Juanma Gárate ha convocado a los medios de comunicación el próximo lunes en San Sebastián para anunciar lo que era un secreto a voces, su retirada como profesional a los 38 años, después de una larga y fecunda carrera de quince temporadas, si bien su último año en Belkin no debería ser considerado como tal. No por él, sino por la inhumana y vergonzosa actitud del conjunto holandés ante y después de sus demandas
Aunque para todos el nombre de Gárate suene a capitán de ruta, a gregario de lujo, no debemos olvidarnos de que es un hombre que acabó en los primeros años de su carrera en el ‘top 5’ de Giro y Tour, que se ha anotado etapas en las tres ‘grandes’ –y en una cima tan mítica como el Ventoux-, la montaña en la ‘corsa rosa’ o el Campeonato de España en Murcia 2005. Sin embargo, yo siempre le recordaré por dos motivos. Primero, por su valentía –quizá quijotesca, pero absolutamente honrada y admirable- de reclamar sus derechos laborales este último año, lo que le condujo a un ostracismo del que nadie le defendió, y en definitiva a esta retirada, ese final que no quería como confesaba hace poco en Biciciclismo. Y luego por su fenomenal sentido táctico en carrera: creo que nadie me ha explicado de una forma tan clara como se puede desarrollar un Mundial. Hablar con él en los prolegómenos de eventos como Geelong o cualquiera de los otros tres ‘aro iris’ en los que estuvo era un auténtico placer. Por no hablar de su ‘sacrificada’ misión de ‘vigilante’ del despistado de Oscar Freire.
En cualquier caso, es un hombre que, por conocimientos y por carácter, se merece seguir vinculado al ciclismo de alto nivel. De hecho, acaba de ser uno de los alumnos del reciente Curso Nacional de Entrenadores, aunque tampoco desentonaría como comentarista especializado en radio o televisión.
Por el contrario, la salida de Iván Gutiérrez del mundillo profesional ha sido más callada. Era algo que intuíamos y dábamos por hecho a tenor de los acontecimientos. Pero el de Hinojedo no ha dicho nada y tan sólo hemos sabido que seguirá vinculado a Movistar Team, pero sin especificar la misión.
Ya manifesté hace tiempo que es uno de los corredores cuya ausencia sentiremos. Seguro. No es vano estamos hablando de un periplo profesional de dieciséis años, del único corredor español que ha llegado al profesionalismo avalado por un Campeonato del Mundo contrarreloj como sub23 –en ese histórico Mundial de Treviso y Verona en el que también descubrimos a su paisano Freire-, de otro podio en la lucha con el arco iris en el agridulce Mundial de Madrid 2005 y de seis títulos de Campeón de España, lo que supone un récord absoluto de ‘rojigualdos’.
De él ya escribí ampliamente con ocasión del último Nacional que ganó, por lo que no me quiero extender sobre un ciclista atípico, especial en muchas facetas, pero con el que siempre he tenido una buena y más extensa relación personal. Y al que, como Gárate, también echaré de menos.
Gracias, campeones. Y hasta pronto.