Kristoff se fija en un Monumento, el Tour y el Mundial

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Alexander Kristoff será el líder del Katusha-Alpecin en las clásicas / © Katusha-Alpecin

Nicolás Van Looy / Ciclo21Benidorm (Alicante). Enviado especial

La de Alexander Kristoff durante 2016 es una de esas historias de grandes contrastes que sólo pueden darse en el deporte y que únicamente los buenos aficionados al ciclismo pueden entender. Piénsenlo. ¿Cómo explicamos que el corredor tercer corredor con más victorias del año (13) no pueda presumir de haber tenido una temporada perfecta? Este aparente sinsentido, tan sencillo de entender para cualquiera que sepa ponderar la importancia de una competición frente a otra, se antoja incomprensible para los esporádicos a las dos ruedas.

El noruego, que sabe lo que es ganar monumentos y que ha levantado los brazos en el Tour de Francia, cerró 2016 con, como ya hemos dicho, 13 triunfos. Sólo Peter Sagan, con uno más y Timothy Dupont (lejos del circuito World Tour) con 15 entorchados pueden presumir de haber ganado más que él, pero la comparación, por ejemplo, con el genio eslovaco no aguanta comparación.

Kristoff, 29 años de almanaque, lo sabe y es consciente de que un corredor de su talla no puede permitirse otra campaña como la recién cerrada. Por ello, no duda en asegurar que uno de sus principales objetivos será “ganar un Monumento en la primera parte de la temporada. Eso me haría feliz. Creo que en San Remo y Flandes [las dos carreras que ya ganó en 2014 y 2015, respectivamente, N.d.A.] es donde más opciones tengo para hacerlo. En Flandes llevo cinco años en el top5 y San Remo es una carrera que se adapta muy bien a mis características. Si puedo ganar esas dos carreras estaré ya muy contento, pero un podio también sería bonito”. Sin embargo, el 2017 de Kristoff plantea más retos más allá de la primavera. “Después de ese primer pico me centraré en buscar una etapa en el Tour. Llevo dos años sin conseguirlo y ya va siendo hora de hacerlo. ¿El verde? ¡Mientras Sagan esté ahí va a ser algo muy difícil! No sé cómo se le puede ganar en esa pelea. Creo que se tendría que caer muchas veces [ríe]”.

La Vuelta a Flandes, que aparece como uno de sus grandes objetivos del año, sufrirá este año un profundo cambio en su recorrido. El noruego, que ya sabe lo que es ganar en De Ronde, sabe que en una carrera de estas características, todos los pequeños detalles pueden tener una gran influencia. “Los cambios están concentrados en la primera parte de la carrera. Incluso el Muro se ha colocado muy lejos de meta, pero también es verdad que cada año las cosas comienzan a decidirse más y más temprano. El primer año que lo corrí todo el mundo estaba esperando hasta el último paso por el Viejo Kwaremont y en los dos últimos años todo ocurrió mucho antes de llegar allí. Pese a ello, considero que el Muro está demasiado lejos como para ser un punto crucial”. Pese a que no cree que vaya a jugar un papel fundamental, el noruego asegura que “estoy muy feliz de que el Muro haya vuelto al recorrido. Es una de las subidas más bonitas de Bélgica y debería de estar siempre en el recorrido”.

“Hemos perdido velocidad”

El Katusha-Alpecin parece haber pivotado esta temporada más hacia un equipo pensado para las grandes vueltas y objetivos no tan centrados en las clásicas. En este sentido, el corredor noruego, que termina contrato al finalizar la presente campaña, analiza que “hemos fichado a muchos especialistas en contrarreloj, entre los que destaca Tony [Martin]. Luego tenemos a Zabel, que es un corredor muy completo, pero que destaca por su velocidad”. Pese a ello, Kristoff no teme que la capacidad de trabajo en los metros finales del Katusha-Alpecin se haya visto mermada. “Es verdad que con Guarnieri hemos perdido a un corredor más rápido que cualquiera de los hombres nuevos que han llegado, pero si Morkov y Haller pueden reservarse un poco más para el final las cosas funcionarán muy bien. Creo que estoy en buenas manos con estos dos chicos”.

Repasado lo que puede dar de sí el año que ahora acaba de comenzar, Kristoff no se corta a la hora de pedir su particular deseo de Año Nuevo. “Si pudiera pedir algo sería ganar la París-Roubaix porque así tendría las tres en mi palmarés. ¿Si es realista? Bueno… lo más realista es pensar que puedo ganar San Remo o Flandes, pero porque ya lo he conseguido antes, pero ya he estado dos veces entre los diez primeros en el velódromo. Es verdad que no he estado nunca peleando de verdad por la victoria, pero no se puede decir que sea imposible. Además, si sólo miras el recorrido, San Remo sería la más realista para mí, pero año a año he obtenido mejores resultados en Flandes”.

Pero hay una carrera, un día, del que todavía no se ha hablado: el 24 de septiembre de 2017, fecha en la que Peter Sagan pondrá en juego, por segundo año consecutivo, el maillot arcoíris en la ciudad noruega de Bergen, en la que Kristoff, claro, será uno de los grandes nombres a tener en cuenta. “Queda mucho tiempo, pero es un buen circuito para mí… ¡pero también para otros corredores!”, concede el de Katusha-Alpecin.

“No he vuelto a hablar con Boasson Hagen”

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Kristoff aspira a ser campeón del mundo / © Katusha-Alpecin

Uno de esos corredores a los que hace referencia sin nombrarlos será, por supuesto, Edvald Boasson Hagen, al que desde el pasado mundial de Doha Kristoff no esconde estar irreconciliablemente enfrentado. “Vamos a tener que encontrar la manera de trabajar juntos”, concede Kristoff. “El año pasado hablamos antes y después de la carrera, pero parece que él no estaba completamente de acuerdo. Yo no he cambiado mi punto de vista y no sé si él lo ha hecho, pero en Bergen creo que los dos tendremos que hacer nuestra carrera porque ambos tenemos opciones a la victoria”. Kristoff, que reconoce que desde aquella tarde en Doha no ha vuelto a hablar con su compatriota, no esconde que “no es que antes de aquel día hablásemos mucho fuera de la temporada. Creo que nunca lo hemos hecho. ¿Si tendríamos que intentar arreglar las cosas? Ya lo hicimos ese día y no funcionó. Él cree que hizo las cosas lo mejor posible, pero yo creo que no hizo su trabajo en absoluto. Básicamente, estamos de acuerdo en estar en desacuerdo. Somos dos corredores muy distintos y él tendría que haber probado sus opciones mucho antes. Llegado ese punto, era cosa mía. En ese momento me enfadé mucho… de hecho, hablo de ello y todavía me enfada”.

En cuanto al recorrido del mundial de Bergen, Kristoff explica que “va a ser duro, especialmente si llueve… como suele ocurrir. Especialmente en las curvas. La mezcla de lluvia y curvas va a hacer que el posicionamiento sea importantísimo en todo momento. ¿Si la lluvia es algo que me gusta? Digamos que es algo que puedo manejar. Soy un corredor que prefiere correr bajo el sol, pero en una carrera como esa la lluvia me puede favorecer”.

Como decíamos al principio de esta entrevista, el año 2016 de Kristoff puede leerse de manera muy positiva, atendiendo al número de triunfos, o muy negativa, mirando a la calidad de los mismos. ¿Se puede permitir un hombre como él otro año como este? “¡Es una pregunta complicada de responder!”, reconoce y sentencia que “no, siendo honesto he de decir que no estaré contento si no consigo una victoria grande. No ha sido un año malo. Creo que ha sido mi tercera mejor temporada, pero cuando llegas a ella después de pasar tus dos mejores años, da la impresión de que sea un paso atrás. En realidad, si miras mi saldo de puntos del año pasado no fue mucho peor que el de 2014, pero en aquel año tuve triunfos realmente importantes y esa es la gran diferencia. Por ejemplo, un triunfo en el Tour hubiese hecho que 2016 hubiese sido un año perfecto. ¿Ganar Flandes y nada más? No, eso tampoco sería una buena temporada porque el equipo necesita mis puntos… bueno, si fuese segundo en el resto de carreras sí que podría ser una buena temporada”.

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