Seguramente era sólo cuestión de tiempo antes de que algo así sucediera. Tal y como muy acertadamente reflexiona Kiko García, uno de los tres directores técnicos de la Vuelta a España, en una entrada en su muro de Facebook, las organizaciones “estamos trabajando muy duro e invirtiendo mucho dinero para poder aplicar todos los protocolos necesarios para limitar los riesgos de contagio, pero necesitamos contar con la comprensión y ayuda de todos los aficionados”. El excorredor valenciano añade que “de momento las carreras no serán cómo antes, y tenéis que entender que el uso de mascarillas es imprescindible en cualquier momento, pero más si cabe en los puertos, donde la velocidad se reduce y la distancia con los ciclistas queda reducida a la mínima expresión”.
Todo esto lo asevera García a la luz de una imagen de la Strade Bianche en la que se observa al ganador final de la misma, Wout Van Aert, transitar junto a un numeroso grupo de aficionados de los que ninguno lleva la preceptiva mascarilla protectora.
Es evidente que la organización de una carrera ciclista no puede mantener el control y asegurar el cumplimiento de las normas a lo largo de todo el trazado de una etapa o clásica. Eso, como se suele decir, sería ponerle puertas al campo. Sus esfuerzos deben centrarse en garantizar la burbuja de las zonas de salida y meta, donde, como dice Kiko García, sí es posible, con trabajo e inversión, acotar las zonas de forma clara y efectiva.
Y eso, velar por cumplir y hacer cumplir las reglas que marcan los nuevos protocolos sanitarios es lo que no hizo la organización de la Ruta de Occitania en la zona de meta de la segunda etapa según los miembros del equipo Ineos.
El corredor neerlandés Dylan van Baarle se lamentaba amargamente en los micrófonos de la cadena de radio de su país NPO de que “considero que aquí se está siendo muy poco estricto con el cumplimiento de las restricciones. Puedes ver perfectamente a muchas personas pasar a tu lado sin llevar mascarilla. Es algo que me ha sorprendido mucho”. Y avisa: “si el Tour funciona así, va a ser difícil”.
Todo ello ha llevado al equipo Ineos, según la prensa neerlandesa, a registrar una queja oficial ante la organización por el laxo control de la misma por el cumplimiento de las normas. Una queja con la que el conjunto de, entre otros, Egan Bernal, Chris Froome, Geraint Thomas y Richard Carapaz, esperan conseguir una reacción por parte de los máximos responsables de la prueba que ha vuelto a poner en marcha el calendario francés. Sin embargo, tanto el equipo como la organización han asegurado que esa queja no se ha producido de manera formal.
“Todo es muy raro”, concluía Van Baarle en NPO. “Nuestros auxiliares hacen todo lo posible por darnos las mascarillas rápidamente, pero la gente sigue queriendo sacarte el bidón directamente de la bicicleta”.
Durante la pasada semana tanto la Vuelta a Burgos, la Strade Bianche o el Circuito de Getxo optaron por la solución más difícil de asumir para cualquier organizador: no permitir el acceso al público a la salida, a la meta o a ambas. Mientras, tal y como demuestran las fotos de la llegada de esa segunda jornada de la Ruta de Occitania, la organización francesa no ha restringido la presencia de aficionados en esa zona final.