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Fernando Ferrari / Calpe (Alicante) / Enviado especial Ciclo 21
Juan Pedro López Pérez (Lebrija, Sevilla, 31 de julio de 1997, 25 años) ha sido, sin duda, uno de los protagonistas del ciclismo español y mundial este ciclísticamente 2022 finiquitado. No ha ganado ninguna carrera, pero portó diez días la maglia rosa del Giro de Italia -después de ser batido en el Etna por Kamna– igualando a Joaquim Purito Rodríguez y Francisco Galdos y siendo el primer español en ganar la clasificación de los jóvenes en la corsa rosa -10º en la general final-, un hito desapercibido y eclipsado por las jornadas más felices de la vida de este escalador que sueña en 2023 con debutar en el Tour de Francia y estrenarse donde sea como profesional. Tercero en el TOP Ciclo 21 sub-26 tras Ayuso y Rodríguez y 10º absoluto, este bético acérrimo del Trek estadounidense sigue creciendo año a año como contó a este medio desde su hotel de concentración de pretemporada.
Juanpe López en la concentración de Trek © Ciclo 21
“Siempre digo que cada año quiero dar un pasito en mi carrera deportiva» son las primeras palabras de López que cuenta los vaivenes de su año. «He dado uno grande y contento por ello, por como salió el año. Tuve la segunda parte mala suerte porque después del giro descansé, pero empecé a encontrarme mal. Me despertaba por la mañana y alguno iba bien. Los médicos me diagnosticaron sinusitis, me operaron y abandonar la temporada antes de lo previsto. La covid pudo afectarme un poco después del Giro, pero cuando entre en la operación tenía el tabique cerrado, me lo partieron y ahora me siento mejor. Recuperado y por fin bien. Sufrí más en la Vuelta que en el Giro porque ves la realidad del ciclismo. No obstante un año bonito», resume.
Pero si se le recordará de momento es por sus diez podios rosados. «Veía un maillot de líder y decía qué bonito debe ser llevarlo o subir al podio con una maillot distinto. Y más el rosa. La mayoría son amarillos o el rojo de la Vuelta, pero el del Giro es otro, único. Y llevarlo diez días… muy contento».
Los ciclistas siempre ansían ganar y López explotó de rabia cuando Kamna pudo con él en la volcánica cima del siciliano Etna. No lo permuta. «En ese momento creo que hubiera cambiado el momento. Levantar los brazos en el Etna se dan pocas oportunidades, pero cuando tienes la maglia rosa un día tras otro no lo hubiera cambiado porque diez días son diez días. Hubo gente que no confiaba en mí en mantenerlo tanto tiempo, pero al final el equipo, que es quien me importa, me dieron toda la fuerza que pudieron y confianza».
Pero el propio protagonista tampoco esperaba disfrutar tanto. Lo explica con una herramienta mental propia. «Yo mismo no pensaba estar tantos días porque soy un corredor que me gusta tener los pies en la tierra. Los números del equipo decían que sí, pero me gusta ser negativo y que luego vengan las cosas buenas y así te llevas la alegría por dos. No lo esperaba, pero al final diez días de rosa».
No obstante, sus opciones de ganar el Giro de Italia o hacer podio estaban alejadas de la realidad antes y durante la carrera. «Cuando estaba ahí metido mi objetivo era dar el ciento por ciento, hacer la clasificación lo más delante posible, pero sabía que era difícil. Incluso el día que perdí el liderato, en un momento nos quedamos tres o cuatro corredores con Kamna, Nibali, Carapaz y yo y me preguntaba cómo puedo estar aquí. Era un momento que a 200 pulsaciones en la bici no me creía, pero es la prueba de que he hecho un trabajo bastante bueno con mi preparador Josu Larrazabal, una concentración en la altitud de Sierra Nevada bastante buena. Es un poco complicado porque pasas mucho tiempo fuera de casa, de la familia, de los amigos, pero es nuestro trabajo».
El andaluz siente que ha escrito un capítulo importante, pero su día a día es el de toda la vida. «He entrado en la historia del ciclismo español, pero sigo siendo el mismo. No lo valoras hasta que pasa un tiempo. Llegué a mi casa después del Giro y fueron muchos emociones con la gente, pero cuatro o cinco meses después o ahora que hemos terminado la temporada, empezaba a entrenar y veía la maglia rosa en mi casa, me decía ahí entraba yo y lo he tenido diez días. Es lo bonito que tiene el ciclismo».
Una prenda como la rosa es un tesoro para cualquiera. Y así relata dónde tiene las suyas y dónde le gustaría que se quedara una. «Tengo guardadas alguna, pero le dije a mi madre que quería una en el salón de mi casa y me dijo que cómo iba a poner en el salón una maglia, «eso queda muy feo» (risas). Así que está en la cochera, donde está la ropa de la bici y ahí está enmarcada pero voy a ver si intento ponerla en el salón finalmente. Luego soy un corredor que me gusta desayunar siempre al mismo bar y me gusta ver que haya algo mío y ahí está otra maglia rosa».
Después del éxtasis del Giro, el pupilo de Luca Guercilena aprendió una lección más dura, de las que curte a un ciclista después de estar en latitudes celestiales a descender al infierno rojo de la gran ronda española. «En el Giro todo va bien, en una nube, miles de entrevistas, fotos, vas desde al autobús hasta la firma con tres guardaespaldas para que la gente no se eche encima de ti y todo va bien. Se aprende a sufrir mas con la maglia rosa que te da más protagonismo, pero creo que fueron los días más felices de mi vida. No me arrepiento de nada porque he disfrutado cada momento. Pero luego llegó el momento de la Vuelta a España donde empiezo a encontrarme mal y cada día me cuesta llegar a meta, rozando el cierre de control, haciendo cálculos, preguntando el tiempo límite y ahí es donde ves realmente lo duro y desagradecido que es el ciclismo. Le ves las orejas al lobo. Un mes estás en la gloria y al otro en el suelo. Las dos caras en muy poco tiempo».
Juanpe López con la maglia blanca al mejor joven
A pesar de ello, vio prolongado su contrato- Giuseppe Acquadro es su agente- hasta finales de 2025. «Es una seña de confianza por parte del equipo. Trek es como una familia, todo muy cercano y mi primera opción era quedarme aquí y no querer cambiar de equipo. Cuando estás contento con la gente, masajistas, mecánicos o los directores tienes que seguir ahí porque no vale de nada cobrar más y no estar contento y estar todos los días lamentándote. Han preguntado por mí, pero sinceramente no quería escuchar a nadie. Tenia las ideas claras».
A López se le ilumina la cara con su gran objetivo para 2023. «Ha llegado un momento en mi carrera deportiva que después de haber hecho el Giro de Italia y la Vuelta a España, me falta tener el carnet ciclista en el Tour de Francia, así que estaré en la salida de Bilbao con muchas ganas. Eso tiene un extra de motivación para mí y los corredores españoles porque es una de las cunas del ciclismo y con la afición que hay. Es un sueño debutar en el Tour y en tu país».
Y el otro sueño es poder por fin firmar su primer éxito profesional. No le importa dónde. «Si puedo hacer las generales de las vueltas las haré, pero lo que me encantaría, a pesar de haber entrado en la historia como dices, es poder levantar los brazos en profesionales en la carrera que sea. Ese sería otro sueño».
Así será su periplo con doblete en grandes vueltas. «Empezaré en Comunitat Valenciana, Algarve, Catalunya, País Vasco, concentración en altura y el Tour de Francia. Y después la Vuelta a España. Así que contento con la propuesta que me ha hecho el equipo porque mi idea era debutar en el Tour. Ya tengo bastante con este calendario (risas)».
Echando la vista a medio plazo, López se imagina en una gran foto final en Giro, Tour o Vuelta. «Con trabajo y constancia se podría llegar a un podio de una gran vuelta. El ciclista siempre lucha por ganar y dar el ciento por ciento y si viene bienvenido será. Así que por qué no pensar que en un futuro pueda estar ahí en una grande, pero, repito, es cuestión de mucho trabajo y de ir cada año a más. Iremos viendo. En vueltas de una semana puedo tener más libertad como Catalunya o País Vasco».
López, disfrutando del día de descanso © Trek-Segafredo
Y no rehúye su papel como compañero de equipo, una labor donde cada vez es más efectivo. «Cuando tengo que ayudar a un líder soy el primero que me pongo a trabajar. A todo el mundo le gusta ganar, pero hacer de gregario también es bonito. Cuando te pones a tirar y miras hacia atrás y se va quedando gente, te vienes bastante arriba e intentas apretar más para que se queden más aún. En la sombra no se valora pero sí mucho dentro del equipo».
En 2023 López ya no puntuará para las clasificaciones de mejores jóvenes y valora su tercer puesto en el TOP Ciclo 21 del escalafón. «Es un cambio porque ya no luchas por los maillots blancos, pero he tenido la suerte de que he ganado uno en mi vida. Ahora tengo 25 años, soy joven en el ciclismo, pero viendo a estos fenómenos de 20 años como Ayuso o Carlos Rodríguez hacer lo que hacen es muy bonito para el ciclismo y el aficionado español. Es bonito estar ahí con ellos y que sea el abuelo de los tres del trofeo».
Así valora la explosión de esta imberbe generación que pasa por delante de tantos otros. «Es para quitarse el sombrero porque hace diez años nadie quería a un corredor de 20 años por su juventud y tenía que hacerse. Ahora llegan a esta categoría y no es que se tengan que hacerme es que vienen ha hechos y con todo aprendido. Es gente que tiene un don y espero que estén muchos años ahí».
Le gusta su plantilla para 2023. «El equipo está fuerte y con confianza. Me impresionó mucho Mads Pedersen en la Vuelta a España, el más fuerte. Tenemos a Stuyven, a Mollema, Ciccone… y seguro que nos sale un buen año».
Y valora a sus compañeros Brustenga y Aberasturi. «Marc es un corredor joven que este año se ha tenido que adaptar a la categoría carrera a carrera y ha ido mejor hasta el final. Para el próximo año lo veo mucho mejor, más hecho al profesionalismo y con más confianza en sí mismo y esperamos que le salga un buen año. Y a Aberasturi cada vez que le das una oportunidad está ahí y no falla. Le falta rematar, la victoria, pero cada vez que tiene la oportunidad siempre está delante porque tiene mucha calidad».
