Koppenbergcross: Van Aert, en un circuito excesivo

Van Aert, el mejor en el Koppenberg © DVV Trofee

Nicolás Van Looy / Ciclo 21

El ciclismo, en cualquiera de sus especialidades o modalidades, tiene la particularidad de saber crear lugares míticos. Ubicaciones cuya sola mención tienen la capacidad de erizar el vello corporal de cualquier aficionado. Hagan la prueba e imaginen, por ejemplo, el velódromo de Roubaix un segundo domingo de abril cualquiera. Las 21 curvas de Alpe d’Huez una calurosa tarde de julio. La cima del Mont Ventoux barrido por el perenne aire que le da nombre. Los casi imperceptibles Lagos de Covadonga escondidos entre la niebla. El alto Cauberg en, por lo demás, unas tierras muy bajas. Y, por supuesto, el Koppenberg, ese bulto belga que infunde el mismo o más respeto en estos primeros compases del invierno ciclista que en abril.

El Koppenbergcross llegaba este martes de Todos los Santos a su 27ª edición y para celebrar esta efeméride los organizadores han decidido darle un importante lavado de cara a un trazado que, con esta reforma, se ha tornado en algo todavía mucho más duro, algo que ya es mucho decir para el lugar que le dio a Sven Nys, el Caníbal de Baal, uno de sus muchos alias: el rey del Koppenberg.

Este remozado no sólo ha afectado a la subida al Koppenberg, en cuya cima estaba situada hoy la meta, sino que también ha provocado que la zona de recuperación se haya visto seriamente acortada, por lo que a la dureza de la subida se le ha sumado una menor posibilidad de darle un respiro a las castigadas piernas que, por si todo esto no era suficiente, han tenido que afrontar la brutal ascensión nada más escuchar el pistoletazo de salida después de que también la línea de salida haya sido trasladada de sitio.

“Sólo ha sobrevivido un cuarto del trazado original”, explica Erwin Vervecken, diseñador de este nuevo circuito, que reconoce que el motivo de haber optado por este enorme lavado de cara no ha sido otro que “aumentar el espectáculo ya que el Koppenbergcross se había convertido en una carrera que permanecía bloqueada hasta el final. Ahora, teniendo que afrontar esta subida que durará entre dos o tres minutos cada vuelta y habiendo reducido el espacio de recuperación, hemos provocado que la carrera esté más abierta”.

El perfil del ‘nuevo’ Koppenbergcross / © DVV Trofee

La idea, sin embargo, no gustó nada a los grandes tenores del circuito elite masculino. Tanto Van Aert como los holandeses Van der Poel y Van der Haar no dudaron en asegurar que los organizadores se “han pasado con esta dureza” ya que “esto es más una carrera de bicicleta de montaña que un ciclocross. Es lo que es una carrera en la que hay una ascensión que dura de dos a tres minutos” mostrando, de esta manera, su descontento con esta propuesta en la que, según decía Van der Haar, es imposible “ir a tope todo el tiempo”, seña de identidad de esta especialidad ciclista, ya que “si lo consigues… bueno, entonces eres un súper hombre”.

Los últimos rayos de sol que habían calentado el circuito durante toda la mañana desaparecieron justo cuando se dio el pistoletazo de salida a la prueba elite masculina y la temperatura cayó en picado hasta los -5ºC, algo que iba a añadir todavía un poco más de dureza al asunto.

Parecía que todos hacían caso de Van der Haar y la salida fue mucho más relajada de lo que suele serlo en este tipo de pruebas, pero aquello no era más que un espejismo. Fue el flamante campeón de Europa, Toon Aerts, el primero en intentar saltarse el guión que las grandes figuras querían imponer. Su movimiento fue respondido por todos salvo por un Van der Poel que, como es habitual en él, se mantuvo ligeramente al margen de estos primeros movimientos.

Wout Van Aert sí quiso dar continuidad al movimiento de su compatriota, al que el domingo en Pontchâteau ayudó a vestirse con ese maillot de campeón continental y que hoy tendría, poco después, como su más peligroso rival. Tras algunas vueltas en las que ambos capitanearon un grupo de siete corredores, Van Aert aceleró y Aerts fue el único capaz de seguir su rueda, mientras que Van der Poel, que había cerrado el hueco de manera espectacular poco antes, explotaba de forma definitiva perdiéndose por completo para el resto de la carrera.

Fue en el cuarto paso por la línea de meta, cuando quedaban otros tantos giros todavía por dar, cuando el campeón del mundo volvió a acelerar y, esta vez sí, soltó ya de forma definitiva a un Toon Aerts que se quedaba en tierra de nadie peleando, por un lado, por evitar una sangría excesiva de tiempo en la general del Trofeo DVV y, por otro, mantener a raya al enorme pelotón de perseguidores.

Mientras que por detrás Van der Poel no era ni tan siquiera la sombra de ese corredor que hemos visto cada fin de semana desde que reapareciera de su lesión, Wout Van Aert volaba ya sobre el circuito dando un zarpazo enorme a la general del Trofeo DVV de la que el holandés, que encaraba las dos últimas vueltas con casi dos minutos de desventaja, ya se ha despedido de facto.

Toon Aerts veía como su peor pesadilla se convertía en realidad poco antes de iniciarse la penúltima vuelta al ser alcanzado por el grupo perseguidor en el que rodaba, junto a Van der Haar, el trío de los Marlux-Napoleon Games formado por Vantornout, Vanthourenhout y Pauwels, formando de esta manera el quinteto que iba a pelear por la segunda y tercera posición.

Fue poco antes de comenzar con el último giro cuando Kevin Pauwels lanzó su intento de asegurarse el segundo peldaño del podio. Tomó unos metros de ventaja el belga mientras en el grupito sus compañeros Vantornout y Vanthourenhout hacían de secantes a un Toon Aerts al que las piernas ya no le permitían demasiadas florituras. Sin embargo, ninguno de los dos pudo hacer nada para evitar que Van der Haar se marchara también en solitario en busca del podio.

Van der Poel fue el gran derrotado / © DVV Trofee

Con el triunfo ya en el bolsillo de Van Aert, llegaba el momento de centrarse en esa pelea de persecución que protagonizarían, en ese último giro, Pauwels y Van der Haar. El belga, que tras el Extraterrestre fue el que mejor supo gestionar sus fuerzas en el durísimo y complicado trazado, no se vino abajo y supo mantener a raya al holandés, que no pudo más que conformarse con la tercera posición.

Van Aert, que además del triunfo se llevó también el premio (y la bonificación) de los sprint especiales de la carrera, sumó un pleno al asegurarse, con un giro de 7:15:07, la vuelta más rápida del día.

Pese a haber conseguido este impresionante triunfo, al ser preguntado por su opinión sobre el circuito, Van Aert se reía y decía que “sigo manteniendo mi opinión. Es verdad que hoy me ha ido bien, pero creo que hay que pensar más en los corredores y este es un circuito demasiado duro. Hoy ha hecho frío, pero no ha llovido, pero no creo que sea una carrera que pueda hacerse si el tiempo es peor y el circuito se estropea mucho”.

El campeón del mundo aclaró que “no estaría mal si fuese una vez al año. No habría problema, pero cada semana tenemos que correr. No quiero que parezca que sólo quiero decir cosas negativas, pero creo que el anterior circuito era más atractivo y divertido para todos. Es una crítica constructiva”.

En cuanto a su carrera, Van Aert se mostraba satisfecho ya que “es la primera carrera del año en la que, sin averías o circunstancias especiales, me he podido ir en solitario pronto y es algo que siempre es divertido y me da mucha moral”, aunque reconocía que “el momento de irme no ha sido algo premeditado. Sencillamente, era el sitio donde cada vuelta he ido acelerando un poco más hasta que Toon Aerts se ha tenido que soltar”.

Por su parte, el gran derrotado del día, Mathieu van der Poel, no quiso poner excusas y reconoció que “sencillamente no iba. Ya iba quemado desde el principio y he pensado que iba a ser mejor ir a mi propio ritmo, pero ha quedado demostrado que no era suficiente”.

En cuanto a los motivos que han desembocado en este bajón tan espectacular en su rendimiento, Van der Poel reconoce que quizás haya forzado mucho la máquina en su empeño por volver de su lesión en su mejor versión, y es algo que puede haberle pasado factura como ya le sucediera el año pasado en Spa-Francorchamps. “Puede ser que me pase lo mismo que el año pasado, es cierto. No creo que sea cosa del europeo porque todos venimos de ahí. Espero que esta semana pueda recuperarme”.

Verschueren clava a De Jong en el ascenso final

Verschueren fue la mejor en el Koppenberg / © DVV Trofee

Thalita De Jong llegaba a Oudenaarde con la vitola no sólo de ser la poseedora de todos los maillots posibles en esto del ciclocross, verbigracia, el de campeona nacional, de Europa y del mundo sino con una racha de cuatro triunfos en cinco carreras, por lo que parecía que la holandesa iba a ser prácticamente invencible en las laderas de ese famoso bulto flamenco.

De hecho, De Jong intentó sorprender a sus rivales con un ataque lejano ya en la primera vuelta, pero incluso en estos primeros instantes de carrera algo parecía indicar que el golpe de pedal de la portadora del maillot arcoíris no era el mismo que el de otros días, algo a lo que seguramente haya contribuido el enorme desgaste realizado hace sólo dos días en Pontchâteau.

Jolien Verschueren se dio cuenta bien pronto de que algo no marchaba al cien por cien con De Jong y, pese al titubeo inicial, fue la única que consiguió cerrar el hueco y soldarse a la rueda de la holandesa que ya sabía que, lógicamente, la belga iba a colaborar muy poco con ella. Nadar y guardar la ropa. Esa era la táctica de Verschueren. Si llegaba a meta gracias al trabajo de De Jong, aquello le venía bien y, si no, siempre podía reservarse por si el trío formado por Sophie De Boer, Christine Majeurs y Sanne Cant les daba caza.

Todo se decidió en el último giro, cuando De Jong, consciente de que sus fuerzas no eran parejas a las de su rival, decidió intentar marcharse en el tramo de bajada aprovechando su mejor técnica, pero Verschueren se soldó, literalmente, a la rueda de la holandesa para protagonizar un impresionante cambio de ritmo en la subida final al Koppenberg, sobre cuya cima aventajó a De Jong en once segundos.

Por detrás, Sanne Cant perdió contacto con sus dos compañeras y tuvo que hacer un enorme esfuerzo para volver a contactar, lo que luego la dejó sin opción alguna de disputar la pelea por la tercera plaza, pero cabe recordar que, al contrario de lo que ocurre en el resto de las challenges de la temporada, el Trofeo DVV no se decide a los puntos sino en tiempo acumulado, por lo que cualquier metro recuperado podía convertirse en segundos cruciales al final de la temporada. Sophie De Boer fue la que, con casi dos minutos de desventaja, acabó en tercera posición.

Iserbyt se sacude la mala suerte y estrena su palmarés

Eli Iserbyt consiguió su primer triunfo / © DVV Trofee

“Ha tenido mala suerte, pero va muy fino” era la respuesta, pero la duda era lógica después de los malos resultados protagonizados en varias carreras de lo que llevamos de temporada, por lo que el periodista se veía en la obligación de preguntar a sus rivales para saber qué es lo que estaba pasando con Eli Iserbyt, campeón del mundo de la categoría sub23, al que no se veía en lo más alto del podio desde el ya muy lejano día 13 de febrero con motivo de la octava puntuable del Superprestigio de la pasada campaña en Middelkerke.

Hoy, en uno de los circuitos más importantes –y duros– del invierno ciclista Eli Iserbyt se ha sacudido, a la vez, la mala fortuna y la presión que comenzaba a pesar como una losa sobre sus hombres de necesitar, casi dos meses después del inicio de la campaña, sumar su primer triunfo. Qué mejor sitio, ya puestos, para conseguirlo que el Koppenberg.

Fue el checo Adam Toupalik el primero en intentar romper el ritmo de la carrera y lo hizo en los primeros compases de la misma. El intento fue más inconsciente que valiente y ni tan siquiera consiguió culminar la primera vuelta al circuito en esa posición privilegiada por delante del grupo en el que seguían rodando todos los favoritos. Tan brutal fue su desgaste que ni tan siquiera consiguió terminar la prueba, algo que demuestra muy claramente la dureza extrema que ha alcanzado este trazado con las novedades que ha introducido este año.

Eli Iserbyt comenzó entonces una preciosa demostración de inteligencia, control y fuerza completando una jornada sencillamente impresionante en la que demostró que, a poco que la fortuna le sonría o, al menos, no se crucen en su camino averías o caídas, sigue siendo ese hombre casi imbatible del pasado invierno.

Una vez que el campeón del mundo decidió marcharse en solitario, nadie pudo seguirle. Daba la impresión de que el maillot arcoíris iba con una pierna en la escarpada falda del Koppenberg, lo que le permitió ir abriendo hueco pedalada a pedalada hasta que quedó claro que, al menos hoy, nada había que nadie pudiese hacer por evitar su triunfo.

Los holandeses Jens Dekker y Gosse Van der Meer se tuvieron que conformar acompañar, por ese orden, en el podio a un radiante Iserbyt que no dudaba en asegurar que “esta ha sido una bonita respuesta a las críticas que he recibido estas últimas semanas” a la vez se reivindicaba diciendo que “en ningún momento he dudado de mí mismo en estas semanas, pero he de reconocer que no han sido divertidas”.

En cuanto a la carrera, el campeón del mundo explicaba que “en la primera vuelta no tuve demasiados problemas con controlar el ataque de Toupalik mientras que pude comprobar que los demás ya iban al límite. Al ver esto, he decidido poner tierra de por medio lo antes posible para poder correr a mi ritmo” y pese a que “cada vez que pasaba por meta veía que mi ventaja aumentaba”, Iserbyt aseguraba que “no he ido al cien por cien. Todavía tenía algo en la reserva por si lo necesitaba”.

Thomas Mein vence atacando como un escalador

En la carrera júnior fue el belga Andreas Goeman el que decidió, quizás de manera algo inconsciente, marcar un elevadísimo ritmo desde el momento mismo de la salida. Pese a lo que había por delante, nadie quiso darle ni un metro a Goeman y la reacción por detrás no se hizo esperar, por lo que ese primer y suicida intento tuvo una vida todavía mucho más efímera de lo que cabía esperar.

Varios intentos se sucedieron sin que el pelotón dejara que se abriera hueco hasta que a falta de una vuelta para el final se formó un grupo de cinco corredores en cabeza compuesto por Yentl Bekaert (Bél), Arno Debeir (Bél), Andreas Goeman (Bél), Timo Kielich (Bél) y Thomas Mein (Gbr), que acabaría por convertirse en un incomodísimo invitado entre ese cuarteto de anfitriones.

El británico no lo dudó y se lanzó a por la victoria nada más iniciarse la última ascensión al Koppenberg. Fue en el tramo adoquinado donde protagonizó un cambio de ritmo que nadie pudo seguir, lo que le permitió llegar a la cima en solitario por delante de Timo Kielich y Arno Debeir, que completaron el podio.

El vencedor reconoció que hizo una carrera en la que tuvo que combinar fuerzas e inteligencia ya que “sabía que no podía ir a tope desde el principio y por eso durante las primeras vueltas estuve manteniéndome a rueda de mis rivales, intentando elegir a los más peligrosos para mantenerlos controlados. Así, conseguí reservarme para la última subida. Decidí intentarlo desde los adoquines y cuando me di la vuelta vi que nadie me seguía”.

CLASIFICACIÓN ELITE MASCULINA

GENERAL ELITE MASCULINA TRAS LA 2ª PRUEBA

CLASIFICACIÓN ELITE FEMENINA

GENERAL ELITE FEMENINA TRAS LA 2ª PRUEBA

CLASIFICACIÓN SUB23

GENERAL SUB23 TRAS LA 2ª PRUEBA

CLASIFICACIÓN JÚNIOR