Sus piernas le delatan. Están llenas de cicatrices por todas las horas de entrenamiento. Vuelve a montarse en su bicicleta y de nuevo toca el suelo. “Estoy un poco dormido”, comenta. Lo intenta otra vez y por fin consigue mantenerse más de un minuto haciendo piruetas sobre una rueda de su BMX, una bici diseñada para hacer saltos y acrobacias. Jorge Viki Gómez, míster Viki como le llaman algunos, practica sus acrobacias en la plaza de Colón, uno de los escenarios que le vio crecer como deportista. Este joven madrileño de 32 años es el mejor de España y uno de los grandes a nivel internacional. Su pasión, su vida y su trabajo es el BMX Flatland, un deporte extremo que consiste en hacer acrobacias sobre la bici en una superficie lisa.
“Todo empezó como una afición, cuando tenía 15 años veía a chicos que practicaban con sus BMX en el parque del Retiro”, comenta Viki. Y desde aquel momento no ha parado ni un solo día. Sus primeros pasos fueron competiciones en categoría amateur, de aficionado. “Solía quedarme siempre el primero así que decidí tomármelo en serio”, explica. Fue en el año 2000 cuando viajó a EEUU y se quedó en séptima posición en una de las grandes competiciones de Flatland. Con el dinero que ganó por estar entre los diez primeros pudo volver a competir, y volver a triunfar. Después empezaron a interesarse por él grandes marcas del mundo del BMX y a patrocinarle. Doble campeón de Europa, dos veces de Asia y en tres ocasiones ganador del Red Bull Circle of Balance, la competición más importante del mundo en su disciplina.
Con pantalones cortos, camiseta verde sin mangas y deportivas, Viki gira sobre su BMX manteniendo el equilibrio sobre una rueda, girando el manillar alrededor de su cuerpo, se enreda con ella, con su bici. Son uno, se mueven al ritmo de la música que suena en su mp3. “Escucho de todo, desde música clásica hasta rap, son cuatro horas entrenando cada día desde hace 17 años, tengo un gran repertorio”, apunta con una tímida sonrisa. Para este joven madrileño, afincado en Luxemburgo, lo más duro de ser un rider, deportista de BMX, no son las horas de dedicación, ni viajar casi cada semana a un país diferente. “Lo más difícil es la responsabilidad de ponerte metas. Tienes que ser exigente contigo mismo para no estar nunca satisfecho y poder ir más allá del límite”, señala Viki.
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