“Sólo las guerras mundiales han sido capaces de parar el Tour de Francia. Cuando todo esto pase, las ganas de ver la carrera entre los aficionados serán todavía mayores”. Así, diciéndolo todo sin decir absolutamente nada, despachaba hace un par de días Christian Prudhomme la cuestión sobre una posible suspensión del Tour de Francia al que hoy le restan exactamente cien días para arrancar desde Niza, ciudad a la que finalmente no pudo llegar la París-Niza hace sólo una semana.
Sin embargo, la cada vez más preocupante situación de la crisis del coronavirus en Europa hace que las dudas sobre la posibilidad o no de que la Grande Boucle de este 2020 se termine cancelando sean más y más grandes. Con Roland Garros, el otro gran evento deportivo del verano francés (y que se tendría que haber disputado entre los días 18 de mayo y 7 de junio), aplazado hasta septiembre, son muchas las voces que comienzan a hablar de imprudencia al referirse al aparente empecinamiento de ASO por negarse a contemplar la suspensión del Tour.
El último en sumarse a la polémica ha sido Bernard Hinault que en una entrevista concedida a Le Parisien volvía, como en sus tiempos sobre la bicicleta, a ejercer de portavoz crítico y aseguraba que “si hace falta anular el Tour de Francia no se puede dudar”.
El Caimán no ve claro que un evento como la Grande Boucle sea una prioridad dada la actual situación por la que atraviesa Francia, el resto del Viejo Continente y el mundo entero. “Estamos hablando de un riesgo de muerte. En algunos momentos, tienes que dejar de pensar en el ciclismo y eso es algo que también van a entender los aficionados al ciclismo”, disparaba Hinault en velada contestación a las palabras de Prudhomme con las que iniciábamos este artículo.
El cinco veces ganador de la ronda francesa volvía a insistir en que “si el Tour de Francia se tiene que anular, no podemos andar con dudas. Nos enfrentamos a una enfermedad mortal y eso es algo mucho más importante que el Tour”.
En cualquier caso, Hinault también añadió que todavía queda margen para tomar una decisión definitiva. “A principios de junio tiene que haber una decisión tomada”, explicaba. “Hay que tener en cuenta que se trata de un trabajo logístico enorme en el que, entre otros, están involucrados muchos hoteles y la propia policía. Por ello, no podemos esperar hasta última hora”.