Hace casi dos meses y medio que sonriente, tal y como reconoció en su momento, culminó “la mejor carrera de mi vida”. Era la primera cita puntuable para la Copa de España de ciclocross e Ismael Esteban (Torrelavega, 16 de septiembre de 1983) no pudo pasar de la décima plaza en la trigésima edición de la prueba de Llodio. Para cuando el cántabro entró en meta, su compañero de equipo, Felipe Orts, hacía ya tres minutos que había levantado los brazos. Nada de eso, sin embargo, podía borrar la sonrisa del portador del maillot rojigualda de campeón de España. Esa mejor carrera de su vida tenía un significado muy especial y nadie que haya seguido mínimamente el ciclocross durante la última década pudo evitar sentir una inmensa alegría con esa décima posición.
Para entenderlo, hay que atrasar el reloj dos meses más. Los especialistas del invierno ultiman su preparación de cara al inminente arranque de la campaña. Ismael Esteban, junto a Felipe Orts, formará parte del primer equipo español centrado en el ciclocross. A punto de cumplir los 34 años se abre ante él la gran oportunidad de su vida: poder dedicarse en exclusiva a su gran pasión. Como los siempre envidiados especialistas centroeuropeos. El cántabro, decíamos, se machaca en un gimnasio poniendo a tono su musculatura. Cargó la máquina de sentadillas y algo salió mal. Terriblemente mal. 150 kilos se le vinieron encima. Le doblaron como si fuese una hoja de papel. Una vértebra rota y otra más aplastada. ¿Volver a competir? Primero habrá que ver si alguna vez puede volver a andar. La cosa es seria.
Dentro de sólo unos días defenderá el título de campeón nacional en Legazpi. Su hoja de servicios en la campaña 2017-2018 no sea, quizás, tan llamativa como la de otras temporadas, pero eso no importa. “¿Si fue el susto más grande de mi carrera? Sí, ¡y de mi vida!”, dice al otro lado del teléfono con una risa franca y sincera. “No me he quedado en silla de ruedas por un pelo. Lo primero y más importante fue librar… volver a correr en bici no me preocupaba. Luego, volver a andar en bici si se podía. Volver a competir era algo impensable”.
Por fortuna para él, la cosa quedó en un tremendo susto del que pudo recuperarse sorprendentemente rápido. Unos plazos tan cortos que han sorprendido a todos, incluido el propio corredor. “Está siendo todo un milagro. Un verdadero milagro. Mi preparador [Mikel Zabala] me dice mucho los sorprendido que está de mi recuperación. A los dos meses de la operación ya pude salir en Llodio. Él, que entiende mucho más que yo de esto, sigue sin creérselo”. Una recuperación que ahora entra en su fase final ya que, como es lógico, Esteban tuvo que empezar la temporada en gran desventaja respecto al resto de sus rivales, pero “ahora veo que voy apretando y mejorando. Hace dos meses salía a correr, pero el cuerpo no iba y era un poco desesperante, pero con confianza y paciencia hemos cogido ya el ritmo”.
El corredor del Ginestar-Delikia es uno de los grandes veteranos del ciclocross nacional y uno de los dos elegidos, junto al jovencísimo Felipe Orts, para conformar el primer equipo español centrado en la especialidad invernal, algo que le ha permitido ver su deporte de una forma completamente distinta. “Ten en cuenta que yo el año pasado estaba trabajando y este año me estoy dedicando cien por cien a esto. Es verdad que después del contratiempo que hemos tenido estamos como estamos, pero esa es una cuestión aparte. Es un equipo profesional que nos permite a los corredores llegar a las carreras con todo hecho. Además, vivimos en un ambiente inmejorable. Nos hemos juntado un grupo de amigos. Felipe, yo, los mecánicos… todos hemos hecho una gran amistad y lo bonito es que estamos haciendo una familia”.
La existencia del Ginestar-Delikia coloca a Esteban y Orts en una posición inmejorable para poder centrarse en lo que realmente es el trabajo de un ciclista: entrenar, cuidarse y competir. Mientras muchos de sus rivales tienen que estar pendientes de otras cuestiones más administrativas, ellos confían todos esos detalles a la estructura de su equipo, pero Esteban no cree que sean unos aventajados. “En este país el ciclocross se ha caracterizado hasta ahora por que cada uno iba por su cuenta. Creo que es una filosofía en la que estamos equivocados y ojalá salgan más equipos como el nuestro donde la gente pueda encontrar un cobijo y también aprender porque yo he aprendido de Felipe y él de mí. Estoy seguro que yo me he recuperado antes porque estoy al lado de Felipe. Es un chaval joven al que, como a mí, le gusta hacer el tonto con la bicicleta y en el primer entrenamiento que hicimos juntos, que fue al mes de operarme, estábamos haciendo caballitos. Creo que, si no hubiese estado con él, no me hubiese recuperado tan rápido porque, aunque sea jugando, nos vamos apretando el uno al otro”.
Pese a que llega a Legazpi como defensor del título, Esteban coincide en apuntar al favoritismo de Felipe Orts. “Está un punto por encima de todos los demás, pero creo que tengo un pequeño as en la manga. Todas las carreras que he hecho hasta ahora han sido bajo mucho cansancio y mucha carga de entrenamiento por haber empezado más tarde que los demás y no he tenido la oportunidad de correr al cien por cien y creo que este domingo será la primera carrera en la que lo podré hacer”. Pero, pese a que tras haber empezado tarde la temporada el nacional es un primer e importante objetivo, todo el trabajo ha estado centrado “en llegar bien al mundial. Este fin de semana nos coge de camino a Valkenburg. Desde el principio vimos que al campeonato de España podíamos llegar bien, pero no a tope. Es verdad que estoy mejor de lo que pensaba, pero el pensamiento es llegar en el mejor momento al mundial”.
Con un estado de forma bueno, la preocupación, como para cualquier aspirante al triunfo, está en las condiciones en las que amanecerá el domingo el circuito de Legazpi. “El año pasado gané allí, pero estaba seco y pude andar muy bien, pero ayer en Ormaiztegi hemos estado a punto de morir de frío y no creo que el circuito esté como el año pasado. Creo que va a haber un barrizal tremendo. Va a ser una carrera de correr y sálvese quien pueda. El de Legazpi va a ser un circuito que va a poner a cada uno en su sitio, no como el del año pasado en Valencia en el que, aunque yo estaba físicamente un poco mejor que los demás, igualaba más las fuerzas. Creo que este año, en el caso de Felipe, puede estar más tranquilo porque pienso que el más fuerte va a ser el que gane”. Pese a ese favoritismo que coloca sobre los hombros de su compañero en el Ginestar-Delikia, Esteban no se esconde y cuando se le pregunta por un podio para la carrera del domingo no lo duda: “yo primero, Felipe segundo y Larrinaga tercero”, aunque asegura que “si no gano yo, espero que gane Felipe”.