Nicolás Van Looy / Ciclo21 – Enviado especial Benidorm
Como si de una mina inacabable de diamantes se tratase, todos los equipos profesionales escudriñan cada rincón del ciclismo base colombiano en busca de la próxima gran estrella mundial. El próximo Nairo. Rigo. Chaves… Parece imposible, como en su día ocurrió con los españoles, italianos, belgas, holandeses… concebir una escuadra del máximo nivel que no incorpore a una joven promesa del país de aquellos escarabajos a los que hace tiempo dejaron pequeños en palmarés y notoriedad. Uno de esos trozos de carbón que, al menos en el Katusha-Alpecin piensa que esconde un valiosísimo diamante, es Jhonatan Restrepo (Pácroa, Colombia, 28 de noviembre de 1994).
Restrepo, al igual que el alemán Tony Martin, se ha incorporado algo más tarde a la disciplina del equipo ya que “no estuve en la concentración de Italia porque sólo estuve 20 días en Colombia tras la Vuelta a España y el equipo me permitió quedarme allí”. Durante su estancia en Calpe reconoce que “me he encontrado con muchísimas novedades. El equipo se ha internacionalizado mucho. Hace sólo unos meses era un equipo mitad ruso y mitad resto del mundo. Ahora es muy distinto. Ahora, la gente habla más porque estamos todos más en contacto y eso es algo agradable”. Unas conversaciones en las que cada vez toma más parte activa ya que “el año pasado apenas hablaba inglés y me relacionaba prácticamente solo con Purito y los españoles, pero me he esforzado mucho en estudiar inglés y ahora hablo con casi todos. Me llevo muy bien con Bystrom”.
En cuanto a sus expectativas para la campaña de 2017, Restrepo reconoce que “a mí, personalmente, la cabeza me ha cambiado un poco. El año pasado llegué con otra mentalidad. Dispuesto a aprender y a trabajar por el equipo. Este año, sin embargo, pienso dedicarme un poco más a mí y a trabajar en mejorar los errores que cometí en esta temporada”.
El colombiano traduce ese pasito adelante en lo que entiende como una mejora de su calendario. “Empezaré en Australia y luego seguiré el mismo calendario que el año pasado, aunque hay algún cambio importante. Este año ya voy a ir a Catalunya y no haré las carreras pequeñas que sí corrí en Francia este año. Luego, tengo las clásicas de las Ardenas. El equipo me ha pedido llegar muy fuerte de enero a abril”.
Tras la marcha de Joaquim Purito Rodríguez, que ha provocado el ascenso en el escalafón de Ilnur Zakarin y la llegada de Tony Martin, que amenaza el liderazgo absoluto de Kristoff para las clásicas, se han producido importantes movimientos dentro de un equipo en el que Restrepo, pese a sus ambiciones personales, sabe muy bien cuál es su sitio. “Lo que está claro es que tenemos que correr. Da igual si lo hacemos con Zakarin, con Alex o con Martin. Ellos son los líderes y tenemos que correr para ellos. Yo sólo tengo 22 años y creo que todavía no me toca asumir esa responsabilidad”. Pese a ello, no esconde que “me gustan mucho carreras como la Amstel Gold Race. Además, he perdido otros cuatro kilos desde la Vuelta a España y mi objetivo es perder otros tres o cuatro más para poder pasar mejor la montaña. Estoy en 70 kilos ahora y quiero llegar a los 65 kilos”. Con todo ello, reconoce que “soy un hombre rápido y me gustaría aprovechar los días en los que en la montaña se forman grupos de 30 o 35 corredores”.
Restrepo es, como decíamos al principio de esta entrevista, uno de los jóvenes corredores miembros de la nueva hornada de ciclistas que están llegando a los equipos World-Tour y de la que todos los expertos avisan que podría superar, si las cosas marchan medianamente bien, a la actual generación que tantas alegrías está dando a la afición de aquel país. “Uno se queda impresionado de lo que han conseguido y siguen consiguiendo corredores como Esteban, Rigo, Nairo… El listón está muy alto y uno, quizás, no sea el tipo de corredor que son ellos, pero estar aquí es ya un paso para acercarnos a ellos. Fernando [Gaviria] ya ha hecho cosas que lo ameritan y yo espero estar también cerca. La verdad es que no me pongo mucha presión porque sé que soy joven, pero reconozco que quiero demostrar porqué llegué. Estoy seguro de que todo el trabajo que estoy haciendo en el invierno va a dar sus frutos”.
Pensando más allá de la frontera de 2017, Restrepo intenta no marcarse metas en función de lo que aficionados y prensa consideran que son las carreras que mejor le pueden ir como son las clásicas de las Ardenas o algunas pruebas de una semana como París-Niza. “Son carreras que nunca he hecho y, por lo tanto, no puedo decir si se me pueden dar bien. Está claro que me gustan. Lo único que sé es que el equipo me ha pedido que pierda un poco más de peso para poder explotar todo mi potencial”.
Uno de los grandes escollos contra los que se han estrellado en el pasado algunos de sus compatriotas más jóvenes ha sido el de la distancia. Dar el salto de Colombia a Europa, con lo que ello significa en términos de alejamiento de la familia y de su modo de vida, ha sido un precio inasumible para corredores que se diluyeron al llegar a lo más alto. Sin embargo, Restrepo asegura que “yo lo llevo bien porque yo me fui de casa a los 15 años. Yo vivía en un pueblo muy pequeñito y alejado de todo lo que tenía que ver con el ciclismo y eso hizo que me tuviese que marchar pronto y aprendí a estar solo. He aprendido a vivir con la distancia, aunque es verdad que se hace duro cuando llevas tres o cuatro meses sin ir a Colombia porque uno creció en aquel entorno de Sudamérica. Es más tranquilo, sales a pasear por el pueblo… en Europa no puedes hacer eso porque estás todo el día trabajando y entrenando; llega la noche y no conoces a nadie… Sin embargo, por lo general me gusta la vida europea y me gusta mucho estar aquí”.
Y todo eso, pese a que “este año me ha costado un poco porque no conocía la forma de comer y de correr aquí en Europa”, algo que enlaza con lo que ya comentó con anterioridad en relación a esa pérdida de peso que se ha marcado como objetivo. “Cuando uno llega a la altura en Colombia, se encentra bien, pero luego llegas aquí y estás enseñado a comer igual. Desconocía la forma correcta de cuidarme aquí y eso hacía difícil controlar el peso. Ahora ya ha pasado un año y he aprendido”.
Hay un día de 2016 que permanece muy vivo en la memoria de Jhonatan Restrepo: el 27 de agosto. Ese día se vio muy cerca de conseguir el triunfo en la Vuelta a España en una etapa que acabó en el zurrón de su compañero Lagutin. “Le doy muchas vueltas a la cabeza sobre lo que pasó ese día”, reconoce. “Hay días que voy entrenando y pienso tal vez, si hubiese adelgazado los cuatro kilos que me he quitado ahora, podría haber ganado. Sin embargo, también podría ser que no hubiese cogido la fuga… Sí, le doy muchas vueltas a eso y a que, quizás, me hubiese cambiado mucho la vida. En cualquier caso, ahora lo miro y estoy contento porque me demostré a mí mismo que si me sacrifico puedo hacer grandes cosas”.
En cuanto al boom que durante los últimos años ha experimentado el ciclismo en su país natal, Restrepo se ríe al ser preguntado qué va a pasar en ese país cuando uno de sus corredores consiga, por fin, ganar el Tour. “¡Yo me hago la misma pregunta! Fíjate la que se armó cuando Nairo ganó la Vuelta… creo que si un día Nairo o Esteban ganan el Tour, el país entero se volverá loco”. El corredor del Katusha-Alpecin asegura que “el ciclismo es muy popular ahora en Colombia. Yo diría que es el segundo deporte sólo superado por el fútbol” y lo ejemplifica diciendo que “cuando uno va en bicicleta por Colombia todo el mundo le grita ‘¡Nairo!’. ¿Si eso puede llegar a molestar? No, en absoluto. Uno se lo toma con charla. Son niños que gritan y animan así. Es normal”.
Niños como el que él mismo fue hasta no hace demasiado. Un niño cuyo “ídolo siempre fue Lance Armstrong. Crecí viéndolo correr y por eso sigue siéndolo. Ya sabemos todos lo que pasó, pero me gusta la forma que tenía de correr y cómo lo hacía. Verle a él me dio ganas de subirme a una bicicleta”. Pese a ello, en su habitación “no había fotos o posters de nadie. Si alguna vez hubo algo, fueron fotos de fútbol. Yo primero fui nadador y cuando dejó de gustarme la natación me pasé al fútbol y fue después cuando empecé con el ciclismo”.