Fue en 2016 cuando Mathew Hayman alcanzó la gloria. Aquella Roubaix que ganó para sorpresa del mundo entero y para desgracia del sueño de Tom Boonen y sus cinco ‘adoquines’ fue la cima de su carrera deportiva. Con aquellos 38 años y un palmarés más que discreto -tenía un oro en en los Juegos de la Commonwealth Gold de 2006 y la victoria en la Paris-Bourges de 2011 como triunfos más destacados- se impuso en una carrera que, en teoría, está llamada a tener entre sus ganadores corredores-leyenda. Hoy, con 39 años cumplidos, renueva una temporada más con Orica-Scott.
Hayman entró en la historia con aquel sprint suicida, con aquella reacción de incrédulo, boca abierta, ojos como platos, no me lo creo, no me lo creo, ¿he ganado yo? Sí, Mathew, le gritaban en el velódromo mágico; sí, Mathew, vociferaban desde el coche de equipo. Aquella Roubaix hizo cambiar el punto de vista de este corredor, que si bien se dedicaba al trabajo diario, al de batalla en la trinchera sin excesivo reconocimiento, dio un paso al frente para estar en más de una quiniela cada vez que se disputaba una clásica de primavera que, por las circunstancias, le podía ir como anillo al dedo.
Sin embargo, Hayman, objetivamente, en el último año se ha mantenido en su papel de siempre, el de corredor trabajador para otros, y como sea como fuere su rendimiento es óptimo, el Orica-Scott ha decidido renovarlo una temporada más. Es decir, que al final de su contrato, y si no hay un extra de otro año por venir, tendrá los 40 años tan últimamente habituales en corredores que, bien mirado, mantienen intactas (o casi) sus cualidades y, sobre todo, su enorme experiencia en la batalla codera en el centro de un pelotón enrabietado.
Hayman se unió al equipo australiano en 2014 y cumplirá así su quinta temporada con los ‘canguros’: «Estoy muy contento de estar en Orica-Scott, realmente he encontrado aquí mi casa», ha manifestado el corredor a través del comunicado de su equipo. «Estoy agradecido de que el equipo todavía tenga fe en mí, ya que soy muy viejo». El papel del australiano, según confirma la escuadra, será de hombre de trabajo en las clásicas. «Me encantan las clásicas, hemos crecido como equipo en estas carreras y estoy muy contento de poder volver a hacerlo en 2018.»
El director deportivo de Orica, Matt White, considera, según el comunicado, que los 17 años de carrera como profesional del australiano son más que una garantía para el funcionamiento del equipo. «Aunque Maty no empezó con nosotros, ciertamente terminará con nosotros», ha dicho White. «Siempre hemos tenido un equipo para evolucionar con los jóvenes y tener un tipo con tanta experiencia como Mat en torno a los más jóvenes, realmente es incalificable». Para el director, el australiano es, simplemente, un ejemplo para los nuevos valores: «Cuando tienes un corredor en tu equipo que ha ganado la París-Roubaix después de 15 intentos… esa es la actitud que queremos en nuestros jóvenes», continuó White.