La decisión del Gobierno de Francia de prolongar el confinamiento de nuestros vecinos del norte hasta el 11 de mayo y, sobre todo, mantener la prohibición de grandes eventos públicos hasta mediados de julio ha metido en un monumental lío –por si la situación no era ya lo suficientemente complicada anteriormente– al mundo del ciclismo.
Todavía sin fechas oficializadas, el ya seguro aplazamiento del Tour de Francia va a tener un enorme impacto sobre el resto del calendario. La Grande Boucle es la carrera señalada por todos como la única que podría salvar, al menos en parte, la debacle económica de todos los actores implicados en este circo ambulante que es el ciclismo y, por lo tanto, evitar la quiebra del actual modelo del deporte.
Pero el aplazamiento de la prueba gala afectará, sin duda alguna, a otras pruebas como la Vuelta a España. La ronda nacional, que como el Tour o el Giro es mucho más que sólo una prueba deportiva, debería servir para poder mostrar al mundo la recuperación de un país especialmente golpeado por el Covid-19 y, por ello, su celebración podría considerarse –al menos, en lo que al ámbito deportivo se refiere– como una cuestión de Estado.
La Vuelta a España, como sus homólogas francesa e italiana, es una enorme campaña de promoción internacional de la Marca España vestida de carrera ciclista y, por lo tanto, no cabe duda de que la decisión final sobre lo que tenga que pasar con ella no dependerá única y exclusivamente de la organización, sino que será el propio Estado el que tenga una voz muy importante en ello.
En cualquier caso, parece todavía demasiado pronto como para que los máximos dirigentes del país puedan perder ni un solo minuto de su tiempo pensando en cualquier cosa que no sea atender y atajar la emergencia sanitaria que vivimos.
Ciclo 21 ha querido, en cualquier caso, conocer los escenarios sobre los que trabajan Javier Guillén y su equipo y, por ello, ha preguntado al Director General de la Vuelta a España qué efecto directo puede tener el retraso del Tour, que todo indica que llevará a la Grande Boucle a terminar dos días después del arranque previsto de la Vuelta.
“El escenario temporal sigue estando demasiado abierto como para dictar sentencias”, asegura Guillén. “Dicho esto y mientras no sepamos cuándo se va a reabrir el calendario ciclista, la Vuelta no va a ponerse a elucubrar”.
En cualquier caso, siguiendo con lo que ya adelantó en este mismo medio hace unas semanas, Guillén sigue poniéndose al servicio del interés general del ciclismo y no se enroca en una defensa numantina de sus fechas previstas. “Preferimos trabajar sobre seguro y no lo haremos hasta que se haya oficializado por parte de la UCI, que es el órgano competente en este caso, un nuevo calendario que pueda ser tomado como definitivo”, sentencia.
Otra de las grandes dudas que se ciernen sobre la Vuelta a España son, precisamente, las dispares decisiones políticas que se están tomando en los distintos países europeos para frenar la propagación del Covid-19.
En ese mismo sentido, nadie puede asegurar ahora que Países Bajos y España vayan a poder entenderse llegado el momento sobre la idoneidad o no de permitir que una caravana de más de 3.000 personas como la que mueve la Vuelta a España viaje con absoluta soltura desde España a Utrecht y vuelta para la salida de la carrera.
Es evidente que Guillén y los suyos son conocedores de ello y por ello reconoce, preguntado sobre cuál es la postura de las autoridades neerlandesas respecto a ese arranque en Centroeuropa, que “todos estamos atentos a los acontecimientos. Nuestros contactos con Países Bajos son permanentes si bien, a día de hoy, la prioridad de las autoridades neerlandesas es afrontar el día a día de la pandemia”.
En cualquier caso, Guillén no cierra la puerta a un posible cambio de planes obligado por las circunstancias. “Con relación a la Vuelta todos nos encontraremos en la misma situación, trabajamos con la ilusión de que se va a hacer, pero estamos sujetos -como todos- a la evolución de las circunstancias”.
Varias fuentes cercanas al intercambio de ideas que están teniendo lugar durante estos días entre la UCI y los distintos actores del ciclismo apuntan a Ciclo 21 en que la idea de que tanto el Giro como la Vuelta puedan ver reducida su duración a dos semanas está tomando fuerza de forma importante según pasan los días y la ventana de fechas disponibles se hace más estrecha.
Guillén no ha querido confirmar este extremo, pero reconoce que “todos estamos pendientes de saber cuándo podrá volver a arrancar la temporada ciclista. Mientras no se fije esa fecha, todo lo que se pueda organizar y debatir son puras especulaciones y discusiones internas”.
Una vez más, el Director General de la Vuelta a España muestra una postura constructiva respecto a cualquier solución que lleve a celebrar lo que resta de temporada 2020 en las mejores condiciones posibles. “La organización de la Vuelta trabaja para poder realizar la carrera en unas condiciones que sean lo más parecidas posible al escenario inicialmente previsto”, explica, añadiendo que “a partir de ahí, en todos los escenarios que se puedan barajar, nunca se nos ha hecho llegar una propuesta o posible consideración de que Giro y Vuelta deban reducirse a menos de tres semanas, es más, todos trabajamos con la duración histórica de nuestras carreras”.