“¡Qué bestia!”, tuiteó Chris Froome. Vasil Kiryienka (1981, Rechiza) acababa de dar la sorpresa y se colgaba el oro en la contrarreloj del Campeonato del Mundo en Richmond. Ni rastro de Tony Martin, Tom Dumoulin y Rohan Dennis, los grandes favoritos. A sus 34 años, el bielorruso del Sky -entrenado por el español Xabier Artetxe– exhibió toda su fuerza y vestirá el maillot arcoíris durante la próxima temporada. Toma el relevo, por cierto, de Bradley Wiggins.
En una contrarreloj de potencia, Kiryienka dio un recital en los 53,5 kilómetros y alcanzó su sueño, después de ser bronce en 2012 y cuarto en 2013 y 2014. Los grandes nombres, Wiggins, Martin, Cancellara, Phinney y Dumoulin, pudieron con él entonces. No ayer en Richmond. Y desde lo más alto del podio sonrió. La ocasión lo merecía. La guinda a una carrera profesional tardía pues no llegó a la élite hasta los 26 años. “Es una máquina, tiene un gran motor y cada carrera que estoy con él más me impresiona”, aseguraba Nicolas Portal hace un par de años. “¡Qué bestia!”, tuiteó Froome ayer, “¡la clavaste!”, alabó el ganador del Tour 2015 y líder del Team Sky a su gregario de lujo. Qué bestia sí, pero con un enorme trabajo por detrás.
Kiryienka efectivamente se ha ganado el respeto y la admiración de todos. Entregado para sus líderes y que, a la vez, no desaprovecha sus oportunidades. Su palmarés ahí está: tres etapas en el Giro de Italia, una en la Vuelta a España, así como en la Vuelta al País Vasco y la Vuelta a Burgos, la general de la Ruta del Sur, el bronce en el Mundial 2012, los cuatro títulos de campeón nacional y el oro de los Juegos Europeos de este año. Y ahora su segundo título mundial pues en ganó la puntuación en Manchester 2008.
Kiryienka comenzó su carrera profesional el Tinkoff (2007 y 2008) –cuentan que él mismo telefoneó y se ofreció a Tinkov- y después corrió con Eusebio Unzué desde 2009 hasta 2012, primero en el Caisse d’Epargne y los dos últimos años en el Movistar, equipo en el que es querido. De hecho, en 2011 dedicó su triunfo en Sestriere en el Giro a Xavier Tondo. El catalán le abrazaba cuando ganó en Lekunberri en la Vuelta al País Vasco, “te he dicho a la mañana que ibas a ganar” le dijo Tondo que fallecía trágicamente mes y medio después.
Y en el Mundial de Valkenburg, con el bronce al cuello, confirmó su marcha al Sky. “Me sorprende que llegara al podio. Es un sueño hecho realidad y he trabajado muy duro para que esto suceda. Estoy muy agradecido por lo que hizo por mí Movistar, especialmente el mánager general de Eusebio Unzué. Pasé a profesionales bastante tarde y en este punto tengo que dar un paso más. Sky es un equipo de campeones. Voy a aprender a hablar inglés, como aprendí a hablar italiano y español antes. Se lo debo al equipo para el que trabajo”, dijo entonces. “Fue una buena etapa en Movistar, pero la vida profesional es así y a veces hay que cambiar”, apuntó en una entrevista posterior.
Tres años después, suma y sigue y el oro de Richmond corona su temporada. En poco más de un mes, el bielorruso se alzó con tres triunfos de prestigio: ganó la contrarreloj de 59,4 kilómetros entre Treviso y Valdobbiane en el Giro, por delante de Luis León Sánchez y Alberto Contador; logró el oro en la crono de los Juegos Europeos de Bakú (Azerbaiyán); y su cuarto título de campeón de Bielorrusia. Bialoblocki pudo con él en el Tour de Polonia y en su último ensayo en la Vuelta a España solo pudo ser cuarto. La hora de la verdad en Richmond y simplemente arrasó, únicamente el italiano Malori discutió su victoria, se quedó a nueve segundos, pero Kiry respiró y culminó su recital en el repecho de meta. Solo entonces apagó su motor.
Un todoterreno bielorruso, silencioso, que vive buena parte del año en Pamplona y por eso ayer respondió en español en la rueda de prensa. Y que tiene una virtud, sabe hasta dónde puede llegar. Este 2015, explicaba lo siguiente tras ganar la contrarreloj larga del Giro: “Es una victoria muy especial para mí porque no había sido capaz de ganar una contrarreloj en los últimos años. En cuanto a ser un líder, es difícil ser un líder, ya que, en mi opinión, estás bajo presión todos los días. Es algo especial. No sé si me gustaría ese tipo de papel: tal vez para una carrera de una semana, pero en una carrera como esta…”. “Nunca he ganado un sprint”, incluso bromeó.
La recompensa para él no solo son sus victorias, sino que ganen los demás, esa es su esencia. Y él mismo explica su filosofía: “La gente piensa que soy eterno, pero la realidad es que necesito mucho tiempo de recuperación después de trabajar en cada carrera. La manera en que yo lo veo es que, si hago mucho trabajo y gasto mi energía, esto ayuda a los demás corredores a continuación a hacer su propio trabajo, a estar descansados y estar en una buena posición. Si eso les permite ir después a por un resultado o una victoria de etapa, entonces esa es mi recompensa por todo el trabajo duro”.
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