Es jerezana, rubia, despierta, y un poco tímida, y seguramente la fan más joven de Joaquim Rodríguez. Lo es ahora que tiene cinco años, pero ya lo era a los tres, cuando empezó a llenar su habitación con fotos de su ídolo, cuando no se perdía una etapa del Tour o de la Vuelta por la tele, cuando comía viendo sus vídeos. La afición al ciclismo le viene por vía paterna. Su padre corrió en juveniles y aficionados, hasta que una lesión en el pie le hizo olvidarse del que era su sueño: llegar a profesionales.
“La afición al ciclismo se la he podido inculcar yo, pero la pasión por ‘Purito’ no sé de dónde le viene. A mí me gusta mucho Joaquim como ciclista, pero también admiro a otros muchos. Lo de mi niña es algo increíble. Lo idolatra”, comenta el padre de la criatura en el hotel donde se hospeda el equipo Katusha y al que ha acudido la familia con la pequeña Genoveva para que ésta conozca personalmente a Joaquim.
Fue el jueves, después de la rueda de prensa que dio el corredor a los enviados especiales a la Vuelta a España. Cuando Purito la cogió en brazos y le dio los besos, la niña se le abrazó llorando de emoción y no había manera de contenerla. Joaquim le dio un maillot del equipo talla niño, dedicado, y Genoveva lo estrujó entre sus manitas de uñas pintadas.
“Muchas gracias Joaquim, no sabes lo feliz que la has hecho”, le decía su madre al ciclista catalán. “Esto es algo que mi niña no va a olvidar en su vida”. Purito, visiblemente emocionado, le contesto que “momentos como éste me dan una gran moral y me suben la autoestima; gracias a vosotros”.
Genoveva montó en su pequeña bicicleta blanca y roja (los mismos colores del Katusha) con su maillot, junto al bus del equipo ruso. Para ella, la Vuelta sólo tiene un favorito. Y lo será aunque no la gane.
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