Philippe Gilbert (Quick Step Floors), reciente y más que contundente ganador de la Vuelta a Flandes tras una cabalgada en solitario de más de 50 kilómetros, ha terminado por ceder a los deseos de Patrick Lefevere y Wilfried Peeters, mánager y director deportivo, respectivamente, de su equipo y no tomará la salida el próximo domingo en una París-Roubaix en la que, al menos de forma pública, había expresado su deseo de trabajar a favor de Tom Boonen.
Pese a que el comunicado de su equipo asegura que la decisión ha sido consensuada entre el corredor de Verviers y los responsables de la escuadra, lo cierto es que la presencia o no del campeón belga en Compiegne ha sido el centro de una incipiente polémica durante las últimas 48 horas. Lefevere, que no se ha caracterizado nunca por sus circunloquios, dejó claro desde el primer momento que no veía con buenos ojos la presencia del valón en el Infierno del Norte. Wilfired Peeters, por su parte, se alineó –como es lógico– con el jefe.
“La París-Roubaix ejerce un gran magnetismo sobre mí, pero no estaré allí este año”, aseguraba Gilbert a través del comunicado hecho público por Quick Step Floors. Un comunicado que, además de para poner fin a la polémica que comenzaba a alimentar demasiados titulares alrededor de un equipo que esta semana necesita, sobre todo, tranquilidad, desvela la respuesta a la otra gran pregunta que en torno al portador del maillot tricolor se viene haciendo desde hace algunas semanas y que no era otra que saber con qué planes afrontaría las Ardenas.
“Necesito recuperar bien y comenzar a pensar en las Ardenas, donde seré parte de un equipo muy fuerte junto a Julian [Alaphilippe] y Dan [Martin]”, añadía un Gilbert que se apuntaba a la teoría esgrimida por Lefevere y Peeters: “sólo he corrido Roubaix una vez, en 2007, y para una carrera como esta necesitas experiencia. Tom necesita todo el apoyo que se le pueda en su último intento aquí y tener un equipo fuerte es un factor muy importante. Le deseo mucha suerte”.
Lefevere sigue buscando patrocinador
Esta decisión no puede leerse de forma independiente a la situación de inseguridad que rodea a todo el proyecto de Quick Step Floors. Patrick Lefevere, uno de los mánagers históricos de este deporte, ya dejó claro que el tiempo corre en su contra y que de no encontrar patrocinador antes del comienzo del Tour de Francia dará por concluido su paso por el ciclismo.
El belga sabe perfectamente que para asegurarse el interés de un potencial patrocinador es fundamental, más incluso que hacerlo en las grandes vueltas, que su escuadra brille allí donde siempre ha sido el espejo en el que todos los demás se han mirado: las grandes clásicas de primavera.
Por el momento, nadie puede poner un solo pero al rendimiento del conjunto que ha sumado ya 21 triunfos y que, con Philippe Gilbert se anotó una victoria que, al menos en cuanto al objetivo que persigue de forma prioritaria Lefevere, valió su peso en oro tanto por el escenario como por la manera como se produjo. Además, las nada casuales declaraciones de Gilbert ayer lunes –“quiero seguir corriendo para Lefevere, al menos, dos temporadas más”– fueron palabras dirigidas directamente a aquel CEO que pueda estar pensando ahora en invertir unos cuantos millones en un equipo ciclista.
A Lefevere la atención mediática en la París-Roubaix, última aparición profesional de Tom Boonen, no le preocupa en absoluto. El circo está montado desde hace mucho tiempo. Si Tornado Tom vence, miel sobre hojuelas, pero no es eso lo prioritario ahora. Lo importante, claro, es asegurarse que la buena imagen que está dando su equipo se prolongue más allá de este segundo domingo de abril y llegue, al menos, hasta que dé inicio la temporada de grandes vueltas con el Giro de Italia. Para ello, es fundamental que Quick Step Floors esté a la altura de sí mismo en las Ardenas y, nadie puede quitarle la razón a Lefevere aquí, Philippe Gilbert es el corredor que, sobre el papel, con más garantías puede defender ese pabellón.