Juan Menéndez logra pedalear hasta el Polo Sur

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Juan Menéndez alcanzó hacia la una de la madrugada del día 18, hora española, el polo Sur después de 46 días de expedición y con las provisiones de comida prácticamente agotadas, convirtiéndose así en la primera persona que logra esta hazaña en bicicleta y en plena autonomía. Menéndez, asturiano de 30 años, empleó unas nueve horas para cubrir los últimos 20 kilómetros. Ahora aguarda en una base logística junto a la estación Amundsen-Scott de EE.UU., en los 90 grados latitud sur, a que una avioneta lo recoja para regresar a casa.

A la afirmación de que Menéndez es el primero que finaliza una travesía antártica desde la costa, en la bahía de Hércules, en bicicleta hay que matizar que debido a las condiciones del terreno, con nieve extremadamente blanda al principio y con los sastrugis, esos molestos salientes de hielo dibujados por el viento, ha tenido que combinar este medio de transporte con los esquíes. Ahora deberá calcular qué porcentaje del total de los 1.200 kilómetros ha realizado en bici.

Menéndez llegó al polo Sur exhausto pero eufórico, pues además de la dureza del medio ha tenido que hacer frente a un importante problema, la falta de alimentos, ya que había calculado que tardaría entre 35 y 40 días en cruzar la meta. Pero el hecho de tener que alternar la bici con los esquíes ha alargado más de la cuenta el viaje, hasta 46 días. El pasado martes ya sólo le quedaba chocolate en polvo, aceite de girasol y frutos secos. Una dieta extremadamente frugal para una aventura tan exigente física y mentalmente. Esos 6 o 7 km/h que había calculado hacer se han convertido en muchos menos. Además, el whiteout, una intensa niebla que no permite distinguir el horizonte, lo que dificulta la orientación, ha sido otro escollo. Por eso en el sprint final Menéndez decidió alargar al máximo las jornadas (en esta época del año hay 24 horas de luz) a sabiendas de que cuántos más días pasaran menos comida tendría. El jueves, su penúltimo día, avanzó 28,8 kms. durante 17 horas y, el viernes, la última etapa, 20 kms. y nueve horas. Fue un recorrido relativamente tranquilo, pues salió tarde para recuperarse del esfuerzo del jueves y llegó a los 90 grados sur a las 9 de la noche, hora de esa latitud, y la una de la madrugada española. Allí le esperaban los operadores que se encargan de la logística de los expedicionarios y que hoy o mañana lo trasladarán en avioneta a la base Union Glacier para desde allí volar a Punta Arenas, en Chile, y después a España.

«Me he encontrado con unas condiciones muy adversas, atípicas para esta época del año. Demasiados días de nubes bajas y nieblas muy intensas, viento con rachas de más de 60 km/h y nieve muy blanda», explicó por teléfono satélite.

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