David Erguido, concejal del distrito Centro de Madrid, tiene una bici Peugeot de hace 20 años, que compró de segunda mano y ha ido «tuneando». Le gusta montar y lo hace a menudo, acompañado ahora por su escolta. «Voy mucho en bici por la ciudad: voy a entrenar a la Casa de Campo en bici, y también al trabajo, aunque no a diario». Su distrito, Centro, es la avanzadilla de los carriles para el uso de la bici en el corazón de la ciudad: lleva meses con el eje Alcalá-Sol-Mayor en marcha, y en septiembre empezarán los trabajos para reservar espacios para bicis en el primer cinturón, en torno a la almendra central.
También le sirve para sus visitas de control: «Creo que es el mejor medio para conocer a fondo el distrito: el ritmo de la bici te permite darte cuenta del estado de la calle, de la limpieza…». Hasta usa este medio de transporte para «bajar a Cibeles, cuando hay alguna reunión con la alcaldesa; es más rápido que hacerlo en coche».
Rechaza el tópico de que la topografía de Madrid dificulta el uso de la bici: «Para nada; además, ahora hay bicis eléctricas, con un motorcito, para ayudar. Eso de que Madrid no es una ciudad amable con los ciclistas en el fondo es un cliché».
Recuerda que otras capitales muy ciclistas, como Berlín o Copenhague, tienen un clima mucho más extremo que el madrileño, especialmente en invierno: «Yo allí en esos meses de frío no me montaría en bici, y allí lo hacen». Cuestión de costumbres.
En el caso de la capital, los últimos datos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Centro dicen que el porcentaje de bicicletas sobre el tráfico era en 2008 del 0,24 por ciento, y en 2012 es del 0,60, lo cual supone triplicarse, un crecimiento interanual del 29 por ciento. «Si hay algún medio de transporte en crecimiento exponencial, ese es la bicicleta: yo creo que la bici ha venido para quedarse»…