A falta de menos de cuatro días para la disputa de una nueva edición de la París-Roubaix los equipos comienzan a hacer los reconocimientos previos de los tramos adoquinados de la carrera. Uno de los más madrugadores ha sido el Sky de Sir Bradley Wiggins que pondrá fin a su carrera deportiva en la ruta de una manera muy poética: llegando a un velódromo, escenario de las nuevas andanzas en su futuro deportivo.
Esos primeros reconocimientos han arrojado imágenes impactantes. Tras las lluvias caídas en los últimos días en la zona norte de Francia, algunos de esos tramos empedrados se encuentran completamente anegados. Intransitables, dirían algunos. Por el momento, aunque no son del todo fiables, las predicciones meteorológicas hablan de un domingo seco, pero de la posibilidad de que siga cayendo agua en los días previos a la carrera. La preocupación, claro, se ha hecho palpable entre los corredores y los equipos, aunque no tanto entre la organización y mucho menos entre los aficionados, que se frotan las manos ante el espectáculo que se viene.
Desde ASO, entidad organizadora de la carrera, han sido muy claros al respecto y uno de sus representantes, Thierry Gouvenou, ha zanjado el debate. Algunos tramos están muy mal. “En efecto, así es”, contesta sin inmutarse. “Pero esto es la París-Roubaix. No exageremos. Es algo que no nos preocupa”.
Gouvenou, tras esta afirmación tan categórica añadió que “hay tramos que están bien y otros que están menos bien [sic]. Sobre todo al principio hay algunos tramos que están en mal estado debido a la lluvia. Están embarrados y cubiertos de agua, pero nada dramático”.
El tramo que más preocupa a todos es el de Haveluy. Número 19 de la carrera. 2.500 metros de cuatro estrellas. Y no preocupa porque sea una zona decisiva. Ni mucho menos. Aquí nadie se jugará sus opciones, pero se encuentra en una zona de alto valor geoestratégico. Es el tramo previo al Bosque de Arenberg. En ese punto el barro y el agua cubren por completo el trazado y es literalmente imposible ver los adoquines… o la ausencia de los mismos. “Esa zona concreta está, efectivamente, en muy malas condiciones a día de hoy”, reconoce Gouvenou. “En ese tramo tendremos que trabajar un poco todavía, pero repito: no me preocupa. El ayuntamiento trabajará para retirar la mayor cantidad de agua posible y nosotros dejaremos que el sol haga su trabajo”.
En cualquier caso, desde ASO repitieron cuál es su postura respecto a cómo deben de desarrollarse las cosas en el Infierno del Norte. “Si la zona sigue estando muy mal el domingo, siempre podemos pasarla por la izquierda [por la carretera, N.d.A], pero esto es la París-Roubaix y ni hay que exagerar ni hay que ser demasiado dramáticos”. Más claro… agua.
Dicho todo esto y ante la insistencia de los periodistas, Govenou repasó la situación de los tres tramos de cinco estrellas del recorrido. Casi llegó a brillarle el colmillo. Los aficionados salivan pensando en lo que puede ser aquello. “El Carrefour de l’Arbre está peor que otros años. Año tras año ese tramo se hace más duro. Creo que en todo el trayecto no hay ni un solo adoquín bien colocado. Los corredores tendrán que tener cuidado”. Así de simple.