ciertas, no existe excusa alguna.

Según aseguró el danés Søren Kragh Anderseen (Sunweb) nada más subir al autobús de su equipo en Waregem “Terpstra perdió la cabeza y me escupió a la cara” una actitud que el danés, evidentemente, encontró inaceptable. “Aquello acabó con cualquier posibilidad que teníamos de colaboración. No lo entiendo”.

Niki Terpstra: “Andersen es el único que no ha trabajado. Algo típico”

Terpstra cruza la línea de meta / © Quick Step Floors

Por supuesto, Niki Terpstra (Quick Step Floors), el hombre al que Peter Sagan acusó de no trabajar en la persecución de Van Avermaet y Keukeleire, no estaba en absoluto de acuerdo con la lectura del campeón del mundo. “Si Sagan puede ir de farol, yo también tengo ese derecho”, sentenciaba el holandés que, a la vez, no negaba que desde su punto de vista estratégico era el eslovaco el que tenía que llevar el mayor peso de la carrera: “él es el campeón del mundo y yo tenía a Boonen y Gaviria por detrás. Con esa situación, no era cosa mía cerrar el hueco”, resumía. “Yo no tenía que ser el verdugo de los escapados, pero sí hice mi parte. En realidad, éramos cinco perros peleando por el mismo hueso y finalmente dos de ellos se han ido con él”.

En cuanto al momento en el que Van Avermaet y Keukeleire se han ido por delante, Terpstra reconoce que “He dudado demasiado y creo que Sagan también” y no tiene reparos en añadir que “hemos discutido entre nosotros, pero después de eso hemos decidido que lo mejor para ambos era trabajar juntos e intentar darles caza. El único que no ha hecho nada ha sido Kragh Andersen, pero eso es algo típico en ese equipo”.

Patrick Lefevere: “Niki no pensó que Sagan jugaría tan fuerte”

Y como siempre que hay alguna polémica de este tipo, Patrick Lefevere, mánager del Quick Step Floors, no puede evitar echar algo más de gasolina al fuego. “Sobre el papel, Niki podía haber ganado a Van Avermaet y Keukeleire y por eso le habíamos pedido que no se entregara demasiado”, explicaba el veterano directivo que añadía que “también influía el hecho de tener a Boonen y Gaviria por detrás”.

Lefevere continúa explicando que “en un momento determinado Sagan deja hueco y Terpstra no quiso cerrarlo. Creo que no tenía que haberlo hecho. Nunca pensó que Sagan jugaría tan fuerte”.

GALERÍA DE IMÁGENES

Los corredores, antes de la salida / © Sky

Una de las muchas caídas que han sufrido hoy los corredores / © Sky

El danés Marco Haller vuelve a carrera tras sufrir una caída / © Sky

Tom Boonen corrió su última Gante-Wevelgem / © Sky

El viento también fue protagonista hoy / © Sky

Los plugstreets dejaron bellas imágenes / © Sky

Van Avermaet y Keukeleire preparan el sprint final / © Sky

Puntos TOP Ciclo 21: Fran Ventoso, 4 (primer español 1.UWT) / Héctor Carretero, 2 (primer sub-26)

CLASIFICACIÓN | GANTE-WEVELGEM FEMENINA

CLASIFICACIÓN WORLD TOUR TRAS LA GANTE-WEVELGEM (COMPLETA AQUÍ)

CLASIFICACIÓN WORLD TOUR EQUIPOS TRAS LA GANTE-WEVELGEM

CLASIFICACIÓN WORLD TOUR PAÍSES TRAS LA GANTE-WEVELGEM (COMPLETA AQUÍ)

Previa: Gante-Wevelgem: ¿Evolución o traición?

Peter Sagan estrenó en Wevelgem su semana mágica de 2016 / © Ciclo21

Andan las aguas revueltas en Bélgica a cuenta de la última ocurrencia de los responsables de una de las grandes citas del calendario ciclista de aquel país, la Gante-Wevelgem. A una semana de la disputa de la Vuelta a Flandes, ese evento que trasciende más allá de lo meramente deportivo para convertirse en un símbolo de identidad nacional (o nacionalista, según se mire) de la zona flamenca, la propuesta que este año han planteado desde Flanders Classic no está siendo del agrado de todo el mundo ya que son muchas las voces que consideran que la introducción de cuatro kilómetros de caminos sin pavimentar, el conocido sterrato de la Strade Bianche, no son precisamente una evolución de la prueba sino más bien una traición en toda regla a la esencia de la carrera y, por extensión, al tipo de ciclismo que en ese país se idolatra.

[Dorsales oficiales masculinos y femeninos al final del artículo]

Patrick Lefevere, el siempre locuaz manager del Quick Step Floors, ha sido el crítico que de forma más contundente y expresiva ha dado su opinión. “Georges Matthys debe de estar revolviéndose en su tumba”, ha asegurado el veterano dirigente. Y lo cierto es que la cosa no es un asunto menor: la Gante-Wevelgem es considerada como el ensayo general de cara a la Vuelta a Flandes. Una mini De Ronde. Y cuando se nombra en aquel país al segundo Monumento de la temporada las palabras deben de medirse enormemente.

En opinión de los críticos, hay muchas carreras con lo que en Bélgica se denomina con el anglicismo plugstreets. Además de la Strade Bianche, la prueba italiana que se ha convertido en referencia de este tipo de ciclismo, existen ejemplos más cercanos como el Tro-Bo-Léon, A Través de Hageland o Schaal Sels. Existe, además, el temor de que la inclusión de este nuevo elemento juegue en contra de la seguridad de los ciclistas en esta carrera, una cuestión muy relevante para una prueba, no lo olvidemos, en la que el pasado año se dejó la vida Antoine Demoitie.

Y la cuestión no es baladí porque estas carreras, las grandes clásicas, se corren de una forma muy concreta teniendo en cuenta el conocimiento del terreno que cada cual tiene. En el caso de la Gante-Wevelgem, además de las tradicionales subidas que jalonan el trazado, el paso por De Moeren, donde el viento suele hacer de las suyas, es uno de los puntos cruciales de la jornada. Introducir ahora esos cuatro kilómetros de plugstreets podría variar de forma sustancial ese guión y muchos temen lo que podría suceder si un pelotón de más de un centenar de unidades llega compacto a ese lugar donde apenas cabe un coche.

Por lo demás, aunque no es poco, la Gante-Wevelgem no presentará grandes diferencias respecto a otras ediciones, pero nadie puede predecir a ciencia cierta qué efecto pueden tener esos plugstreets situados prácticamente a cincuenta kilómetros de la línea de meta y con una buena ración de subidas en las piernas y con únicamente el Baneberg y el Kemmelberg por delante.

Por ello, en esta ocasión De Moeren y las subidas podrían perder algo de peso específico en la carrera si es que el pelotón decide esperar y ver qué pasa en esa nueva zona propuesta por la organización. Aunque, por el contrario, también podrían ganar importancia esas zonas tradicionales si es que los protagonistas deciden intentar dejar las cosas vistas para sentencia antes de meterse en esos caminos de tierra. Cualquiera de las dos opciones es viable y sólo el domingo tendremos la respuesta a esos interrogantes.

A estas alturas de la campaña es absurdo volver a repasar la lista de favoritos porque los nombres que nos vamos a encontrar son los de siempre. Resulta prácticamente imposible –aunque ese es un adjetivo que debería de prohibirse en el deporte– imaginar que pueda surgir de la nada un nuevo aspirante capaz de meterse en ese grupo de hombres que afinan ya sus piernas de cara a la Vuelta a Flandes que espera –y que esperan– dentro de siete días. Quizás, y por esa necesidad que siempre existe en el deporte de destacar un hecho sobre todos los demás, cabría mencionar el dulcísimo estado de forma con el que Philippe Gilbert (Quick Step Floors) está llegando al momento crucial de la primavera, lo que podría permitir a su equipo, sin duda el más fuerte como bloque de todo el panorama clasicómano adoquinado, añadir otro gran as a su ya repleta baraja.

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Perfil de la Gante-Wevelgem 2017 / © Flanders Classics

Las subidas de la Gante-Wevelgem 2017

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