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Javier Guillén ha cumplido, en 2015, siete años al frente de la Vuelta a España
Javier Guillén: A vueltas con la Vuelta I – Una Vuelta para todos los públicos
Javier Guillén: A vueltas con la Vuelta (y III) – La Vuelta de los líos
‘La Vuelta 2015’
Ha llegado el momento de entrar de lleno en lo que ha dado de sí, en el plano deportivo, la Vuelta a España de 2015. Todavía frescas en la memoria las imágenes de los Fabio Aru, Tom Dumoulin, Purito Rodríguez, Alejandro Valverde, Rafal Majka… de todos y cada uno de los protagonistas de la carrera, la manera en la que se decidió la misma fue, no cabe duda, la más emocionante posible. A sólo 24 horas de bajar el telón en el Paseo de La Castellana, la penúltima etapa nos dejó un epílogo memorable.
Javier Guillén, con el que ayer repasábamos los aspectos más generales de la carrera española, se muestra exultante al repasar lo ocurrido durante esos 21 días.
Si pensamos en la Vuelta a España de 2015 y empezamos por el final, imagino que el desenlace, con esa emoción mantenida hasta el final, sería su sueño dorado en Puerto Banús
Absolutamente. Todas las vueltas quieres que se decidan en la última etapa. Nosotros ya hemos tenido buenas experiencias en este sentido durante los últimos años. Este año hemos tenido la suerte que se ha decidido la Vuelta con un cambio de líder en la penúltima etapa. ¡Y esto no significa que me posicione por un corredor o por otro! Me refiero a la circunstancia en sí. En 2013 pasó algo similar y en esa ocasión Nibali mantuvo el maillot. Que la Vuelta se decida en las últimas etapas es un sueño que perseguiremos volver a conseguir el año que viene, con toda la dificultad que ello conlleva.
Fabio Aru, Purito Rodríguez y Rafal Majka. Dígame qué piensa que le han dado, de forma individual, cada uno de los tres integrantes del podio final a la Vuelta a España de 2015
Los tres en general le han dado muchísima emoción. Creo que ahora mismo no es cuestión de analizar el podio, sino en cómo se ha conseguido ese podio. Un Fabio Aru que ha ido de menos a más y que en alguna etapa ha manifestado que llegó a preocuparse porque no se veía capaz de ganar la Vuelta. Un Purito que siempre, siempre, siempre está ahí y que ha tenido que defender el podio el último día. Me alegro por Majka porque… digamos que con Tinkoff hemos tenido bastantes adversidades durante la carrera y el hecho de que hayan conseguido el podio me da una satisfacción en lo personal un poco a modo de compensación de los disgustos sufridos. No hay que obviar el hecho que los tres primeros clasificados de la Vuelta han corrido este año dos grandes vueltas y que los dos primeros han hecho Tour-Vuelta, lo que me parece un mensaje altamente satisfactorio de cara a futuros retos deportivos que quieran y puedan afrontar los corredores.
Guillén conversa con Quintana
Esteban Cháves, el descubrimiento. Tom Dumoulin, la revelación. Rafal Majka, la confirmación. Purito, la veteranía. Valverde, la entrega. Fabio Aru, el regreso del escalador puro. Nairo Quintana, la decepción. ¿Estaría de acuerdo en resumir así a las figuras claves de la pasada Vuelta a España?
Quintana, decepción, ¡en absoluto! Ha hecho una Vuelta extraordinaria. Ha dado todo lo que tenía después de pelear todo un Tour. Se sabía que venía para ayudar a Valverde. Quintana, y ahí están las etapas, ha estado luchando hasta el final hasta el punto de que uno de los grandes protagonistas del espectáculo de la jornada de San Lorenzo del Escorial a Cercedilla es Quintana. Con lo que más me quedo es que, después de acabar la Vuelta, en declaraciones a los medios dijo que hacer Tour-Vuelta es posible. Me quedo con eso y con su entrega.
Todos los finales en alto de esta Vuelta han sido inéditos. ¿Cómo los valora en conjunto? ¿Con qué etapa se queda y por qué?
Los valoro todos muy positivamente porque todos han dado un extraordinario funcionamiento. A toro pasado creo que funcionó especialmente bien las Cumbres del Sol en Benitaxell y a mí me sorprendió muy gratamente la llegada a la Ermita de Alba. Pero, con independencia de los finales en alto, hay que decir que son sólo eso: finales en alto. Quienes los aprovechan y nos brindan la oportunidad de que sean brillantes, emocionantes y espectaculares, son los corredores. En Benitaxell vimos una pelea preciosa entre Froome y Dumoulin. En la Ermita de Alba es donde Purito coge el maillot rojo y fallaron un poco Aru y Dumoulin… Quiero decir que la propuesta deportiva no es tan importante como el rendimiento deportivo y si los finales en alto han funcionado bien ha sido porque los corredores los han aprovechado. Nada más.
Resulta paradójico que una carrera que gusta de definirse por etapas cortas y llegadas explosivas tuviera su etapa más esperada y temida en la de Andorra y se decidiera, casi, en la CRI de Burgos y, de forma definitiva, en una etapa de corte más clásico como la de la Sierra Madrileña. ¿Qué lectura hace de estas circunstancias?
No veo ninguna paradoja en ello. Creo que todo se complementa. Nosotros tenemos diseñar 21 etapas y si las hiciéramos todas como la de Cercedilla, creo que lo haríamos mal. Si tuviéramos 21 contrarrelojes, lo haríamos mal. Si hiciéramos 21 etapas como la de Andorra, también lo haríamos mal. No creo que se pueda analizar diciendo ‘esta etapa ha funcionado’. Es el conjunto de la Vuelta. La edición de 2012 tuvo más llegadas en alto y se decidió en una etapa como la de Fuente Dé. Esto consiste en lo que pongas antes, durante y después. Es el equilibrio y el balance entre todas las etapas lo que da la emoción. Aquí no hay matemáticas. Que funcione la etapa este año no quiere decir que lo vaya a hacer el año que viene. Hay que mirar el conjunto. Si hubiéramos hecho sólo cuatro finales en alto, ¿Andorra, Burgos y Cercedilla hubieran decidido lo mismo? Pues no lo sé. Pero eso no lo puede saber nadie. Creo que cada semana debe de tener un perfil determinado. Los que lo aprovechen o no, serán los corredores. Yo no utilizo ni el término paradoja ni contraposición, sino el término complementación. Las etapas se tienen que complementar, que es lo que buscamos nosotros y todas las grandes vueltas.
Guillén, satisfecho con la carrera
A toro pasado y viendo lo que ocurrió al final, juguemos al ciclismo-ficción. ¿Qué habría sido de Chris Froome en caso de no tener que haber abandonado en Andorra?
(Ríe) No lo sé. De lo que no me cabe la menor duda es que sin ese contratiempo, Chris Froome habría estado peleando por la Vuelta hasta el último día. También se podría decir que, si hubiese estado en la carrera, en Burgos habría terminado de decidir la Vuelta a su favor, pero visto a Dumoulin, ese análisis no sería correcto. No sé lo que hubiera pasado. Sé que hubiera peleado hasta el último momento y que tendría muchas opciones de haber ganado la carrera. Lo que sí puedo decir con seguridad es que me dio una extraordinaria pena que tuviera que abandonar la prueba, sobre todo tras el esfuerzo que hizo en venir a correrla tras haber ganado el Tour.
¿Cómo se siente un Director General de la Vuelta a España cuando, sabiendo de dónde viene la carrera no hace tanto tiempo, ve que todo un ganador del Tour de Francia se somete al suplicio de acabar una jornada como esa con el pie roto?
Lo primero, es emocionante. Altamente gratificante y satisfactorio que un corredor que se va a retirar y al que los dolores le hacen prácticamente imposible continuar, decida acabar la etapa. Por respeto a este deporte. Por respeto a esta carrera. Por respeto a su equipo. Por respeto a su propia carrera. Lo que hizo Chris Froome es lo que realmente pone en valor la frase de que ‘los ciclistas están hechos de otra pasta’. Lo que hizo Chris Froome es lo que hace que estos deportistas sean vistos como distintos al resto de los mortales. Es algo fuera de lo normal. Como cuando Contador tiene esa súper herida en el Tour y decide seguir 17 kilómetros más cuando todo el mundo le dice que pare y se suba a la ambulancia. La conclusión es sencilla: estos súper clase se montan en la bici y me parece algo alucinante.
Sinceramente, ¿no cree que se les fue un poco la mano con la etapa de Andorra?
(Ríe). No. Creo que no. Hay teorías para todo. Había dos opciones para esta etapa: o se quedaba como estaba o tenía un puerto menos. Quien realmente nos dijo que no se nos fue la mano fue el colectivo de los corredores. Fue una etapa que se disputó desde el inicio y en la que nadie regaló nada. Pasaron un montón de cosas y no creo que a día de hoy se pueda decir si se nos fue la mano o se nos dejó de ir. Fue una propuesta muy bien aprovechada por los corredores y es algo digno de agradecer. Sobre todo, porque es bueno para todos.
Cuatro victorias de etapa con cuatro corredores distintos, un día con el liderato, el maillot verde, el de la montaña, la combinada, el mejor equipo y un representante en el podio. ¿Cómo diagnosticamos la salud del ciclismo español?
Tenemos un presente brillantísimo. El mejor presente con el que jamás hemos trabajado. La salud del ciclismo español es mejor que nunca. Nunca habíamos tenido tanta gente distinta ganando tantas cosas. Eso no quita que el presente actual ha puesto el listón muy alto, lo que nos hace mirar con preocupación el futuro. Estamos hablando de Contador, Valverde, Purito… ahora mismo sustituir a estos tres corredores, todo apunta a que va a ser difícil. Pero también es cierto que están saliendo otros ciclistas. Yo, personalmente, era más pesimista hace un año que ahora que ha surgido una figura como Mikel Landa que nos hace ser muy optimistas de cara al futuro. Pero no nos engañemos. No se trata de poner el acento sobre un corredor. Hay que ponerlo sobre una masa crítica de corredores que en este momento no lo tenemos. El motivo no es que no haya talento. De eso, hay para dar y tomar. El problema es que no hay equipos, no hay carreras… el ciclismo se está viendo mermado y resentido de la realidad económica que está viviendo España en los últimos años y la consecuencia es que nuestro futuro no sea tan halagüeño como cabía esperar.
